Capítulo 22. No me alegro de verte

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El sonido de la puerta al abrirse de par en par hizo que Sakura frunciera el ceño aun perdida en el mundo de los sueños, pero lo ignoró y se arrebujó más contra el cálido cuerpo que dormía a su lado dándole calor como si fuera una estufa.

Unos pasos se adentraron con decisión en la habitación y unas cuantas palabras sin sentido llegaron a oídos de la pelirrosa que comenzaba a despertar. Un segundo más tarde, alguien abrió cruelmente las cortinas dejando que el sol iluminara la habitación y terminase de espabilar a Sakura, que emitió lastimeros quejidos parpadeando con molestia para acostumbrarse a la luz.

La pelirrosa miró a su lado y vio a Sasuke todavía dormido, acostado boca abajo con un brazo por encima de su cintura y la cara escondida en el hueco de su cuello. La respiración pausada y regular del Uchiha acariciaba la piel de Sakura delicadamente. Parecía tan en calma que le recordaba al niño que había visto en sus recuerdos, la pelirrosa no pudo evitar sonreír levemente.

- Así que por eso estaba tan ocupado dattebayo – oyó una voz con tono de reproche.

Sakura giró la cabeza alarmada para encontrarse con la mirada azul de Naruto y la sonrisa divertida de Suigetsu que los miraba a punto de carcajearse. Dio gracias a Kami porque tanto Sasuke como ella estuvieran cubiertos con la sábana y sólo la espalda del pelinegro quedara al descubierto. Había sido buena idea trasladarse a la cama para dormir.

- Buenos días, princesa – se burló Suigetsu al ver cómo la pelirrosa los miraba azorada sonrojándose más por momentos y asegurándose de que la sabana cubría la mayor parte de piel posible.

- Al menos podría haberme sacado de la alacena, estuve horas allí dentro – seguía despotricando Naruto.

- Naruto – consiguió reprenderle la pelirrosa en un susurro señalando a Sasuke que seguía dormido y llevándose un dedo a los labios - ¡Lárgate!

La situación era de lo más vergonzante para la pobre pelirrosa que parecía al borde del colapso.

- Ya me he dado cuenta de que está dormido. Que se despierte – increpó dando una patada a la cama – me ha hecho perder el sueldo de una semana ¿qué te costaba esperar dos semanas, Teme? – preguntó entre dientes.

Sakura decidió no preguntar, ya que seguramente la respuesta la obligaría a darle una paliza al rubio.

En ese momento, Sasuke se removió y gruñó levemente parpadeando al despertar haciéndole cosquillas en el cuello a la chica con las pestañas. Suspiró largamente estrechando la cintura de la pelirrosa, parecía dispuesto a acomodarse y seguir durmiendo cuando se percató de la presencia de los intrusos.

- ¿Qué crees que haces aquí, Dobe? – preguntó tranquilamente, demasiado tranquilo. En esa situación, Sakura había pensado que Naruto y Suigetsu saldrían de allí con un Chidori en el trasero.

Parece que Sasuke aun estaba demasiado amodorrado como para matar a nadie... todavía.

- Te habrá parecido muy gracioso – replicó el rubio frunciendo el ceño.

El Uchiha se incorporó sentándose en la cama y enarcó una ceja como diciendo "¿tengo cara de que algo me parezca gracioso?"

- Me has dejado toda la maldita noche encerrado en la alacena – reclamó Naruto señalándole con un dedo acusador – pensando que ese psicópata de Akatsuki seguía por aquí.

Sasuke soltó un sonido parecido a una breve y cínica carcajada.

- Ninguno de ellos te sacó ¿no es cierto? – afirmó el pelinegro, ahora sí que empezaba a verle la gracia – Suigetsu, Karin y Juugo vieron salir a Madara.

(Sasusaku) ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora