Haruka

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Crece, crece, crece

Salta, salta, salta

Estados Unidos es un país demasiado grande, lleno de gente hablando al aire, automóviles transitando a todas horas y causando todo tipo de problemas, miles de lugares que visitar, muchos mas de los que debes mantenerte alejado dentro de lo posible...

En síntesis, ruido por todas partes las 24 horas al día...pero este lugar tan problemático es mi verdadero hogar.

Viajé a este país hace ya cinco años para participar en una competencia de natación a la que me habían invitado en reconocimiento a todo mi esfuerzo.

Recuerdo que esa vez gané unas cuantas de las carreras en las que estaba inscrito, otras no y es que todos los deportistas que eran parte del evento eran muy buenos y yo no me sentía muy bien que digamos como para concentrarme; pero de alguna manera todo mi esfuerzo sirvió para darles una buena impresión y casi al instante una de sus universidades mas importantes me ofreció una beca completa para que entrenara a un nivel superior, no solo eso, me darían una casa propia, dinero suficiente para mis gastos personales y todo lo que necesitara de ahí en adelante, la única condición que me pusieron es que debía nacionalizarme y competir con una nueva bandera a mis espaldas. Al principio pensé seriamente en negarme, pero algo dentro de mí no me dejó hacerlo, de modo que solo les pedí tiempo suficiente para pensar su generosa oferta.

Todo mi mundo se había derrumbado unas semanas atrás y sin duda ese era un buen momento para alejarme de todo lo que conocía, y es que lastimosamente, todo lo que conocía me recordaba irremediablemente al que fue el gran amor de toda mi vida, aquel que también me había roto el corazón...

Una dicotomía difícil de resolver:
¿Cómo podía guardarle rencor si aun le quería? ¿Cómo odiarlo cuando él me había dado mi tesoro más preciado?

-¡Mamá!- gritó mi pequeña Yuki saliendo por la puerta de nuestra casa y corriendo hacia mí, con su carita toda sonrosada, las manos llenas de flores y la ropa con tierra, pero pese a ese aspecto sigue siendo la criatura más linda que existe

-Mi pequeña sirena ¿me extrañaste?

-¡Claro que sí! Alba es siempre muy buena conmigo, pero quería verte

Esas palabras me conmueven tanto que inmediatamente la levanto y la abrazo con todas mis fuerzas...la he extrañado tanto; las competencias internacionales son largas, ese año tuve que viajar fuera del país, hasta Suecia, para competir...

-Esa era la última competencia de la temporada, ya no me iré más- le comento depositando un beso en su cabecita –Pasaremos juntos todos estos meses, lo prometo

-¿De verdad?

-De verdad

-¡Sí!- grita emocionada besando mi mejilla y ofreciéndome el ramito de flores que tenía bien sujeto en su mano –Toma mami, las recogí para ti

Son flores sencillas pero no por eso menos importantes. Le sonrío suavemente mirándola a los ojos y ella comienza a reír nuevamente:

Pero si ya tengo entre mis brazos la flor más bonita del mundo, Yuki

-¡Mami, no digas cosas tan vergonzosas!- se queja ligeramente sonrojada -Además, no es cierto, yo pienso que tú eres la flor más hermosa de todas las que existen en el mundo

Sus palabras provocan que todo mi yo se enternezca y así, riendo y abrazándonos con fuerza, los dos nos adentramos en nuestra feliz morada para poder comer nuestro platillo favorito en todo el mundo y poder descansar mientras pienso, como cada vez que estoy aquí, la enorme suerte que tengo de tener un ángel como ese a mi lado, la suerte de escucharla decirme cada día un: te quiero mamá, la suerte de poder disfrutar de sus hermosas sonrisas de felicidad pura.

Traerla a este mundo no fue una tarea nada fácil para mí, pero no me arrepiento de mis sacrificios en ningún momento, y ella lo sabe, sabe todo de mi pues con solo fijarse en mis ojos, puede saber absolutamente todo lo que pienso...

Una habilidad que comparte con esa persona.

Errores (MakoHaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora