Capítulo 5. III: Huida

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Al día siguiente me despertó el sonido de una estúpida ¿campana?. Me incorporé desperezándome, la noche anterior me había quedado dormida contra la ventana mientras miraba el cielo. Hoy era el día en el que debíamos huir, debía prepararlo todo.

Pero el tonar de la campana que me había despertado seguía sonando, ¿acaso era un llamado?. Era posible, la pregunta era para qué.

La sensación de que algo malo estaba a punto de pasar no me abandonó durante todo el camino hacia la plaza central de Konoha. Aunque últimamente me había acostumbrado a la sensación, estaba en constante tensión.

Al llegar, vi que había mucha gente congregada que rodeaba algo. Con creciente ansiedad me acerqué para que el miedo me nublara los sentidos al ver a Naruto atado y cabizbajo custodiado por unos ANBU mientras el Hokage hablaba hacia la multitud.

- Os he reunido para que presenciéis el juicio de Uzumaki Naruto, el jinchuuriki del Kyuubi.

Ahogué una maldición y me abrí paso con el corazón en un puño, hasta las primeras filas para que Naruto pudiera verme y saber que no estaba solo, que yo no permitiría esta locura. Pero él no alzó la vista a pesar de que estaba segura de que sabía que estaba allí.

Había pasado una sola noche en el calabozo pero parecía que llevaba años sin ver el sol. Estaba cabizbajo y sucio, pude ver algún moratón en su mejilla y más de un corte que rasgaba sus ropas, esos malnacidos se habían ensañado con él.

Pero no era su aspecto lo que me causó esas ganas de llorar y gritar de furia, sino sus ojos, estaban apagados y enrojecidos, sin la fuerza que los caracterizaba, por su actitud parecía que de verdad creía que merecía estar allí.

- El jinchuuriki amenaza constantemente la vida en Konoha. Hace unos meses todos pudimos ver la destrucción que causó cuando casi libera al Kyuubi, es inestable y puede destruirnos a todos en cualquier momento. También Akatsuki va tras el biju de las nueve colas, y esto nos pone en peligro. Si continua aquí, ellos volverán y destruirán todo lo que hemos conseguido crear.

Fruncí el ceño y miré a Danzou con todo el odio del que fui capaz. ¿Cómo se atreve? Naruto nos defendió, gracias a él estamos todos vivos.

- Se ha demostrado que el jinchuuriki no es capaz de controlarlo, es un monstruo que cuando se libera no distingue entre amigo o enemigo. Y para demostrarlo tenemos el testimonio de una de sus compañeras. Yamanaka Ino.

Abrí los ojos con sorpresa. ¿La cerda?. ¿Pero qué testimonio iba a dar ella de nada? No podía tener nada, Naruto no era peligroso y era imposible demostrarlo por mucho que obligara a Ino a declarar en su contra.

Vi acercarse a mi amiga, su aspecto era lastimoso, había adelgazado a causa del estrés suspuse, tenía ojeras y estaba muy pálida, como si fuera a enfermar.

- Yamanaka Ino, ¿no es cierto que Uzumaki Naruto atacó a su compañera de equipo Haruno Sakura hiriéndola durante una misión cuando fue poseído por el Kyuubi?

Solté un bufido de rabia e indignación. Eso no tenía ningún sentido, había sido un accidente. Vi como Naruto apretaba los dientes y una lágrima descendía por su rostro hasta el suelo, seguía sin mirarme.

-...- Ino miró al suelo temblando.

- ¿Es cierto? – la presionó Danzou agresivamente.

- ...S-Si – se resignó la rubia por fin al mirar al Hokage – ella me lo ocultó, pero y-yo sentí que esa herida había sido provocada con chakra puro y reconocí el del Kyuubi – murmuró temblando y evitando mirar a nadie.

(Sasusaku) ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora