POV Narradora
Taehyung se encontraba sentado en el gran ventanal, definitivamente era su lugar preferido de la gran mansión. Tenía cientos de lugares interesantes pero, esa gran ventana en donde se podía ver el horizonte y los arboles cautivaba su pequeño corazón. Cuando se sentaba en ese sillón, podía pasar horas y horas viendo como los animales jugaban en el bosque. Imaginándose mil posibilidades de lo que haría y jugaría corriendo libre como antes, si tan solo pudiera salir. Con una cobija y un poco de pastel de chocolate estaba observando como dos pajaritos se bañaban en la poca lluvia que caía del cielo.
-A veces me pregunto como de esta casa puede salir comida tan rica.- dijo dejando el plato lleno de chocolate al lado para levantarse. Odiaba hacer eso, levantarse y moverse de ese lugar. Apenas se daba la vuelta volvía a estar adentro de esa casa tan aburrida. Darse la vuelta era como renunciar a dejar que su imaginación volará libre, volver a encerrar a ese lobo que tanto quería salir corriendo por esa puerta. Estaba seguro de que algún día lo haría, de que algún día el podría salir y jugar el en río, ir de compras por la ciudad, comer un postre en esa cafetería que le gustaba tanto. Todas esas cosas eran las que pensaba mientras veía esa por esa ventana.
-Algún día....- se volvió rápidamente y fue corriendo a la cocina para dejar su plato y lavarlo. No quería dejarle más trabajo a los pobres híbridos que trabajan para Jeon, recogiendo sus desordenes dentro de la casa.
Cuando llegó a la cocina consideró en lavar su plato o comer otro pedazo. Todo lo que hacía estos días era comer y estar sentado (mood de la cuarentena). Era su cuarto pedazo de pastel, después de todo Jungkook no comía cosas dulces entonces lo tenía solo para el. Cortó un pedazo más grueso que los otros tres y se fue feliz de ahí. Cuando regresó se encontró a Jeon intentando amarrar su corbata mirando por la ventana.
-Mierda...- dijo bajito para intentar caminar sin hacer ruido ya que, las cosas no estaban muy bien entre esos dos desde el apagón. Ninguno hablaba y Jungkook no lo tocaba, lo cual no le disgustaba pero era extraño que no intentara tener relaciones con el.
-Taehyung.- pronunció el alfa notando la presencia del omega detrás suyo.
-Mierda, mierda.- el alfa se volvió un poco irritando por la falta de respuesta de Tae. Caminó hacia el omega.
-Porqué siempre miras por la ventana, no le veo nada de especial.- el omega torció los ojos por la ignorancia de Jungkook.
-Porque tu si puedes salir.- dijo entre dientes.
-Que dijiste?- se retractó de haberle respondido al alfa de esa manera.
-N-nada- el alfa seguía intentando ponerse su corbata pero simplemente algo estaba mal en la manera en la que se estaba haciendo el nudo. Tae pensó en decirle que si ocupaba ayuda, pero si lo dejaba tocarla probablemente la apretaría hasta ahogarlo.
-Me vas a acompañar a una fiesta. No es una pregunta. Mierda!- el omega aguantaba su risa porque lo único que podía mirar era el nudo de la corbata.
-Si señor- dijo de broma, lo cual no pareció agradarle mucho al alfa. Se acercó a el alfa suavemente como lo había hecho en aquella tormenta. Desde ese día había aprendido a acercarse a Jungkook sin que lo rechazara. Agarró la corbata intentando no tocar sus manos.
-Déjame ayudarte.- después de todo Jeon era un niño en cuerpo de hombre. Un cuerpázo por si acaso. Deshizo el nudo que el alfa había hecho y esta vez la amarró de la manera correcta, cuando miró para arriba, observó los ojos de Jungkook. Parecía un cachorrito perdido sin saber que hacer, en lo profundo de esos ojos almendrados podía ver que había algo que no se enseñaba al mundo. También podía sentirlo, desde que lo marcó, podía sentir como Jungkook pensaba mucho pero decía poco. Se separó rápidamente de el. Jeon se encaminó a su habitación de nuevo.