Capítulo 18. Lo siento Sasuke

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- Tadaima – al lado de la pelirrosa, parado en el umbral de la casa, un niño de pelo negro saludaba al entrar como si no la viera.

Al mirar con detenimiento al niño, Sakura se sorprendió a sí misma al reconocerlo. Era Itachi, era imposible confundir esos ojos, aunque el que tenía a su lado debía tener unos ocho años. Si él estaba allí significa qué...

- ¡Nii-san!

Un Sasuke más joven aun del que había visto llorando en la oscuridad se acercaba correteando para abrazarse a su hermano con una sonrisa que no le cabía en el rostro.

- Nii-san, juega conmigo ¿Eh? ¿A qué vamos a jugar? – decía emocionado.

Sakura los miraba como una boba, no podía apartar la mirada de los dos niños, eran tan tiernos. Le daban ganas de quedárselos a los dos. Y Sasuke parecía tan inocente, tan feliz, nunca lo había visto sonreír de esa manera tan pura y confiada.

- Sasuke – regañó una voz de mujer saliendo de una de las habitaciones – Tu hermano tiene que hacer la tarea de la academia.

La pelirrosa sonrió hipnotizada cuando vio a Sasuke hacer un puchero, era el gesto más adorable del mundo. Daban ganas de comérselo a besos.

- Está bien. Puedo hacer la tarea más tarde – intervino Itachi mirando a su hermano con cariño.

Sakura pensó que Itachi también era un niño encantador y que se preocupaba por su pequeño hermano, era increíble pensar en lo que se convertiría años más tarde.

Distintas escenas se sucedieron, en todas estaban ambos hermanos jugando o hablando. Era imposible no ver la gran admiración y amor que Sasuke le profesaba a su hermano mayor, a pesar de que en muchas ocasiones parecía sentirse a su sombra o menospreciado por su padre. El menor de los Uchiha le seguía a todas partes intentando imitar sus técnicas.

En cuanto a Itachi, la pelirrosa podía percibir el cariño que le tenía a su hermanito, siempre jugando con él, protegiéndolo de cualquier cosa, consolándole cuando se hacía daño o estaba enfurruñado. Sakura sonreía al ver como siempre que no podía atenderle, Itachi golpeaba levemente la frente de su hermano diciendo "lo siento, Sasuke. Quizás la próxima vez".

Se notaba que Sasuke había sido muy feliz en su infancia, sintiéndose querido sobre todo por su hermano al que idolatraba.

La escena cambió, ahora la pelirrosa estaba en una de las calles del barrio Uchiha y estaba oscureciendo, podía ver cómo Sasuke corría hacia su casa volviendo de la academia. Había algo raro en el ambiente, todo estaba demasiado silencioso y ninguna luz estaba encendida. Sakura le siguió con un mal presentimiento.

La kunoichi quiso detener al niño cuando este entró en su casa temblando y llamó a sus padres sin obtener respuesta. Sasuke siguió corriendo hasta llegar frente a la puerta de un salón y alzó una mano temblorosa. Sakura también tenía miedo, ambos respiraban agitados.

La puerta se abrió con un golpe.

- ¡Madre! ¡Padre! – gritó angustiado el pequeño al ver los cuerpos sin vida de sus padres. La pelirrosa gritó también y sus ojos se llenaron de lágrimas.

Un ruido se escuchó al fondo de la estancia y los sobresaltó. Una figura se adelantó hasta ponerse bajo la luz y ambos pudieron ver a Itachi mirando a su hermano seriamente, vestido con ropa de batalla.

- ¡Nii-san! Padre y madre están... ¡¿Quién ha hecho esto? – gritó desesperado el pequeño Uchiha.

Sakura quiso gritarle que corriera, que se marchara de allí, pero por más que se dejara la garganta el niño no la oía.

(Sasusaku) ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora