Gabriel, un adolescente común, llevaba una vida rutinaria hasta que una mañana despertó para descubrir que su cuerpo se había transformado por completo en el de una chica. A medida que pasan los días, Gabriel conocerá a nuevas personas que desafiará...
Bien, llegó el día viernes lo que significa que falta mucho menos para el fin de semana y obviamente menos para que yo volviera a la normalidad por lo que si todo sale como lo planeado el día Lunes estaría yendo a clases siendo un chico y al fin está rara y loca historia llegaría a su fin... Debería estar feliz como los días anteriores por esta idea pero la realidad era muy diferente para mí, sentía... Miedo y angustia a que todo volviera a cambiar nuevamente pese a que era algo que deseaba bastante.
Sam: Gabi... ¿Estas bien?
Gabriela: S-Si, estoy bien...
Sam: ¿Que pasa?
Gabriela: Nada, estoy un poco distraída simplemente. ¿Vamos?
Sam: Si, te sigo.
Luego de haber desayunado con nuestros padres y tras que minutos después ellos se fueran al trabajo, mi prima y yo salimos de la casa para empezar el camino de casi todos los días rumbo a la escuela y aunque mi prima intentaba entablar una conversación conmigo para hacer más ameno el camino, la verdad es que yo no estaba muy conversativa el día de hoy.
Sam: Y... ¿Harás algo saliendo de clases?
Gabriela: No...
Sam: Últimamente estás muy callada... ¿Estas enojada conmigo?
Gabriela: No, no estoy enojado solo...
Sam: ¿Te sientes incómoda por usar toallas femeninas?
Gabriela: Si, se siente raro pero... Creo que también estoy estresada...
Sin más que decir, mi prima y yo seguimos avanzando por las calles hasta que llegamos a la escuela donde entramos y caminando por el patio escolar tendríamos por llegar a donde era nuestro salón al cual ingresamos pero como habíamos salido un poco tarde de la casa debido a mi demora, este estaba ya con algunos de mis compañeros dentro. Intentando ignorar a los que me rodeaban me dirigí a mi sitio de siempre donde dejé mi mochila en el respaldar de la silla y me senté en ella para poco después recostarme en la carpeta intentando despejar mis pensamientos pero un leve golpe en las costillas hizo que me levantara para ver qué se trataba de mi amigo.
Juan: Hola Gabi.
Gabriela: Hola...
Juan: ¿Y esa cara?
Gabriela: Tengo... sueño...
Juan: Se nota...
Mi amigo se sentó a mi costado y ambos empezamos a hablar sobre lo pasado en estos últimos días pero cuando menos nos dimos cuenta las clases ya habían empezado así que dejamos esta plática para luego y nos quedamos en silencio intentando prestar atención y obviamente no quedarnos dormidos. Pasadas las primeras dos horas la clase había terminado y estando yo media dormida pensé que sería bueno aprovechar el receso para ir al baño y lavarme el rostro.
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