capítulo 29

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En sueños la oscuridad volvía a molestarla, no la negrura que encontraba en la mirada de su amante, no, era una oscuridad insidiosa que la amenazaba con volver a rodearla y atraparla. Bulma abrió los ojos aturdida, la nave se sacudía violentamente por la velocidad en el ingreso a un nuevo planeta, pero no era eso lo que logró que se aferrara al saiyajin, sino la pesadilla que tuvo hasta hace unos instantes, su intuición le dictaba que aquello no era una coincidencia sino tal vez un mal presagio, por eso se abrazó a él pegando el rostro al del hombre. Sin pretenderlo tembló ante una inevitable posibilidad, en algún momento se preguntó cuánto más le quedaba por aprender del hombre que amaba, ahora se preguntaba qué pasaría si encontraba algo que no pudiera amar de él.

Aterrizaron con la acostumbrada brusquedad, aterrizar era lo incorrecto, se estrellaron en un suelo duro haciendo que la nave crujiera, Bulma se cubrió los oídos y trató de darle paso a Vegeta para no demorar su salida, la compuerta se abrió dejando entrar humo, tanto como si estuvieran en un tremendo incendio, ambos tosieron y el príncipe salió de prisa cerrando la compuerta dejando que la humana sufriera por aire en ese sitio pequeño. La situación era muy mala, en ese planeta ya se esperaba la llegada del ejército de Freezer y los esperaron con una calurosa bienvenida, incendiaron bosques enteros con la esperanza de asfixiar a cuantos pudieran, al ver al saiyajin elevarse sobre el humo comenzaron a disparar, las posibilidades eran alentadoras contra un solo oponente, pero al ver caer a otras dos naves los habitantes del planeta lo pensaron mejor y replegaron sus fuerzas. No iban a sacrificar a sus valiosos soldados en un ataque sin probabilidades de éxito.

Libre del ejército local Vegeta elevo la nave y abrió la compuerta, Bulma intentó salir desesperada, tosiendo no se fijó que estaba en pleno aire sin tener donde apoyar los pies, si el príncipe no la hubiera sujetado su caída era segura – ten cuidado con lo que haces!! – el saiyajin le grito enfadado, no llevaban ni unos minutos y ella ya era imprudente, la nave le hubiera abastecido del oxígeno suficiente si ella pudiera mantener la calma, con los filtros y demás componentes era prácticamente imposible sufrir de asfixia. Pero ella no era un soldado y su resistencia era muy limitada, la falta de aire y el calor hacían que ella tosiera mucho, Vegeta lo consideró por unos instantes, necesitaba dejarla en un sitio alejado de todo ese humo y el calor. Bulma volvió al interior de la nave, por la ventanilla veía con claridad cómo iban dejando el incendio atrás, el cielo teñido de rojo y naranja brillaba cada vez más lejos. La nave comenzó a moverse de manera extraña y finalmente descendió, Bulma no podía creer lo que veía por la ventanilla y abrió la compuerta para convencerse, aquello parecía una ciudad, pudo ver un gran número de personas transitando apresuradas por las calles, pudo ver una persona que se aproximaba a una ventana, en otra un niño divertido sonreía por la novedad y la saludó a través del cristal.

Cuando los habitantes del lugar vieron descender a un hombre con un cargamento desde el cielo no se asombraron, sus soldados hacían eso casi a diario, pero al ver a ese extraño hombre descender no entendieron de que se trataba, la escena parecía hasta graciosa al ver a ese hombre de poca estatura levantando una esfera tan grande en sus hombros, este extraño dejó la esfera en el suelo resquebrajándolo por el peso, ese sonido alertó a todos los que se encontraban cerca a mirarlo, los curiosos se aproximaron a sus ventanas y la gente en las calles detuvo todo para ver al extraño. Pero al ver su armadura y el rastreador comprendieron con horror de quien se trataba, hubieron mujeres que comenzaron a gritar, comenzaron a correr y a dar instrucciones para una evacuación.

Era una jugada muy agresiva por parte del saiyajin, llegar con la nave y el rastreador apagados, volando bajo evitó aparecer en los radares y los sistemas de defensa de la ciudad no se activaron ni alertaron a nadie, además era un lugar libre de los efectos del incendio, ideal para dejar a su esclava, para el príncipe era derribar dos pájaros de un tiro. Vegeta arregló sus guantes y activó el rastreador, nadie a kilómetros tenía un poder medianamente decente, así que comenzó la destrucción de la ciudad de forma ordenada, primero debía destruir a los civiles, esto provocara desorden entre las tropas locales tan pronto tengan la noticia, luego debía destruir los suministros y finalmente las armas. Levanto una mano en dirección al edificio más próximo, aun habían personas en sus ventanas que trataban de entender que sucedía y arrojó una esfera de poder, los vidrios del edificio temblaron antes de estallar en pedazos, el sonido de tanto cristal romperse logró que los gritos de auxilio comenzaran en toda la ciudad.

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