Capítulo 7. No olvides quién eres

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Llevaban un rato bajo la lluvia, y estaban empapados. Sakura ya no lloraba, pero había entrado en una especie de estado ausente en el que sólo tiritaba y continuaba abrazada a Sasuke, era como si no quisiera volver a enfrentarse a la realidad. Lo malo de esto era que si seguían allí lo más seguro sería que la kunoichi se congelara, él por su parte parecía inmune al frío.

Maldita molestia.

Con un ágil movimiento, el Uchiha se quitó el haori que llevaba puesto sin abrochar y se lo colocó a la pelirrosa sobre los hombros. Había llegado al borde de su resistencia por una tarde, ni todo el frío de la lluvia le hacía dejar de prestar atención al sutil roce de la ropa mojada de Sakura contra su piel cada vez que ella temblaba de frío.

No podía creer cómo después de la terrible escena que acababa de presenciar, sus hormonas parecían haber montado una fiesta haciendo hervir su sangre cuando la pelirrosa le miró confusa con sus ojos verdes, ya limpios de dolor y odio, y él vio cómo su camiseta se pegaba sugerentemente a sus curvas haciendo que resaltaran.

Definitivamente, tenía que dejar de hablar con Suigetsu, era igual de pervertido que Kakashi y ahora le había transformado a él en uno. Tanto comentarle acerca de lo bien dotada que estaba su ex-compañera había dejado huella en su cerebro. Tsk, estúpido tiburón.

...Vamos, Sasuke, no me digas que no lo has notado, sí parece una de las protagonistas del Icha Icha...

...Y ese pelo rosa tan exótico ¿nee?...

...Seguro que tiene la piel suave, tú fuiste su compañero de equipo, alguna vez tuviste que tocarla, dime, dime ¿es suave? Aunque claro cuando erais compañeros ella era una niña y seguro que no tenía... TODO eso...

En cuanto llegara al interior, Sasuke se prometió que quemaría toda la colección del Icha Icha de Suigetsu. Si el ninja no sabía mantenerse cuerdo no podía leer esas cosas, y encima lo único que lograba era calentarle la cabeza a él.

La pelirrosa le miraba sonrojada mientras se envolvía en la prenda que el muchacho le había prestado para protegerse del frío. Bien, pensó Sasuke, así impediría que la vista se le desviase a terrenos prohibidos.

Sin decir una palabra se encaminaron hacia el interior de la guarida Uchiha. Sakura parecía aun un tanto conmocionada por su arranque de ira, y Sasuke libraba una batalla interna consigo mismo preguntándose a qué demonios estaba jugando, había decidido no acercarse a ella ni a Naruto y había fracasado estrepitosamente.

No sólo no había podido dejar de pensar en ellos, sino que estaba preocupado por el idiota del Dobe aunque ni siquiera se lo hubiera propuesto, y por Kami, contemplar a Sakura bajo la lluvia había hecho que necesitara una ducha fría urgente, ¿desde cuándo la molestia era tan...? Joder, maldito Suigetsu.

Podía sentir lo peligroso que era tenerlos tan cerca y lo fácil que le resultaba. Ni siquiera había tenido que pensar cuando se acercó a Sakura entre la lluvia, había actuado por instinto y había estado allí para que ella se desahogara. Estaba mal, pero no podía evitarlo y eso era aun peor.

No quería pensar en lo que pasaría cuando Naruto despertara, bueno no creía que le pidiera que regresara a Konoha cuando ni él mismo podía volver a la villa, pero sabía que no se libraría de él. Podía vivir en el mismo sitio que Sakura y no hablar con ella en días, la pelirrosa ya no le buscaba y eso lo hacía más fácil, pero no creía que con el Dobe tuviera la misma suerte. El rubio lo perseguiría hasta en el baño si no tenía cuidado.

Lo tendría siempre acosándole con sus "Teme" "dattebayo" y acabaría colmándole la paciencia hasta que pelearan... Hubo un tiempo en el que echó eso de menos, pero ahora sólo sentía que tenía que evitar por todos los medios que Naruto volviera a interferir en sus pensamientos. Ya estaba suficientemente distraído con su sola presencia.

(Sasusaku) ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora