T H I R T Y E I G H T

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Podía considerarlas las semanas más largas de toda su vida, de eso estaba muy seguro, no se había comunicado con ninguno de los chicos en ningún momento, no quería interrumpirlos en sus preciadas vacaciones que tanto esperaban.

Pero en especial no quería interrumpir a Jimin, de vez en cuando le mandaba un mensaje preguntando el como se encontraba, solo así podía comunicarse con él, siempre le escribía que lo amaba, y siempre lo hacía para recordarselo, que no lo olvidará en ningún momento, pero sabía que Jimin no lo olvidaría nunca.

La primer semana había sido algo dura para Yoongi.

Habían aparecido otras lesiones y no quería ni siquiera verlas, no podía soportar el verlas, y es que podía percatarse que algunas parecían manchas de pintura casi marrón en su cuerpo, odiaba verlas, pero por supuesto la ropa lo ayudaba a ocultarlas para que así su madre no se diera cuenta de ellas.

Sin siquiera pensarlo, había dejado de comer mucho, pero por supuesto su madre se había dado cuenta de aquello, y le había pedido que no dejará de comer, que debía seguir haciéndolo, y solo por eso, porque era una simple promesa, lo había cumplido, pero la realidad era que no sentía que los alimentos fueran necesarios ya en su cuerpo, no sabía si seguir comiendo, no estaba seguro de poder seguir haciéndolo.

Cada vez podía sentir como su cuerpo era prácticamente inútil, o el así lo sentía, cada vez se sentía más como un muñeco de papel el cual podía derribar el aire con una leve ventisca, a veces incluso evitaba mirarse en el espejo para saber el estado en el que se encontraba, aquella semana también había ido a cortar su cabello, y ahora ya no cubría casi sus ojos.

La siguiente semana su madre le había dado la gran sorpresa de que había logrado conseguir sus preciadas vacaciones para pasar tiempo con él, pero sobre todo su madre quería estar al pendiente de él, pues algo le decía que algo estaba mal con su hijo.

Yoongi trataba de evitar a toda costa subir las escaleras, solo lo hacía cuando en verdad necesitaba hacerlo, pero de ahí en fuera, lo evitaba, sentía demasiado cansancio al hacerlo, subía los escalones tan despacio, uno por uno, se apoyaba con el barandal para poder darse el impulso suficiente para subir los escalones, agradecía que por lo menos no había muchos escalones, pues sentía que tardaría más de una eternidad en subirlos.

Desde el fin de semana su madre había comenzado a quedarse con él, y por supuesto ambos iban de un lado a otro, ir y acompañar a su madre de compras lo hacía sentirse feliz, la había extrañado en todo este tiempo y es que tenerla allí por unas semanas le ayudaría mucho a poder olvidarse del como se encontraba.

Su madre había notado solo algunos de los cambios que había tenido debido a su enfermedad, para Yoongi ahora era mucho más difícil ocultar el hecho de sus ojeras, debido a que su madre lo había descubierto maquillándose.

Pero aún así su madre había sido comprensiva con respecto a eso, también había descubierto la pequeña cicatriz que había dejado una de sus lesiones, Yoongi le había mentido sobre que por accidente se había hecho una cortada por sostener mal unas tijeras, pero que debía de estar despreocupada porque no había sido una herida tan grave.

La tercer semana, había sido peor, y Yoongi lo sabía, sus ataques de tos eran más frecuentes, y aún podía ver aquellas pequeñas gotas de sangre, una vez se tuvo que quedar en cama porque se sentía demasiado débil, su madre al revisarlo se había percatado que su temperatura había subido un poco.

Eso había alarmado demasiado a Yoongi, porque no quería tener nada que ver con una posible fiebre, sería su fin si eso era, afortunadamente no había sido así, y al siguiente día se encontraba mucho mejor, o eso es lo que él quería aparentar para dejar de preocupar a su madre.

El viernes por la tarde habían ido al cine, se estrenaba una nueva película y ambos estaban ansiosos por ir a verla y por supuesto que lo habían hecho, Yoongi no era un gran fanático del romance, pero sabía que su madre lo era, y no había dudado ni un solo segundo en complacerla e ir a ver aquella película.

Debía admitir que le había gustado mucho, y por supuesto había visto llorar a su madre de la emoción al ver la película, no había dudado para nada en darle un abrazo para que se sintiera mucho mejor, lo cual ella había agradecido.

Habían llegado a casa después de un día de diversión en el cine, Yoongi fue el primero en entrar, para después que su madre entrase y cerrará la puerta detrás de ella.

- ¿Te gusto la película? -pregunto su madre.

Yoongi estaba por irse a su habitación, se sentía demasiado cansado, había logrado prestar atención a la película, pero aún así de vez en cuando sentía la necesidad de cerrar los ojos para poder descansar.

- Por supuesto, aunque aún no estoy de acuerdo con que lo haya perdonado.

Su madre soltó una pequeña risa al recordar aquella escena final.

- Ni yo, pero así es como trabaja Hollywood, cariño.

- Sí, debería ser un cineasta, así los finales serían más inesperados.

- Me encantaría ver esos finales, apuesto a que serán los mejores -su madre había dejado su bolso en la mesa de centro de le estancia.

Yoongi la observaba desde el principio de la escalera, mantenía su mano derecha reposando en el barandal, sentía que podía llegar a caerse si seguía parado allí.

- ¿No quieres algo de comer?

- No, mamá así estoy bien, creo que debería dormir un rato.

- Está bien, cariño, estaré aquí por si necesitas algo.

Yoongi sonrió para después darle en respuesta un leve asentimiento con la cabeza.

- Mamá... -la mujer miro hacía su hijo-. La he pasado excelente el día de hoy.

- Lo mismo digo, y en dos días podrás asistir de nuevo al colegio, debes estar preparado.

- Lo estaré -Yoongi sonrió-, iré arriba.

En cuanto Yoongi había subido solo dos escalones, se detuvo, su madre extrañada miro con el ceño levemente fruncido a su hijo.

- ¿Estás bien, cariño?

El pelinegro sintió como todo frente a él daba vueltas, se movía levemente, cerro por unos momentos sus ojos, no se había percatado que había llevado su mano libre hacía su cabeza.

- Yoongi...

- Sí, estoy... -y no lo espero, era una debilidad tan grande que no podía ni siquiera sostenerse a él mismo, dejo de agarrar el barandal y termino en el suelo.

- ¡Yoongi!

Su madre se escucho alarmada al ver como su hijo prácticamente se había desmayado, de inmediato fue hacía él.

Yoongi abría y cerraba levemente sus ojos, la imagen de su madre corriendo hacía él, parecía tan lenta, y era apenas visible, no era nada nítida, sus pasos parecían lejanos al igual que su voz, como un eco en su cabeza.

- Yoongi...

Eso había sido lo único que había escuchado, pues todo de un de repente se había tornado oscuro.

White Flowers ||YoonMin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora