Capítulo 8. Usuratonkachi

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Pasaron un par de días y todo siguió más o menos igual para Sakura. Después de su "acercamiento", si es que podía llamarse así, Sasuke había estado más huraño que nunca, ni siquiera le había visto cuando comían, ni se lo había encontrado casualmente. La evitaba, para la pelirrosa estaba claro.

Bueno, si no le veía, al menos no se volvería loca intentando interpretar que le pasaba por la mente.

Tras haberse desahogado, se encontraba mucho mejor, aunque estaba triste por los escasos progresos de Naruto, al menos no sentía que todo se le venía encima.

Había tomado la costumbre de hablar con el rubio con la esperanza de que pudiera oírla, abría las cortinas de su habitación con una sonrisa para darse ánimos y dejar que el sol iluminara la estancia habitualmente en penumbra.

- Hoy he hecho ramen para comer, Naruto – le decía la pelirrosa – te habría gustado, había sobrado mucho pero Juugo se lo ha comido, ¿te hablé de Juugo no?

Sin esperar respuesta Sakura seguía relatándole las pocas cosas que variaban su día a día. Cada vez algo diferente, o no.

- He vuelto a discutir con Karin. Tsk, siempre tiene que molestarme y discutir conmigo. Me ha llamado frentona pelo de chicle, ¿pero quién se habrá creído? Es una engreída con pelo de escoba – le contaba indignada – sólo porque Suigetsu se lleva bien conmigo, hoy nos trajo flores, yo creo que está celosa, y eso que siempre están peleando. Es un poco chillona.

Siempre le contaba mil cosas, pero por alguna razón, jamás mencionaba a Sasuke. Muchas veces quería hablarle de él pero cuando comenzaba se le hacía un nudo en la garganta, ¿Qué iba a contarle? Que su amigo ni siquiera entraba a verlo, que pese a haber acabado con su hermano seguía perdido en la sombra, hundiéndose cada vez más. No podía decirle eso.

Por esa razón siempre evitaba tocar el tema, aunque sabía que tarde o temprano tendría que hacerlo y que ello le causaría tristeza.

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Había intentado contenerse, Kami sabía que se había resistido con todas sus fuerzas pero no había podido dejar de observarla, de observarlos, a sus antiguos compañeros, a ella.

Se había encerrado en su habitación, había salido a entrenar, lo había intentado todo para no pensar en ellos, pero siempre terminaba escondido escuchando todo lo que Sakura le decía al inconsciente Naruto.

Era una extraña adicción, pero sentía que el doloroso vacío de su interior se anestesiaba un poco si contemplaba su luz, sin acercarse por supuesto. Sólo quería mirar una vez más, sólo una vez más y sería la última, después volvería a la oscuridad de su habitación, a su lugar.

Sentado sobre su cama, con la espalda apoyada en la pared se aferró al colchón para no levantarse, no debía.

La imagen de Sakura riendo mientras rememoraba alguna anécdota de Konoha para Naruto apareció en su mente.

Se pasó las manos por la cara y se revolvió el cabello.

¡Teme! La voz del rubio usuratonkachi llamándole para entrenar cuando todavía vivía en la villa resonó en sus oídos.

Basta. Respiraba agitadamente.

Sasuke-kun Ahora una pelirrosa de doce años le miraba con cariño.

No, no es mi sitio.

Abrió los ojos y sólo vio la negrura de su habitación, ninguna luz entraba allí.

Maldición.

Esta sería la última vez, sólo los vería un momento, escucharía la voz de Sakura un minuto y volvería. Esta vez conseguiría olvidarlos y concentrarse.

(Sasusaku) ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora