capítulo 60

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La humana se había alejado solo un poco para decir esa frase, se alejó pero no se separó del varón, quería sujetarlo entre sus manos en un intento por compensar todas las veces que no pudo sostenerlo.

–Tú lograste crecer mucho, como persona siempre has sido impresionante, nunca vi un niño más elogiable en determinación ni un hijo más obediente. Pero si la situación fuera la revés, si tú me verías cómo fui en el pasado, qué verías? Una niña caprichosa? Una niña mimada que vivió entre algodones y lujo? salí de aventura es cierto, pero eso no se compara, yo no tuve que enfrentar ni de cerca dificultades tan terribles como las tuyas. Maldición Vegeta! Si al menos hubieras mostrado una brecha, un signo de debilidad, alguna característica de un infante regular, pero no encontré nada, nada aparte de la soledad que alguna vez nos persiguió, eso y el orgullo fue lo que compartimos en mundos diferentes. Deseé en ese momento que cualquiera que fuera el destino que me deparaba el futuro ser una mujer digna de ti, la esposa que mereces.

El peliflama estaba totalmente sorprendido por cada palabra que acababa de oír. Esta situación, el enterarse de lo que sucedió en el pasado y ahora escuchar a su esposa, todo aquello debía ser irreal. El que Bulma estuviera en su planeta, que Bulma estuviera en su palacio, Bulma siendo testigo de la última etapa de la realeza saiyajin antes de su caída, todo era demasiado fantasioso. Una parte de él era especialmente feliz, la otra se mostraba confundida ante tanta revelación. Sin embargo aún aturdido pudo aseverar

– Eres mucho más de lo que merezco.

Con una sonrisa Bulma negó moviendo la cabeza. Vegeta sin embargo recibió esa sonrisa y le devolvió otra, cuando ella sonreía lo obligaba a ser parte de esta, la ojiazul lo acercó en ese instante porque sintió que esos misteriosos ojos negros le estaban pidiendo que lo hiciera, y se preguntó remotamente qué habría pasado con la Bulma molesta de hace poco, con la Bulma adolescente que soñaba con la aventura, con la Bulma infante que solo hacía cuanto le apetecía, todas ellas esperando, idealizando, fantaseando o refutando sobre el futuro, Bulma tenía a ese futuro en sus brazos y no podría estar más satisfecha, porque lo único que importaba en ese momento era que amaba a ese hombre, aunque mucho había sucedido y mucho sucedería en el incierto mañana, eso no iba a cambiar, se perdieron en el camino, pero lograron encontrarse, otra vez.

Lo que necesitaban estaba justo entre sus brazos. Estaba justo en la piel que tenían tan cerca. Unieron los rostros apoyándose con gentileza y cerraron los ojos, era perfecto, el momento era simplemente perfecto, los labios se separaron en un intento de mostrar lo que deseaban, los labios del otro que necesitaban, las manos no se deslizaron sino que se sostuvieron con firmeza, entre abrieron los ojos y sus miradas se unieron, la respiración se hizo más fuerte y la piel de ambos tembló. Con inercia los labios se acercaban para apresarse.

Entonces la puerta fue golpeada.

Un llamado que era casi un reclamo hacía que la puerta se moviera señalando una evidente visita. Bulma atendió al llamado con algo de fastidio revelando a un triste Trunks, el niño pidió con total timidez el permiso para compartir el lecho con sus padres.

El pequeño había estado solo en su cama, dando vueltas, con el sueño eludiéndolo y con los pensamientos atosigándolo. Qué debía hacer? sintiéndose inseguro por la situación se removía la duda en su mente, todo podía cambiar por la mañana, esa felicidad que apenas comenzaba a sentir como propia le parecía tan sólida como una débil rama, como si la realidad pudiera disolverse con solo cerrar los ojos. Así como su madre había cambiado en dos días, así como su padre se fue de improvisto, la felicidad podía estar a unas horas de acabar. Reuniendo valor se dirigió a la habitación de sus padres y la puerta cerrada lo detuvo, lo hizo dudar y casi lo animó a volver sobre sus pasos, pero la necesidad imperiosa de cerciorarse de que todo era real y lo continuaría siendo por la mañana lo hizo persistir y finalmente llamar a la puerta.

La mujer reprimió el sentimiento de culpa que comenzaba a incomodarla, trataba de calmar al pequeño pasando con suavidad las manos por su cabello y besando su frente. Le arrojó una mirada decidida a su esposo, quería que él dijera las palabras que su primogénito necesitaba escuchar.

Vegeta no iba a oponerse. En cuanto dio la respuesta afirmativa a su hijo, este cambió totalmente su expresión, Trunks ya recorría la habitación emocionado mientras el príncipe iba a preparase para dormir. Regresó a los pocos minutos vistiendo un pantalón pijama y levantó al pequeño colocándolo en medio de la cama, Bulma abrazó al niño y lo besó en la frente diciéndole buenas noches. Vegeta apagó la última lámpara terminando de cubrir a todos con las cobijas. Madre e hijo no tardaron en sucumbir a la grata calma que los rodeaba. En la oscuridad todo quedó en silencio. En todo, excepto en la mente del saiyajin, una pequeña duda que aguijoneaba en sus pensamientos.

LA VERDAD DE MI PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora