Capítulo 24. Conozco su secreto

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Sakura abrió los ojos pero no vio nada, sabía que estaba tumbada porque notaba el frío y húmedo suelo de piedra contra la mejilla. No hizo ningún movimiento, sabía que si lo hacía se arrepentiría, ni siquiera se atrevió a respirar más hondo.

Conforme regresaba al estado de conciencia sus ojos se acostumbraron a la oscuridad permitiéndole distinguir algo a su alrededor, aunque tampoco es que hubiera mucho para distinguir. Se encontraba en la misma celda en la que Danzou la había visitado cuando la trajeron, ni siquiera había un mísero rectángulo con barrotes que imitara a una ventana.

La pelirrosa notó con sorpresa que algo le hacía cosquillas en la cara, sin pensarlo levantó una mano para atrapar la solitaria lágrima que se deslizaba por su rostro, un ruido de cadenas resonó en la celda cuando la chica se movió. Al mismo tiempo, ella soltó un gemido de dolor, había olvidado que no debía moverse, la espalda le ardía como si estuviera en llamas.

Su visita a la celda 123 había sido horrible, sin embargo, una amarga sonrisa surcó sus agrietados labios.

...Conozco su secreto...

Lo sabía, lo había descubierto por fin. Una leve risa un tanto perturbada salió de su boca y pronto se convirtió en una tos que mandó un ramalazo de dolor por todo su cuerpo.

Habían sido cuidadosos en ocultarlo durante mucho tiempo, y después de todo al final ella lo había descubierto. Aguantó una nueva risa. Su exceso de confianza hizo que la subestimaran y por eso pudo verlo.

Después de que Danzou diera la orden de trasladarla, los ANBU habían vuelto a entrar en su calabozo y la aferraron cada uno por un brazo arrastrándola, ya que ella estaba casi inconsciente y en ningún caso en condiciones de caminar, o eso habían creído los ninjas. Estúpidos...

...Ahora conozco vuestro secreto...

Había sido un efímero instante, un conjunto de casualidades que habían hecho que sus carceleros decidieran pasar por ese pasillo y la suerte de haber abierto los ojos justo cuando pasaban rápidamente frente a una puerta oportunamente mal cerrada.

Aunque la alegría de entender las cosas no le había servido de mucho cuando llegó a la "123". En cuanto había escuchado ese nombre de los labios de Danzou sabía perfectamente lo que iba a pasar, aun así eso no había hecho que su miedo menguara sino todo lo contrario.

La celda 123 era una de las estancias que los ninjas del departamento de "información" usaban para obtener dicha información, en otras palabras, significaba tortura.

En cuanto cruzaron el umbral, los ANBU ataron sus muñecas a unas argollas que colgaban del techo, no sin antes quitarle su camisa rosa dejándola sólo con la fina camiseta de tirantes y licra negra que afortunadamente llevaba debajo.

Otra vez volvieron a espabilarla arrojándole un cubo de agua helada que la hizo jadear y sacudir la cabeza apartándose el pelo húmedo de los ojos.

- ¿Dónde está Uzumaki Naruto? – preguntó directamente el ANBU a sus espaldas.

Sakura tembló, sabía lo que ocurriría si no contestaba, pero no podía decirles nada, no les traicionaría.

- No lo sé – contestó esta vez sin rastro de arrogancia ni burla, bastante tenía con controlar su voz para que no temblara.

La pelirrosa oyó el chasquido en el aire antes de notarlo en su espalda, como una línea de fuego cruzándola, un latigazo. La chica apretó los dientes con fuerza.

- No mientas, se escapó contigo – dijo el ninja con voz neutra.

- No...lo... sé – volvió a decir la kunoichi lentamente.

(Sasusaku) ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora