Capítulo 32. Celebraciones

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Sakura se encontraba en su consulta del hospital, sumergida entre las pilas de papeles e informes que se amontonaban en su escritorio. El orden parecía caótico, bueno en realidad no parecía haber ningún tipo de orden, al menos no para el resto de los mortales pues la pelirrosa decía tenerlo todo perfectamente localizado y pobre aquel que osara cambiar de sitio un mísero tintero.

Había pasado cerca de un mes desde que llegaron a Konoha, en los primeros días reinó un ambiente festivo y de feliz efusividad que los inundaba a todos. Incluso habían hecho una fiesta un par de días después de la batalla.

Una vez retirados los escombros de la plaza central y la calle principal de la aldea, la llenaron de farolillos de colores y puestos como en un festival, todos se vistieron con elegantes kimonos y trajes tradicionales para pasear, hubo música y espectáculos.

La tarde antes de la fiesta, Ino fue a buscar a la pelirrosa al hospital emocionada por el acontecimiento, la sacó a rastras de la habitación de Sasuke para llevarla a su casa. Allí las dos amigas pasaron el resto de la tarde arreglándose y hablando como en los viejos tiempos, la rubia le prestó a Sakura un bonito kimono rojo para que según sus palabras textuales "fuera decente y no pareciera una pordiosera como siempre".

Para sorpresa de la pelirrosa, su amiga también invitó a Karin. En realidad Ino tenía un corazón de oro y no podía evitar hacer lo que estuviera en su mano para que nadie se sintiera excluido, así que al ver que la kunoichi de Taka venía prácticamente con lo puesto no había dudado ni un segundo en enfundarla también en un kimono. La madre de Ino era una apasionada de la moda así que tenían ropa como para vestir a un ejército.

Cuando anocheció, llamaron a la puerta y al abrir se encontraron con una eufórica Tenten que dio saltitos de alegría al verlas, aferrada al brazo de Neji que simplemente rodó los ojos con paciencia, tomada del otro brazo de su primo la tímida Hinata les ofreció una sonrisa, Lee también estaba allí y dedicó mil halagos a la belleza de las kunoichis.

—Hinata estás preciosa —dijo Ino mirando a la Hyuuga, verdaderamente parecía una princesa—, no vas a poder quitarte a Naruto de encima en toda la noche —añadió guiñándole un ojo con picardía.

Neji carraspeó por el comentario.

—Vaya Neji, veo que vienes bien acompañado —bromeó Sakura.

—Hmp. Soy un caballero —se limitó a señalar el Hyuuga.

—¡Oh, tienes razón Neji! —exclamó Lee con su entusiasmo habitual— Vamos señoritas —dijo ofreciéndoles el brazo para que lo tomaran.

Conteniendo la risa, Sakura apoyó su mano en el brazo de Lee.

—¡Tan esplendida como siempre, mi bella flor, tu juventud resplandece como una llama! – la halagó el ninja que parecía a punto de saltar de la emoción.

Karin se limitó a mirarle con una ceja alzada y eso que no iba vestido con su típico traje verde, pero después de pensarlo unos segundos se encogió de hombros y tomó el brazo que le ofrecía el ninja, al menos así no se caería por andar con esas incómodas sandalias. Ino por su parte no pareció darse por aludida con el comentario ya que continuó su conversación con Hinata como si no le hubiera oído.

—Oye, ¿y Kiba? ¿no venía con vosotros? —preguntó la rubia de pronto.

Neji bufó ante la pregunta.

—Al parecer ha hecho una especie de apuesta con Naruto y Suigetsu —explicó el Hyuuga—, no quise saber más detalles.

—Conociendo al pescadito, yo tampoco querría saberlo —intervino Karin.

(Sasusaku) ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora