POV Narradora
El frío de la mañana envolvía a toda Corea, cada árbol, cada animal que rondaba por la relajante naturaleza, llegando hasta el cuarto en donde el pequeño cachorro se encontraba. Una tranquila y dulce mañana, con viento moviendo las hojas que se encontraban en los arboles, haciendo caer algunas. Jimin se removió en su cama aún estando dormido, sintiendo la helada brisa que entraba por el ventanal de su habitación. Escondió sus brazos en las suaves y frías sábanas, su cuerpo tembló obligando lentamente a abrir sus ojos. No había tanta iluminación, era la mañana perfecta, fría, calmada. Solo faltaba una cosa, más bien una persona para que Jimin estuviera completamente feliz, Yoongi. Desde temprano el híbrido está en su oficina, desde aquella horrible noche que los dos guardaban en lo profundo de su mente intentando no traerla de vuelta, ha evitado ha hablar sobre todo secreto que esconde el problema en el que estaban metidos. Jimin delicadamente puso sus pies en el piso que se sentía como una pista de patinaje de hielo, con la pequeña excepción de que no tenía la fuerza emocional para hacer un movimiento. Su relación con Yoongi se sentía débil, una cuerda a punto de romperse, los dos extremos perdidos en sus propios mundos sin estar consientes de que eran una sola cuerda, junta, unida, un extremo dependía de otro.
Las descubiertas piernas de Jimin se comenzaron a mover hasta su armario. Cuando llegó, abrió sin ánimos las puertas sacando un atuendo para este día, uno perfecto, lamentablemente para Jimin era igual que los anteriores, mentiras y miradas disimuladas. Yoongi y el se encontraban en la misma casa pero no había ninguna interacción entre ellos, ni siquiera comían juntos, Yoongi se dirigía a su oficina y Jimin a su cuarto. Hace exactamente una semana los lobos de la manada Jeon habían atacado su apartamento, Yoongi se había encargado personalmente de ir por sus cosas, entre ellas, ropa, peluches, decoración etc. Ahora todo eso se encontraba en su habitación, la cual era mucha más grande que todo su apartamento pasado. Sus peluches se sentaban en una esquina llena de estantes y pequeñas casas para ellos, todos juntos y felices. Su ropa en el gran armario con unas cuantas camisetas de Yoongi que una noche había tomado sin permiso, le gustaba oler el aroma de que desprendían estás ropas, llenaba un poco ese vacío que había en su cama por las noches.
A pasos lentos fue a la cocina, se encontró con su desayuno en la mesa, una taza de cereal rosado, se veía la gran cantidad de azúcar que este poseía, tal vez ese mineral le ayudaría a subir sus ánimos. Lo que se encontró definitivamente tenía el poder de subir sus ánimos y mucho más, Yoongi se encontraba sentado en la gran isla de la cocina tomando una taza de lo que olía como café.
POV Jimin
Yoongi se encontraba sentado, sus pies estaban a unos cuantos centímetros de tocar el piso, aunque se encontrara la mayoría del tiempo en casa, su ropa no estaba desordenada ni descuidada, sus labios estaban húmedos por el café que estaba tomando. Me acerqué con cautela hacia la mesa, agarré entre mis manos la taza, dí la vuelta y me iba a ir antes de que la atmósfera fuera más incomoda, pero escuché algo que me hizo quedarme.
-Jimin!- esa vos demandante que no escuchaba pronunciar mi nombre desde hace unos días. Jimin, no cachorro ni pequeño, solo Jimin. Me dí la vuelta lentamente pero el cuerpo de Yoongi ya no se encontraba sentado sobre la isla, si no que se encontraba a centímetros del mío, solté la taza con cereal ocasionando que todos los pedazos que antes formaban una hermosa pieza de cerámica, volaran quedando en lugares desconocidos, el cereal con el mismo destino, y la leche haciendo un inmenso charco, manchando los pantalones de Yoongi y un poco de mis piernas (ui que mal sonó eso 7w7). Bajé mi cabeza con preocupación pero Yoongi agarró mi mandíbula y me obligó a ver a sus ojos.
-No te preocupes.- me quedé estático sin decir nada.
-Porqué has estado así conmigo estos días Jimin!?- su olor se hacía cada vez más intenso