Capítulo 19. Entrenamiento

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Finalmente, todos habían tenido demasiado miedo de que Sakura volviera y comenzara a repartir mamporros, así que se habían tragado dolorosamente las ganas de cerrar sus puertas y seguir durmiendo plácidamente hasta el medio día, y habían bajado a desayunar aun con cara amodorrada.

El olor de las tostadas consiguió espabilar a Suigetsu que se lanzó sobre ellas sin tan siquiera untarles nada. Naruto ya estaba igual de hiperactivo que siempre, dando saltitos de impaciencia mientras contaba los minutos que le faltaban a su ramen para estar listo. Sasuke, ya con mejor aspecto después de bañarse y cambiarse de ropa, daba tragos a su amargo café-petróleo apoyado en la encimera despreocupadamente, mientras tanto Sakura ayudaba a Juugo a freír huevos y Karin preparaba zumo.

A cualquier persona que lo viera, le parecería la feliz estampa de una familia desayunando. Era extraño pensar que después de lo distintos que eran cada uno de ellos, finalmente habían terminado encajando los unos con los otros. Dos equipos, con Sasuke como única cosa común y al juntarse habían conformado una unidad.

- Ahh... - suspiró Suigetsu reclinándose en la silla con expresión satisfecha – que bien sienta llenar el estómago por la mañana, casi tanto como dormir hasta que sea de día – terminó sarcásticamente mirando a Sakura.

- Era de día cuando os he levantado, además – la pelirrosa sonrió pícaramente – si durmieras más por la noche, tendrías más energías por la mañana.

Karin tosió azorada a sus espaldas. En realidad, sólo habían estado durmiendo, ella le había pedido a Suigetsu que se quedara un rato, había comprendido que no detestaba tanto su compañía, era extraño. No podía decidir de la noche a la mañana que le gustaba pero... ¿por qué no darse una oportunidad? Con él tenía la sensación de poder ser ella misma sin miedo a que la juzgaran, se sentía segura. Bueno, no podía negar que la noche anterior se habían un par de besos pero nada de lo que Sakura estaba insinuando.

Sin embargo, Suigetsu no se dejó amedrentar.

- Y tal vez si tú durmieras menos no tendrías tantas ganas de joder... el sueño de los demás – completó con voz suave y una sonrisa zorruna.

Por unos tensos instantes todo se mantuvo en silencio, con cuatro pares de ojos observando detenidamente la reacción de la pelirrosa que seguía batallando con la mirada de Suigetsu, hasta que sorpresivamente, Sakura comenzó a reír, primero bajito, casi conteniéndose. Al ver esta reacción, el ninja de la Niebla se unió y ambos terminaron a carcajadas.

- Qué ingenioso eres, ¿eh, Suigetsu? – comentó la pelirrosa con una sonrisa peligrosa mirándose las uñas.

- Sí, todos me lo dicen – se jactó el peliceleste satisfecho sin percatarse de nada.

- Se nota que estás de buen humor, veamos si sigue así – Sakura se acercó y posó sus manos en los hombros del shinobi agachándose para quedar cerca de su oído – te toca recoger a ti.

Suigetsu ensanchó los ojos al mirar alrededor y ver el estado de la cocina, cacharros goteantes, platos sucios, comida a medio hacer manchando la mesa y el suelo... El ninja soltó un quejido lastimero.

- Eso de la venganza es contagioso – masculló fulminándola con la mirada – no deberías juntarte tanto con Sasuke, todo lo malo se pega.

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El Sol aun no estaba demasiado alto cuando por fin lograron reunirse todos en la explanada.

- Cómo todos sabemos, el plan es ir a Konoha y acabar con Danzou – resumió Sasuke escuetamente. Él no era el tipo de persona que se anda por las ramas, era mejor ser directo y no perder el tiempo en tonterías – Será muy arriesgado. Si alguno de vosotros quiere marcharse, puede hacerlo.

(Sasusaku) ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora