3. Sinónimo de problemas💜

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Kaled

Fue una suerte que, al llegar a mi casa, después de ese "incidente" ─si se le podría decir así─ que me pasó al salir de la biblioteca, mis padres no estuvieran.

Cuando regresaron— ya que habían ido a comprar despensa—, no les conté lo sucedido. No creí conveniente decirles porque a veces me sobreprotegen demasiado. No sé por qué, pero cada vez que salgo a la calle —sin importar si es de día o de noche, —les aterra de sobremanera que algo me pase.

A veces me molesta eso, es decir, tengo 19 años y a pesar de que no puedo hablar, no considero eso como un gran impedimento para no poder valerme por mí mismo. Puedo hacer muchas cosas aun con mi condición, pero ellos no parecen ver eso.

Como sea... El fin de semana, ese suceso lo repetí y lo repetí en mi mente sin evitarlo; en especial ese beso que inesperadamente me dio ese chico pelirrojo.

La manera en que sin preguntarme siquiera juntó sus labios con los míos fue brusca y apasionada como si de dos amantes que llevan meses sin verse se tratara. Solo que, en mi caso, yo ni siquiera lo conozco y desde mi punto de vista, sentí que quería comerme con ese beso.

Independientemente de eso, ¿por qué sigo recordando ese beso de todo lo ocurrido? Estuve en presencia de un posible robo y vi el rostro de ambos ladrones.

¿Debería reportar esto a la policía?

Será mejor no meterme en problemas por el momento. No obstante, si llego a enterarme que la policía los está buscando, les diré lo que vi.

***

Era lunes y una nueva semana comenzó. Hoy me dio por escuchar a Bach, por lo que la melodía de Cello Suite No.1 in G Major, BWV 1007 retumbaba con delicadeza y ritmo en mis oídos con los audífonos puestos.

Caminé por los largos pasillos de la Universidad pasando por la Facultad de Derecho y después de Administración, subiendo las escaleras para llegar a mi Facultad: Filosofía y Letras.

Los lunes no tengo clases a las primeras dos horas, sin embargo, aprovecho este tiempo para ir al club de escritura en el que estoy. Este semestre, la profesora Martínez ha organizado un proyecto que consiste en que nuestro club trabaje con un grupo de estudiantes de Psicología para que juntos, redactemos varias historias que traten sobre personas que sufren alguna enfermedad mental.

Es cierto, como escritores, podemos investigar sobre el tema que queremos escribir para nuestra historia sin ninguna ayuda. No obstante, se busca que interactuemos con compañeros de otras facultades, en este caso de Psicología, para que nos cuenten sobre lo que saben de estas enfermedades. Además de que varios de ellos han tenido la oportunidad de conocer y checar un caso de alguna persona con un problema mental.

Algo que puede ser fructífero porque llegar a entender cómo se comporta una persona que sufre por esto, hace posible que la historia que se intenta crear sea más real.

La profesora que nos da el club, nos comentó que trabajaremos en parejas y que hoy conoceríamos a nuestro compañero.

Al llegar al salón, me quité los audífonos, acomodé mis lentes y me dirigí a una de las mesas que estaban al final ya que me gustaba sentarme ahí. Mis demás compañeros también ya habían llegado. En total éramos 10 y al ser las 7:00 a.m. la profesora Martínez, una de mujer joven de unos 30 años, cabello negro, piel blanca, ojos cafés quien le gusta vestirse con un estilo hippie, nos saludó y nos presentó al profesor Solís.

Éste es de menos estatura que la profesora Martínez, su piel es morena y su cabello es negro con algunas canas. Por lo que puedo adivinar que debe tener entre 47 y 50 años. Iba vestido con una camisa blanca, pantalones y saco color café hechos por un sastre. Su mirada era muy cálida de modo que quise pensar que era muy amable y amaba enseñar. Junto a él había un grupo de chicos que suponía que eran de Psicología.

Sin palabras te diré "Te Amo" (Gay)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora