T H I R T Y F I V E

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- Ya, Yoonie, quiero ver ¿qué es? 

- Nada de eso, Jiminie, tienes que esperar, recuerda la paciencia hace al maestro.

- Pero...

- Sin peros.

Jimin volvió a cubrir sus ojos, no podía creer lo que le decía Yoongi, hace unos momentos había pasado por él para poder irse a la casa del pelinegro, y antes de que entraran le había pedido que cubriera sus ojos con las palmas de sus manos, simplemente Jimin no entendía nada de lo que estaba pasando, pero había decidido hacerlo, le gustaban las sorpresas, pero lo ponían ansioso, ¡ya quería saber que era lo que Yoongi tenía en mente!

- ¿Ya puedo?

- Aún no, eres muy desesperado ¿no crees?

- Sí, lo soy.

Ambos soltaron una risa después de que Jimin hubiera dicho aquello.

El pelirrubio sentía como las manos de Yoongi habían pasado de sus hombros a su cintura, se sintio solo un poco extraño, pero era esa extrañes que te daba una sensación tan reconfortante que llegaba al punto de gustarte, y era así como se sentía Jimin en esos momentos.

Yoongi por su parte lo guiaba hacía la estancia, tenía preparado algo especial para Jimin, y es que quería darle una sorpresa después de todo este tiempo que anduvo soportándolo. En cuanto por fin habían llegado Yoongi detuvo sus pasos, por instinto, Jimin también lo hizo, ahora había sentido como las manos de Yoongi se habían apartado de su cintura.

- Puedes quitarte las manos, ya.

- ¡Al fin! -en cuanto Jimin lo hizo noto todo, no sabía que decir.

Toda la estancia estaba decorada con luces que se utilizaban en la época de navidad, todas blancas, no tenían un orden especifico, y allí no estaban los sillones, ni la mesa de centro, solo estaba la alfombra, había algunas velas colocadas a los alrededores, y había otra cosa, una grabadora, al parecer estaba conectada.

Simplemente la misma escena se le hacía tan linda, las cortinas no permitían que la luz entrase, y parecía como si estuvieran de noche, cuando en realidad apenas estaban a punto de ser las doce que darían comienzo a la tarde.

- ¿Te gusta? -la pregunta de Yoongi lo había sacado de sus pensamientos.

- Sí... pero ¿para qué es todo esto?

- Bueno, se me había ocurrido que era una buena idea el poder bailar contigo, por unos momentos, primero pensé, ¿debería invitarlo a un sitio en dónde podamos bailar? Pero después pensé, eso no sería para nada original, y luego se me vino a la mente transformar mi estancia en un pequeño lugar exclusivo para ambos, la verdad no sabía si esto te gustaría, pero ya te he traído.

- Me gusta, es muy lindo.

- Que alivio, por un momento pensé que me mandarías muy lejos.

Jimin sonrió mientras negaba con la cabeza, sabía que Yoongi solo lo decía en broma, después de todo Jimin no sería capaz de mandar a volar a Yoongi, en verdad le gustaban los pequeños detalles que hacía para él, a veces sentía que debía darle más detalles a Yoongi.

El pelinegro se dirigió hacía la grabadora y lo primero que hizo fue encenderla y colocar un disco, la música comenzó a sonar, Jimin había colocado sus manos detrás de la espalda, sentía sus mejillas calientes, no sabía porque se sentía avergonzado en esos momentos, pero esa vergüenza se sentía tan cálida y enigmática que quería seguir sintiéndola todo el tiempo.

El pelirrubio conocía esa canción perfectamente, de nuevo era "More Than Words" de Extreme, estaba comenzando a pensar que quizás Yoongi estaba considerando esa canción como la melodía perfecta para ambos, y debía admitir que también la estaba considerando, era su canción, la perfecta canción para dos chicos enamorados el uno del otro.

Dejo sus pensamientos de lado al ver como la mano de Yoongi se colocaba con la palma hacía arriba en su dirección, estaba dándole a entender una invitación para bailar.

- Lo sé, tal vez no estés a gusto para bailar.

- No digas eso -Jimin coloco su mano para que Yoongi por fin la tomará-. No me negaría a bailar contigo en ningún momento.

- Entonces, te lo agradezco, me siento el chico más afortunado.

- Eso debería decir yo.

Yoongi de inmediato acerco a Jimin hacía él, la cercanía era mucha, Jimin estaba pegado al pecho de Yoongi, las manos de Yoongi abrazaron su cintura, mientras que él las había colocado entrelazando sus dedos detrás de la nuca de Yoongi, ambos tan juntos, pasos pequeños, de un lado a otro, y al ritmo de la melodía.

El pelirrubio había recargado su cabeza en el hombro de Yoongi para poder disfrutar de los suaves movimientos que ambos hacían para poder dedicarse a bailar en pasos lentos aquella melodía, Jimin sentía que la canción era la adecuada en esos momentos, ambos estaban disfrutándolo tanto.

Yoongi miraba de vez en cuando la cabellera rubia de Jimin, sentía como el cuerpo tan cálido de su novio estaba contra él, en ese abrazo que era su posición para bailar, Jimin podía sentir los suaves latidos del corazón de Yoongi, podía asegurar que su corazón parecería un loco a comparación del de Yoongi.

Jimin dejo de recargar su cabeza en el hombro de Yoongi y fue allí que lo miro a los ojos, Yoongi también lo había hecho, cada uno se analizaba con la mirada.

Al pelinegro le encantaba como mechones rebeldes del cabello de su novio lograban cubrir un poco su frente, sus hermosas cejas perfectamente delineadas, esas mejillas con el leve rubor que podía notar gracias a las luces, sus ojos que al sonreír podían convertirse en pequeñas sonrisas, esos orbes hermosos de color marrón que lo habían atrapado, y sus labios carnosos, le encantaba sentirlos cada que se besaban, tan suaves y delicados.

El pelirrubio amaba la mirada de Yoongi, tan profunda, esos ojos parecían un universo que no podía parar de observar, la piel tan blanca de Yoongi, le gustaba como hacía que resaltase junto a su cabello negro que era muy suave, su pequeña nariz, sus delgados labios con ese rosa pálido, Jimin nunca hubiera pensado que un chico como Yoongi se hubiera fijado en él, y aún no lo podía ni creer, pero le gustaba que lo hubiera hecho, sentir cada uno de sus toques hacía que por su cuerpo pasase una corriente tan fantástica que podría hacerse adicto a ella.

Ninguno de los dos se había percatado cuando habían acortado más la distancia, la canción casi iba a terminar y ellos ahora podían sentir el aliento contrario, Jimin abrió levemente los labios, ambos seguían tan perdidos en la mirada del otro que no importaba nada más en esos momentos.

Siguieron acortando la distancia hasta que por fin rozaron levemente sus labios, y después para unirlos en un beso, un suave toque, Yoongi comenzó a moverlos para que después Jimin le correspondiera, sentían como sus corazones comenzaban a acelerarse, y el suave toque entre sus labios, hacía por por ellos recorriera una calidez inexplicable, una sensación de cosquillas, esas malditas ya conocidas mariposas en el estomago, un revuelo de emociones juntas, que estaban amando en ese momento, y más porque sabían que las causaba el uno en el otro.

White Flowers ||YoonMin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora