Capítulo 16

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~LEXA~

Con el rostro ardiendo miré hacia otro lado y escondí la cara entre las manos asi como en mi almohada.

Clarke soltó su característica risa burlona, pero no me obligó a responder. Estaba empezando a acostumbrarme a sus atenciones, considerándolas más como una rutina que intimas.

La desnudez era definitivamente algo a lo que me había acostumbrado. Otras cosas aún me hacian sentir incómoda.

Comenzaba a sentirme agradecida de que nadie más que Clarke entrase y saliese de mi habitación pero incluso ella me hacia sentir increíblemente avergonzada.

Cualquier tipo de ropa era demasiado incómoda, incluso el edredón, una vez tan suave contra mi piel, me parecia abrasivo ahora que me estaba curando. Odiaba sentarme sobre ella cuando tomaba mis comidas.

Entré en el cuarto de baño, todavía desnuda, y me miré en el espejo. Mi pelo era un desastre.

Me miré durante un largo rato. ¿Quién era esa chica que le devolvia la mirada?.

Me levanté el pelo para mirar el collar que me rodeaba el cuello. Tuve que admitir, el efecto era deslumbrante. Parecía una exótica criatura capturada en las selvas tropicales de Brasil.

Me pregunté por enésima vez cuáles eran los motivos de Clarke para mantenerme prisionera. Estaba desnuda a su alrededor cada dia y sin embargo ella no había hecho ademán de aprovechar al máximo lo vulnerable que yo era.

Estaba a su completa merced. Hubieron momentos en los que parecía que le costaba contenerse, pero lo hacía, siempre.

Deslicé el indice dentro del aro que había en el frontal, tiré de el, era muy seguro. Las muñequeras también eran parte de mi atuendo permanente ya que también estaban aseguradas con candados.

Podría haber intentado corlarlas, pero no había nada en la habitación que pudiera usar.

Las restricciones me hacían sentir de alguna manera más desnuda; llamaban la atención sobre el hecho de que no tenia nada más puesto.

Me di la vuelta, inspeccionando, como hacía cada dia, la amplia gama de marcas del latigo aclarándose.

La puerta se abrió. La «ama» entró con el desayuno. Me dirigí hacia el marco de la puerta del cuarto de baño, mirándole fijamente mientras cerraba la puerta con el pie.

Lo juro, esa mujer no dormía nunca. No estaba segura de qué hora era, pero de cualquier manera me pareció demasiado pronto para que ella estuviera duchada y vestida.

Clarke siempre iba vestida como si fuera a una fiesta o a salir por la noche, nunca llevaba algo informal o cómodo. Excepto, por supuesto, del día que nos conocimos.  Salté cuando él habló.

-¿Por qué te tapas?

Inmediatamente miré al suelo pero no aparté las manos de mis pechos.

- Estoy desnuda Ama.

Le contesté con voz trémula Dejó la bandeja sobre la cama.

-Has estado desnuda delante de mí antes. ¿Por qué de repente estás siendo tan modesta? Baja las manos y ven aqui.

Bajé las manos, juntándolas frente a mi mientras caminaba hacia ella. Clarke suspiró cuando la alcancé, apartándome las manos de mi sexo.

- No te cubras estando delante de mi. Es ridiculo, ambas somos mujeres, y tu eres mía. Me mordi el labio.

-Si, Ama. Dije un poco más alto que un susurro. Yo estaba de un humor muy raro. Cierto, estaba bastante deprimida, y ¿quién no lo estaria? Enfadada, asustada, confundida, sola, todos se habian convertido en sentimientos habituales.

Sin embargo hoy, me sentía de otra manera, además de todo aquello y en contra de toda lógica quería que Clarke lo entendiera.

Quería que me dijera cosas agradables, tal vez incluso que me abrazara.

Extraño no empezaba a definir mi estado de ánimo. De repente me entraron ganas de llorar pero en cambio me quedé mirando al suelo intentado no pensar.

Clarke suspiró prufundanente, tomando mi rostro entre sus manos.

-No tengo mucho tiempo para enseñarte cómo comportarte. Fruncí el ceño ante sus cripticas palabras.
¿Qué demonios significaba aquello?.

-Me siento mejor. Susurré. Aunque estaba segura de que mi cara decía todo lo contrario. Mi corazón se aceleró cuando sus suaves y cálidas manos me mantuvieron inmóvil.

Su rostro, esos labios, estaban demasiado cerca para mi comodidad, o no lo suficiente

-No hay ninguna razón para que no pueda ponerme ropa de nuevo. Dije.

Pasaron unos segundos, sus ojos azules buscando en los míos verdes. Su boca se curvó, una ligera y mezquina sonrisa alzó un lado de su boca.

Era una sonrisa que había llegado a conocer bien. Me habia olvidado de dirigirme a ella como Ama. Había emitido lo que podría haber sonado como una orden.

Creo que me estremecí y me parece que eso era lo que Clarke había estado esperando.

Me aparté de ella, arrodillándome instantáneamente a sus pies, esperando que se apiadara de mí y me concediera mi petición.

Alargó la mano hacia la hebilla de su cinturón y mi corazón latia a toda velocidad. Sacudi la cabeza furiosamente mientras alcanzaba sus manos para sostenerlas firmemente entre las mías.

- Por favor no me pegues. Dije con un susurro ronco. Me limpié la cara mientras las lágrimas caían.

-Lo siento, Ama. Por favor, no me pegues.

Ella hizo un sonido no muy diferente a una risa, pero más cercano a un gruñido molesto y golpeó mis manos apartándolas.

-Levántate. Dijo con voz calmada, pero yo solo me aferré a su pierna y llore. Ella suspiró profundamente, justo antes de sacarse la camisa de los pantalones bruscamente y desabrocharse rápidamente los botones.

No sé lo que me asustó más, la idea de que me volviera golpear o ella desvistiéndose. Me levantó por el pelo mientras un mar de miedo se apoderó de mí.

-Quítame la camisa. Abrí los ojos lentamente, aceptando lo que veía poco a poco. Creo que me quedé atónita.

Sus zapatos de tacón dejaban a mis ojos al nivel de sus suaves pechos besado por el sol.

Su respiración, como la mía, se había acelerado. Tal vez había sido un error de decirle que me sentia mejor.

Tal vez eso había sido lo único que la mantuvo a raya los últimos días. Incapaz de hacer otra cosa que obedecer, descansé mis manos sobre sus hombros, tiré suavemente de la tela hacia atrás hasta que se deslizó cayendo al suelo.

Captive in his armsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora