Capítulo 39. El verdadero poder de los biju

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Atrapémosla entonces.

Hinata volvió a dar un par de pasos hacia atrás y se aferró con más fuerza al hijo de Kurenai, en esas condiciones no podía defenderse, sin duda el niño saldría herido. De modo que miró hacia todas partes buscando una vía de escape mientras el Akatsuki seguía acercándose mirándola con algo de burla como un gato acorralando a un ratón.

De pronto, el viento alborotó los cabellos de Hinata levantando la arena del suelo y la chica tuvo que cubrirse los ojos.

—Sabaku sousou —oyó decir a una voz desapasionada por encima del viento seguida de un grito agónico.

Jadeando levemente la Hyuuga abrió los ojos y lo primero que vio en el suelo fue un jirón de capa distintiva de los Akatsuki manchada de sangre.

—¿Hyuuga Hinata? —preguntó la misma voz neutra.

La chica dirigió sus ojos perla hacia la persona que había hablado y no pudo evitar enrojecer con nerviosismo.

—Kazekage-sama —tartamudeó educadamente con una leve reverencia.

—Bienvenidos a Suna —dijo Gaara amablemente—. Pensamos que sería más seguro salir a escoltaros la última parte del camino, parece que fue una buena decisión.

De todas partes habían surgido ninjas de la Arena que en esos momentos reducían sin mayores dificultades a los subordinados de Akatsuki.

—Muchas gracias Gaara-sama —añadió cortésmente la Hyuuga.

—¿Naruto? —cuestionó el pelirrojo sin cambiar su expresión. Según la información que le había mandado Tsunade, el jincuuriki viajaría también.

—...Yo...yo desperté a Naruto-kun... él quería luchar...y... —intentó explicar la chica con tono de culpabilidad.

La expresión de Gaara cambió casi imperceptiblemente a lo que podía interpretarse como una leve y prácticamente imaginaria, sonrisa de satisfacción.

—Eso me ahorrará el tener que despertarle yo, conozco una técnica muy efectiva —confesó con seriedad el muchacho recordando el tremendo cabezazo que le había propinado el rubio años atrás—. No era una decisión justa la de apartarle de la batalla en contra de su voluntad, has hecho bien.

La Hyuuga asintió tímidamente.

—Vamos —dijo Gaara tendiéndole el brazo cortésmente para que lo tomara mientras seguía mirándola con esa expresión de piedra—, soy el Kazekage y la mujer de mi amigo será escoltada por mí personalmente. Le debo mucho a Naruto y tú eres importante para él.

Hinata le sonrió cálidamente y tomo su brazo con timidez, al menos ya no tenía nada que temer, sabía que en Suna estaría a salvo.

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—Tenemos que pensar en algo rápido —dijo Sakura mirando a sus dos compañeros con nerviosismo—, Sasuke y yo pronto nos quedaremos sin chakra y tú Naruto ya empiezas a cansarte.

—Sólo me queda un clon con energía natural para el modo ermitaño —masculló Naruto frunciendo el ceño—. ¿Pero qué mierda es ese engendro?, nosotros estamos hechos polvo y él casi ni está herido. Teme, tú deberías saberlo, es tu pariente.

—Ese psicópata no es nada mío —contestó Sasuke con un gruñido.

—...Se llama como tú —razonó Naruto sólo para molestarle.

—Queréis callaos y pensar en algo —intervino Sakura antes de que empezaran con sus típicos "Dobe/Teme"—, por si no os habías dado cuenta estamos con el agua al cuello. Antes ya casi consigue provocarte lo suficiente como para que dejes salir al Kyuubi...

(Sasusaku) ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora