Capítulo 14. Hecho para odiar

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Sasuke llevaba ya varios minutos durmiendo, y Sakura seguía sentada junto a él con la misma mano sobre su corazón. Lo veía tan tranquilo que no se atrevía a despertarlo y devolverlo a la cruel realidad. Porque sabía que si la realidad era un asco para ella, de igual manera lo era para Sasuke. Él seguía obcecado en la venganza, aunque a estas alturas, la pelirrosa se preguntaba contra qué exactamente quería vengarse.

Itachi estaba muerto, eso lo sabía, la noticia había llegado a Konoha y les había llevado a ella y a Naruto la vana esperanza de que su amigo volviera. Sakura sabía perfectamente que la venganza no había hecho feliz a Sasuke, lo había hecho más desgraciado si cabe, pero eso lo había adivinado ya antes de que él abandonara Konoha.

Una cicatriz en el costado de Sasuke captó su mirada, no era muy ancha pero estaba bastante marcada, debió haber sido una herida profunda. Por la pinta que tenía parecía reciente, tal vez de un par de meses.

La piel nívea del Uchiha tenía más de una marca, Sakura reconoció un par de ellas relacionándolas con alguna de sus misiones, pero había otras nuevas, seguramente más de una se debía al entrenamiento con Orochimaru. Un escalofrío le recorrió la columna al pensar en lo que ese sádico le habría hecho hacer.

La mano de Sakura rozó la cicatriz distraídamente pensando en qué o quién podría haber llegado tan lejos traspasando las defensas del pelinegro como para herirlo de esa manera.

De pronto, la pelirrosa se sobresaltó cuando una mano le rodeó la muñeca. Se volvió hacia Sasuke y comprobó que era él quién la agarraba. Había despertado incorporándose un poco, pero todavía parecía un poco amodorrado, como si no supiera muy bien qué pasaba. Sus pupilas estaban algo dilatadas cuando se encontraron con la mirada jade de Sakura.

- Te estaba curando y te quedaste dormido – se excusó la pelirrosa.

Sasuke parpadeó y asintió. Sakura le miró con curiosidad, era como si al despertar confuso no le hubiera dado tiempo a ponerse la máscara de frialdad. El Uchiha se pasó una mano por el pelo revolviendoselo y al bajar la vista se percató de que aun tenía atrapada la muñeca de la pelirrosa, la soltó sin mirarla y se tocó casi inconscientemente la cicatriz arrugando un poco el ceño.

- Es reciente – el comentario de la pelirrosa hizo que Sasuke alzara la vista hacia ella – la cicatriz – aclaró Sakura – Si quieres aun podría quitarla – se ofreció.

- Ahí está bien – contestó suavemente el muchacho. No usó un tono cortante, por lo tanto, la pelirrosa no lo interpretó como "metete en tus asuntos", la manera de decirlo no ponía fin a la conversación.

- ¿Qué te p... - la chica se interrumpió a mitad de pregunta no muy segura de la reacción de Sasuke – da igual.

Bajó la vista avergonzada, desde luego que él no le contaría nada de lo que había ocurrido. Nunca hablaba de sí mismo con nadie y mucho menos con ella, sabía perfectamente que siempre le había molestado que le preguntara cualquier cosa, la llamaba molestia cuando era demasiado insistente.

- ... - El pelinegro la miró en silencio unos instantes.

- Fue Itachi – dijo Sasuke con voz ronca sorprendiendo a la pelirrosa – cuando peleé contra él, no esquivé un kunai con suficiente rapidez.

Los ojos oscuros del Uchiha estaban fijos en un punto de la colcha azulada que cubría la cama de Sakura. La pelirrosa lo observó indecisa, no esperaba que le contestara y menos si se trataba de algo sobre su hermano, era demasiado personal.

- ¿Por qué quieres conservarla entonces? – murmuró la kunoichi tímidamente.

- Para no olvidar – continuó el pelinegro como si no fuera del todo consciente de lo que estaba contando, las palabras salían solas, como si se lo estuviera respondiendo a sí mismo.

(Sasusaku) ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora