Era viernes otra vez.Un día como cualquier otro.
Un día triste.
Un día sin sentido.
Otro día sin él.
Nunca pensé que extrañar a alguien fuera mi perdición. Ya no había razón para sonreír, para divertirse y para ver las cosas de manera positiva; porque desde que él se fue, se llevó todo lo que yo era.
Puede sonar estúpido y a la vez dramático, pero si entendieran lo que viví con él, lo que aprendí teniéndolo a mi lado, lo que sentí... se darían cuenta que él movió mi mundo cuando menos lo esperé y me cambió para siempre.
Él dejó una marca en mí que nadie jamás podrá borrarla.
A pesar de que el verano había comenzado, la cafetería Sourire estaba lleno de gente. Lo sé ¿café en verano? Y ¿cerca de la playa? Sí, yo también me lo pregunto todo el tiempo. Sin embargo, personas no normales lo compran. Por supuesto que el dueño sabe que la mayoría de las personas no comprarían café en esta época del año, de modo que añadió al menú bebidas frías y helado. Esa es la razón por la que había tanta gente en la cafetería.
Cafés, frappes, bananas Split, smoothies, helados de diferentes sabores entre otras cosas, los clientes pedían en el mostrador y yo se los llevaba a su mesa.
La mañana se convirtió en tarde, y múltiples canciones escuché, provenientes de las bocinas del establecimiento hasta que una canción de Imagine Dragons sonó.
Hace mucho que no escuchaba una canción de ellos.
Desde que él se fue.
Por lo que, sin poder evitarlo sentí una presión en el pecho al empezar a recordar momentos felices donde él aparece.
—¿Querías diversión? —miré a Sam, mi compañera de trabajo quien me veía con una sonrisa burlona. — Pues ahí está.
Señaló hacia la puerta hecha de vidrio resistente de la cafetería. Vi a través de ella y cruzando la calle, enfrente de la gran Biblioteca de la Universidad Morton, un autobús escolar se había estacionado.
La Biblioteca constantemente hace clubs de lectura por lo que muchos niños de varias escuelas van seguido. Es normal que después de visitarla, crucen la calle y compren un helado en esta cafetería. De modo que, es muy probable que todos esos niños los tenga enfrente de mí pidiéndome un helado dentro de unas cuantas horas.
Los niños siempre me han gustado, por lo que no tenía problemas en tomar sus órdenes. No como Sam que odia cuando un niño llora, grita o se ríe a carcajadas. Su presencia en general.
—Te los voy a dejar todos a ti— hizo una mueca y de uno de los bolsillos de sus jeans, sacó un cigarro y un encendedor. —¿Me cubres? No me tardo.
—Sí claro— le dije y salió por la parte trasera de la cafetería.
Eran pocas las personas las que estaban en las mesas y no había nadie en el mostrador, por lo que fui a la bodega donde había un gran congelador para checar cuánto helado quedaba; y así empezar hacer el encargo la siguiente semana.
Estuve unos minutos ahí hasta que alguien tocó el timbre avisándome que un cliente estaba esperando. Así que regresé al mostrador.
—Perdón por la tardanza, dime ¿qué se te ofrece? — Cuando alcé la vista para ver al cliente, me quedé estático.
No puede ser...
—Me podrías dar un cono de helado de pistache, con chocolate derretido, chamoy y...─ Me miró mientras me decía eso. No me reconoció (algo que sabía que pasaría) por lo que me dijo todo eso sin inmutarse.
Su rostro, sus ojos verdes, sus labios que tantas veces probé, su cabello, sus pequeñas pecas... Todo me parecía tan irreal que tuve que parpadear. No obstante, aun haciendo eso, él seguía ahí, enfrente de mí.
— Chispas de colores —dijimos al mismo tiempo y una sonrisa se me formó en el rostro.
Su voz... Escuchar su voz hizo que unas estúpidas ganas de llorar me llegaran, porque eso lo hacía más real, estaba aquí después de tanto tiempo.
—¿Qué?—volví en sí. — ¿Cómo supiste.. . ? — Me preguntó confundido.
—Lo adiviné, suelen pedir el helado con muchas chispas de colores— contesté.
Él asintió entendiendo, me dio el dinero y en pocos minutos le di el helado sintiendo el roce de sus dedos en el acto. Él me dio las gracias y luego se fue.
Por un momento me quedé viendo la puerta de la cafetería por donde había salido y así estuve hasta que una viejita me habló pidiendo que le diera un helado. Fue entonces que, sin pensarlo, le dije a la señora que me esperara un momento y salí de la cafetería.
Corrí hacia la dirección donde se había ido, corrí lo más rápido que pude hasta que me detuve en la esquina de la cuadra.
No lo podía creer, era él. ERA ÉL.
No era una ilusión, no era un sueño (como los muchos que tuve sobre él) o algo inventado por mi mente. No, esta vez no era así.
Él estaba ahí, esperando subir al transporte público con esa combinación extraña de helado que siempre le gustó y con una hermosa sonrisa en el rostro.
De repente, sentí que mi celular vibraba en el bolsillo de mi pantalón, lo saqué y sin ver quién era, contesté.
Entonces, antes de que la otra persona dijera algo, exclamé con una alegría y emoción que no creía volver a sentir nunca.
—Ha vuelto.
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Sin palabras te diré "Te Amo" (Gay)✔️
Roman d'amour(COMPLETA) (EDITANDO) "Era gracioso saber que ambos estamos tan desesperados por trasmitir lo que sentimos el uno por el otro. Él con palabras y yo sin ellas" CREO QUE ESTA DE MAS DE DECIR QUE ESTA HISTORIA TIENE CONTENIDO HOMOSEXUAL, ASÍ QUE SI N...