Capítulo 29. Obsesión

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En ese momento, Karin abrió los ojos de golpe.

Ya vienen – informó la pelirroja interrumpiendo lo que fuera que Naruto estaba diciendo, al sentir los chakras de los ANBU Raíz moverse rápidamente hacia ellos.

Todos se tensaron visiblemente poniéndose más serios aun.

La mano de Sasuke se deslizó hasta el mango de su katana mientras sus afilados ojos recorrían el entorno preparados para lanzarse contra lo primero con forma de enemigo que se moviera en su ángulo de visión.

Naruto se había callado irguiéndose con una expresión tan seria que podría perfectamente competir con la del Uchiha. Sus habilidades habían crecido enormemente al dominar el modo Sennin, sin embargo, esa no era una técnica para usar a la ligera, de modo que no la usaría si no era necesario. Sasuke era el que debía enfrentarse a Danzou.

— Hinata, Neji – dijo Kakashi.

Al instante ambos Hyuuga activaron su técnica ocular peinando la zona.

— Se dividen – informó la suave voz de Hinata.

— Creo que intentan rodearnos para concentrarnos en el centro de la villa – explicó Neji observando también la situación.

— Tsk. Nos están cortando las posibles retiradas, Danzou está apostando el todo por el todo. Quiere exterminarnos – dijo Shikamaru.

— Nadie va a retirarse – declaró Naruto con calma. No habían llegado tan lejos como para rendirse, ganarían, estaba seguro.

— Cada uno sabe lo que tiene que hacer – dijo Kakashi - ¡Vamos!

Tal y como el jounin había ordenado, cada ninja tomó posiciones, reuniéndose con sus equipos o con sus clanes, en formación para contener el ataque del Hokage.

Sasuke y Naruto se movieron para colocarse espalda contra espalda.

— ¿Asustado, Dobe? – se burló Sasuke.

El rubio soltó una carcajada.

— Mas quisieran, Teme – dijo con una fiera sonrisa – demostrémosles de lo que somos capaces dattebayo.

— Hmp.

En ese momento, una gran nube de kunais cruzó el cielo comenzando la lucha.

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Oía el silencio, nunca pensó que eso sería posible, tal vez era porque se estaba muriendo y sus sentidos intentaban captar todo lo que podían antes de abandonar este mundo, se resistían a dejarlo. Podía notarlo todo, el frío suelo bajo él, el silbante viento que se colaba por alguna rendija de roca, sin embargo, no conseguía abrir los ojos para ver, estaba demasiado débil. Notaba como cada vez se hundía más en la oscuridad.

Había cumplido su cometido, gracias a él sus compañeros podrían por fin luchar por su libertad, pero lo único que podía pensar es en que le habría gustado estar ahí para verlo, para poder observar la felicidad de sus amigos ya que él nunca había aprendido a sentir la propia. Su vida no había sido fácil, aunque a decir verdad, tampoco se había parado a pensarlo, siempre había aceptado las cosas tal y como venían sin pensar si se estaba perdiendo algo cuando en realidad se lo estaba perdiendo todo.

No podía moverse, su mano seguía sobre la herida de su vientre empapándose de sangre, drenándole poco a poco la vida.

Al menos, no todo había sido malo, se llevaba buenos recuerdos, las tardes de entrenamiento junto a su equipo, las amables charlas con Sakura, las discusiones con Naruto, y también aunque pareciera imposible, sus momentos junto a Danzou, al fin y al cabo, había sido como un padre para él, aunque al final hubiera terminado de este modo no podía odiarle.

(Sasusaku) ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora