Capítulo 3

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La dicha inundo el rostro de Bulma, el semblante severo del guerrero parado en frente suyo le daba la mayor de las recompensas de ese día tan amargo –Vegeta eres tú!! – por un maravilloso momento su júbilo fue infinito, el corazón se acelero creyéndose ya salvada, por fin después de tantas horas de incertidumbre Vegeta había ido a protegerla, desde el suelo miraba sonriente al guerrero, pero el príncipe no daba muestras de reaccionar, solo levanto una ceja, interrogante por la mujer que lo saludaba desde el piso. Bulma supo que algo andaba mal, como era posible que Vegeta no fuera inmediatamente a ayudarla? Solo entonces noto algo que tal vez su cerebro había pasado por alto: el saiyajin traía cola! Y su armadura era como la de otros soldados! Las típicas hombreras sobresalían, el rastreador en su rostro, todo eso y solo entonces notó otro importante detalle: Nappa y Raditz estaban a cada lado del príncipe escoltándolo. Toda la evidencia era contundente, estaba en el pasado, estaba en el planeta Freezer, cuando Freezer aún vivía... y Vegeta su amado saiyajin era parte de su ejército. Vegeta no la conocía, no había forma que él tuviera memoria alguna de ella, estaba sola.

Toda esta información proceso de una forma dolorosa en el cerebro de Bulma, casi no pudo oír a Nappa cuestionando a su príncipe sobre la mujer extraña que daba señas de reconocer a Vegeta y si este la conocía, al escuchar la respuesta negativa del saiyajin Bulma tuvo que sujetarse a sí misma, necesitaba pensar y calmarse, sentía un miedo profundo, inspiro varias veces tratando de pensar, hasta que cayó en cuenta de la conversación que tenían los soldados que la perseguían y los tres saiyajin, querían llevársela!

–esa mujer escapo de nuestra custodia, la llevaremos al distrito de venta y pediremos la recompensa por su captura... - los soldados no quisieron argumentar más, estaban frente a saiyajines, seres poderosos y muy malhumorados, al oír esto la científica se levanto

–no soy su prisionera! Ustedes salvajes me persiguieron sin motivo -

– tú eres una prófuga! Te encontramos oculta

–eso no quiere decir nada! Una persona puede ocultarse por muchos motivos, solo que ustedes son tan salvajes que no pueden pensar en nada! – Bulma debía defenderse, no podía dejar que se la llevaran a quien sabe donde

–que mujer más torpe! Te enseñaremos a gritar de verdad -

–claro! Son TAN valientes porque son dos y además me ven indefensa, vayan a buscar pelea con alguien de su tamaño! – todos se le quedaron viendo, de donde salía todo ese coraje para hablarles así? Las mujeres con carácter fuerte llamaban la atención de un sayajin, para bien o para mal. Raditz lo tomo a mal, la miraba de pies a cabeza reprobando a la mujer, en cambio Nappa se intereso en la mujer gritona, después de cuánto tiempo podía ver un ejemplar así de agresivo? Desde que su planeta natal fue destruido no pudo ver hembras así, todas eran demasiado sumisas y empalagosas. Vegeta en cambio lo tomo a risa, semejante ser tan débil desafiaba a los soldados mientras continuaban insultándose, era una pelea de lo más ridícula para el príncipe. Él tenía asuntos más importantes en mente, uno de estos era la misión anterior, a pesar de haber concluido con éxito los resultados no eran del todo satisfactorios, brindar cualquier tipo de información desfavorable a su campaña lo hacía sentir débil, de seguro el soldado Dodoria se reiría de ellos, Zarbon no ahorraría palabras para insultar a su noble raza, tres guerreros con experiencia teniendo dificultades en capturar un planeta, eso sonaba patético, era un insulto, si aún le quedaba algo de suerte la lagartija miserable de Freezer no se encontraba y podría salvarse de toda una sesión de insultos y burlas, aparte de eso estaban los días de reposo, más que unas vacaciones eran una evaluación disfrazada, una ocasión de medir el nivel de los soldados y así anotar sus logros, el porcentaje de poder y también cuán útiles eran como guerreros, todo eso iba a acontecer dentro de poco, las evaluaciones iban a ser particularmente duras, eran la ocasión perfecta para hacer trampa y perjudicar a quien tengas como enemigo, Vegeta lo sabía bien, por ser quien era sus enemigos eran numerosos. Esas eran las inquietudes del príncipe, debía ante todo cuidar el honor de su raza y no exponerse a las posibles trampas que iban poner, debía ser el más fuerte, más fuerte que el propio Freezer y algún día acabar con su miserable existencia para así poder gobernar de una vez el universo.

Por el momento estos pensamientos estaban ausentes, la distracción en frente suyo lo mantuvo entretenido por lo burlesco de la discusión entre una simple mujer sirviente y dos soldados de bajo nivel, pero ya se burló lo suficiente, ya había otorgado demasiado tiempo a ese acto de ridiculez y era hora de marcharse

–es suficiente de este asunto! Nos vamos de aquí – vegeta ponía fin a la discusión –hagan lo que quieran –

Los soldados respiraron más tranquilos, salieron ilesos de su encuentro con soldados reconocidos por todo el ejercito de Freezer, lo que nadie pudo anticipar fue el siguiente acto de la mujer, corrió detrás del peliflama hasta quedar en frente

– Por favor necesito hablar contigo! – quien era tan tonto para hablarle así a un saiyajin? Vegeta la miro y de un solo manotazo la mando otra vez al suelo, no se inmuto por el hecho, él había asesinado a incontables personas de numerosos planetas en el universo, quitar del camino a una hembra ruidosa no era nada para él. Para Bulma este hecho era el último empujón que la hacía caer dentro de su nueva realidad, estaba en shock, estaba horrorizada, Vegeta acababa de golpearla. No era nadie en ese planeta, no tenía nada, su estatus social, dinero, fama, todo era cenizas, todo se había ido, hasta su gran amor.

–insolente! Como te atreves a hablarme así! – Vegeta soberbio se cruzo de brazos.

Desde el piso Bulma sostenía su mejilla, le dolía la cara pero más le dolía el alma, sus lágrimas iban a salir pero ella debía ser fuerte, los soldados acudieron para llevársela, debía actuar y rápido

– por favor príncipe Vegeta, si pudiera escucharme unos minutos – Vegeta apenas la miro –por favor, se lo suplico –

Vegeta miro a la mujer tendida en el piso, al parecer ella le conocía, pero él no recordaba haberla visto nunca – dime mujer ahora mismo de donde me conoces – la levanto por el cabello haciéndola gritar –estoy esperando!! – la fuerte mano del sayajin la zarandeó causándole más dolor, tuvo que soltarla para que ella pudiera hablar

–ahh!!! por favor! Por favor no me lastime! Se lo suplico! – Bulma podía soportar muchas cosas, pero el dolor de la humillación que recibía no era una de esa cosas, se sujeto la cabeza adolorida, como pudo contuvo el llanto, debía actuar! Si no perdería lo único que aún le quedaba: su vida.

– habla de una vez! –Vegeta iba a perder la paciencia

–yo... yo necesito hablarle en privado! -

–como te atreves a decirme eso!

– se lo suplico, tiene que ser en privado! – el saiyajin se le acerco como si le fuera a golpear una vez más – si lo decide, si el príncipe así lo quiere nadie puede decirle que no! Contestare a cada pregunta que haga, por favor, por favor, se lo suplico, vamos a un lugar donde nadie pueda molestarlo... -

El príncipe lo pensó por un momento, qué podía perder? Que beneficio podía obtener de esta mujer extraña? La respuesta era obvia: nada en lo absoluto, sea quien sea nadie significaba nada para él. Solo podía obtener una respuesta que en apariencia carecía de valor: como lo conocía? O si era absolutamente franco consigo mismo le haría la pregunta que en verdad le intrigaba: por qué mostro tanto júbilo al verlo? En toda su vida no podía recordar que le dedicaran semejante semblante a su llegada, ni su querido padre el rey, ni nadie de la realeza, nunca había sucedido. Podía dirigirse a su habitación y olvidar el asunto, o podía llevar a la intrusa, interrogarla y matar un poco el aburrimiento de pasar otra noche solo. Cruzo los brazos y ordenó a la mujer – síguenos! Si me haces perder el tiempo morirás ahí mismo! Y ustedes – a los soldados –váyanse de mi vista! –

LA VERDAD DE MI PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora