Capítulo 7

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~LEXA~

Me desperté, jadeando y desorientada, los bordes del sueño disipándose, pero no el pavor persistente en mi interior. La oscuridad era tan completa que por un segundo, pensé que no había despertado de mi pesadilla.

Luego despacio fotograma por fotograma, todo volvió a mi. Y como si cada fotograma estuviera catalogado y almacenado en mi estantería mental, arraigó un débil pero creciente concepto, de que esa pesadilla era mi realidad.

Ahora era una puta tal como pronosticó mi madre. Daría todo de mi para volver a esa época y poner solo la ropa que mi madre me ordenaba. Tal vez así no habría tenido que ir a vivir con mi padre, y él nunca hubiera hecho todo lo que hizo. Pero lo que deseo es que él nunca me hubiera vendido.

Ahora no era más que un objeto sexual para una mujer que no le importa que otros me hagan daño.

Tal vez debería luchar contra ella. Así se aburra y me deje libre para poder poder vivir una vida feliz.

Mi corazón se hundió hacia nuevas profundidades, los ojos ardiendo en la scuridad.

Miré alrededor desapasionadamente, reconociendo objetos familiares cero ninguno de ellos mio. Según se aclaró la confusión, más que nunca entro de la fría y cruda realidad, pensé, realmente soy una gran puta.

Esas palabras con luces de neón golpearon con fuerza dentro de mi cabeza. Miré de nuevo alrededor, rodeada por la extrañeza. Un espacio nada familiar.

Queria llorar Queria llorar por no haber visto esto venir. Queria llorar por la incertidumbre de mi futuro. Queria llorar por querer llorar. Queria llorar porque lo más probable seria ue fuera a morir antes de haber experimentado la vida.

Pero, sobre todo, queria llorar por ser, tan horrible, trágicay estúpidamente, una mujer.

Me sequé con enfado las lágrimas que amenazaban con escapar de mis ojos. Tenía que concentrarme en una manera de salir de aqui, no una manera de sentir lástima por mi misma.

La única luz provenía del tenue brillo que salía de una luz de noche cercana. El dolor en mis gluteos se había reducido una molestia general, pero mi jaqueca todavía rabiaba.

Estaba desatada, yaciendo bajo el mismo edredón grueso, cubierta de la cabeza a los pies en una fina capa de sudor. Empujé el edredón hacia afuera. Esperaba encontrar mi cuerpo desnudo bajo el edredón.

En su lugar encontre satén, una camisola y unas bragas. Agarré frenéticamente la tela. ¿Quién me había vestido? Vestime significaba tocarme y tocarme podia significar demasiadas cosas.

Clarke, ¿ ella me había vestido? El pensamiento me llenó de pavor. Y, por debajo de eso, algo más, únicamente más horrible; una molesta curiosidad.

Esquivando mis emociones contradictorias, me puse a inspeccionar mi cuerpo. Estaba dolorida en ciertas partes, por ejemplo mi brazo,  veo una pequeña curita en el. Seguro me inyecto o saco sangre.

Me duele la cabeza, el brazo, mis gluteos, pero entre las piernas no sentí nada notablemente diferente.

Ninguna molestia en el interior que sugiriera Clarke habría abusado de mi.

Me sentí momentáneamente aliviada, pero una hojeada más alrededor de mi nueva prisión y mi alivio se evaporó.

Tenía que salir de alli. Pense que Clarke podría tratarme mejor que todos esos hombres, que ella seria diferente, yo estaba dispuesta hacer todo por hacerla feliz y evitar que me devolviera a ese horrible lugar.

Pero me doy cuenta que ella pudo haber dejado que ese hombre me violara  y no hacer nada.

Aunque algo muy dentro de mi me decía que ella me protegía con su cuerpo.
Recuerdo  como me abrazaba, como cubrió mi cuerpo desnudo con la sábana para evitar que él me viera.

Me deslicé fuera de la cama. La habitación parceía una alcoba real, con paredes beige, una alfombra gigante debajo de la cama. Y una gran ventana. La decoración era muy elegante.

Olí mi ropa y olía a suavizante. Era de mismo tipo con el que yo lavaba la ropa de mi familia en mi casa.

Mi estámago se cerró. No odiaba a mi madre, la quería. Se lo tendría que haber dicho mása menudo, incluso si ella no siempre me lo decia.

Las lagrimas me escocian los ojos pero no podía desmorarme ahora. Tenía que encontrar una manera de escapar.

Mi primer instinto fue probar la puerta, pero descarté la idea como estúpida. Por un lado, recordaba que había sido cerrada con llave.

Por el otro, si no lo estaba, la posihilidades eran buenas para que corriera derecha hacia mis captores.

La mirada de aquel tipo, la de Bellamy, los ojos aparecieron como un flash en mi mente y un escalofrío violento me bajó por la espalda.

En lugar de eso, me arrastré hacia un juego de cortinas y las aparté, la ventana. Estaba cerrada con llave. Apenas contuve un grito exasperado. Deslicé mi dedos por los bordes de la ventana intentando empujarla hacia atrás, pero resulto ser imposible. Maldición.

La puerta se abrió tras de mí sin previo aviso. Me giré, golpeando mi espalda contra la pared como si pudiera de alguna manera fundirme con las cortinas.

La puerta no había sido cerrada con llave. ¿Había estado esperando por mi?

Ligeros, suaves y lentos, así caminaba Clarke través del suelo. Mis piernas temblaron mientras ella caminaba hacia mi.

Ella era el Diablo en persona, avanzando despacio, deliberadamente.

Clarke era suficientemente guapa como para hacer que mis entrañas se encogieran y mi corazón quisiera salir

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Clarke era suficientemente guapa como para hacer que mis entrañas se encogieran y mi corazón quisiera salir. Era pura perversión.

Mi miedo regreso mientras ella cerraba la puerta y caminaba hacia mi.

Captive in his armsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora