Capítulo 11. Del odio y el amor

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Era pasada la media noche cuando Sasuke se despertó y por más vueltas que dio, el sueño no volvió a él. Lo único que consiguió fue acabar con las sábanas enroscadas a su alrededor como una estúpida imitación de un gusano de seda. Pateó con fuerza para liberarse y se incorporó sudando en la cama.

La pálida luz de la luna que se colaba por su ventana iluminó levemente las cuatro pequeñas cicatrices en forma de media luna que marcaban su antebrazo, no eran apenas visibles, pero él sabía perfectamente que estaban ahí. Pasó una mano sobre ellas mientras recordaba los acontecimientos de esa misma tarde, hacía apenas unas horas.

Sakura habría estado cerca de matar a Karin si no la hubiera detenido, y no es como si ella no se lo hubiera ganado a pulso, todos esos insultos que le había lanzado a la pelirrosa habían sido un golpe bajo. La verdad es que lo que le había impresionado realmente, era la fuerza que había demostrado Sakura. Sin duda su técnica de combate superaba con creces la de la kunoichi de Taka y no es que la pelirroja fuera débil ni mucho menos.

- Pelearemos por el corazón de Sasuke-kun.

- Paso...

Paso. Esas habían sido sus palabras, Sasuke no podía dejar de pensar en ellas, Sakura siempre se había peleado con otras chicas por él ¿y ahora pasaba? ¿Qué le había ocurrido al mundo mientras él no miraba? ¿Acaso estaba todo del revés?

Sacudió la cabeza apartando esos pensamientos que le habían estado molestando desde entonces, tal vez por eso no podía dormir. Hizo una mueca de desagrado, hacía mucho que no dormía bien en realidad, pero siempre había sido por pensamientos amargos sobre Danzou o Itachi, no por una estupidez como que una chica ya no besara el suelo por donde pisa, cosa que antes jamás le había importado e incluso había encontrado molesto.

Definitivamente, compartir el tiempo otra vez con Naruto y Sakura estaba haciendo que sus pensamientos y deseos dejaran de concentrarse exclusivamente en la venganza, no era que esta hubiese perdido fuerza en su interior, su odio quemaba como un hierro candente, pero ahora por su mente vagaban también otro tipo de cuestiones. Como la absurda estupidez que le había robado el sueño.

Se levantó pasándose una mano por el cabello revolviéndoselo y se dirigió a la puerta. Tal vez dar una vuelta consiguiera despejar su mente. Caminó sin rumbo por los oscuros y vacíos corredores de la guarida, pero al pasar junto a la cocina algo llamó su atención.

Apoyada en la encimera de espaldas a la puerta se encontraba Sakura, estaba muy quieta con la mirada perdida. Al parecer, él no era el único con problemas para dormir.

Se acercó lentamente, pero ella no dio muestras de haberse enterado. Seguía allí inmóvil, con el rostro serio, bañada por la luz de la luna que entraba por la ventana. Al llegar a pocos metros de ella, pudo ver que se aferraba a un vaso de agua apretándolo, al parecer inconscientemente, con su mano derecha, la cual estaba manchada de lo que parecía sangre seca. Y Sasuke sabía perfectamente a quien pertenecía, a él. Ella se había manchado cuando le había clavado las uñas esa tarde.

- Sakura – la llamó.

Ella levantó la cabeza levemente, recuperando el movimiento.

- ¿Qué haces aquí? – preguntó el pelinegro extrañado por la actitud ausente de la kunoichi.

- Teníais razón – comentó la pelirrosa haciendo que el Uchiha se preguntara de que estaba hablando – la habría matado si no me hubieras detenido.

Sakura se volvió hacia él encarándole.

- Estaba en mi habitación pero no podía parar de pensar. Esta tarde, me puse tan furiosa... sólo podía pensar en...- cogió aire - No debería haberme afectado tanto lo que dijo, perdí el control – se miró la mano manchada – incluso acabé hiriéndote a ti – murmuró para sí misma.

(Sasusaku) ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora