Nanase

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La calle se encontraba semi desierta y fue fácil para ambos pelinegros encontrar un taxi que los llevara a la casa de los Kirishima, donde sus amigos debían estarlo esperando.

Logan se había comunicado esa mañana pero habían tenido que aplazar la charla importante para que la pequeña niña narrara a su manera particular todas las cosas que había visto y hecho en esos días, de todas las personas que ahora conocía y algunas de las anécdotas que Nagisa le había contado acerca de su madre, ese fue el momento en que Haru aprovechó para quitarle por fin el teléfono, no necesitaba que lo avergonzaran a ese nivel, de modo que se llevó el aparato escuchando claramente las risas de los otros resonando en la sala y todo eso solo para enterarse que se había olvidado como un tonto de rellenar unos formularios importantes para poder usar un centro especializado de entrenamiento en Texas en cuanto regresara, por lo que corrió al aeropuerto para recibir el sobre donde estaba los documentos oficiales, llenarlos como era debido y enviarlos de regreso en el mínimo de tiempo.

Yuki se había negado a dejarlo irse sin ella.

Ahora mismo, una mescolanza de sentimientos comenzaba a formarse dentro de su precipitado corazón: estaba aliviado de haber salido de esa incómoda situación, orgulloso como nunca por su actitud, temeroso por las preguntas que seguramente lo atacarían más tarde, estúpidamente feliz por haberlo visto tan sano como recordaba, avergonzado porque sin quererlo (sí, claro) se había quedado más tiempo del debido concentrado en el físico del ojiverde y claro que muy preocupado por lo que vendría después.

-Mami, no me estás escuchando- exclamó la pequeña con fuerza

-Perdona cariño, solo me perdí en mis pensamientos, no es que no quiera escucharte

Mi pequeña asintió comprensiva como siempre, pero sentí que había algo importante que quería decirme:

-¿Ocurre algo, Yuki?- más mi pregunta no obtuvo una contestación directa y mucho menos inmediata pues ella se quedó unos minutos mordiendo su labio inferior mientras se replanteaba sus ideas con la vista perdida en el paisaje que se apreciaba a través de la ventanilla abierta del vehículo en el que nos encontrábamos

-¿Ese señor alto también era tu amigo, mami?- termina preguntándome y yo trago en seco

-Lo era, cariño, lo conocí cuando éramos muy pequeños, más o menos como tu

-Y si es tan buen amigo tuyo ¿por qué yo no lo conocía antes?- sí, esa era la duda que la estaba intrigando en esos momentos, porque sencillamente no le encontraba sentido -Desde siempre he conocido a tío Ikuya y a tío Hiyori, ellos son especiales para nosotros porque somos familia, pero a ese señor no lo hemos visto nunca y era tu amigo

-Eso es porque no lo he visto en muchos años por el trabajo ¿te parece tan extraño?- pregunto ligeramente nervioso porque si sigue con esas preguntas que no voy a poder responder ni en un millón de años con respuestas engañosas o con puras mentiras, porque eso significaría traicionar su confianza y traicionar todo el amor que siento por él, insultar la memoria de nuestros recuerdos juntos y nunca sería capaz de hacer algo como eso

-No tanto, pero es que ese señor parecía estar muy triste- susurró, no necesitaba hablar muy fuerte, sabía que le prestaba toda mi atención

-¿Tú también lo notaste?

Yuki levantó su cabecita para fijar la mirada en los zafiros de su madre.

Por unos segundos estaba segura de que había terminado por imaginarme esa sensación de frio y desesperación que emanaba el gran hombre de cabellos cafés, esa que por alguna razón me causó unas tremendas ganas de esconderme en el pecho de mamá y llorar, pero ahora sé que no me equivoqué, mamá también lo había sentido así que tenía que ser cierto. Por principio odio ver a las personas sufriendo, en especial si hay algo, lo que fuera, que pudiera hacer para ayudarlos; tío Ikuya me dice siempre que eso me puede meter en problemas, pero no entiendo por qué ¿Qué tiene de malo cuidar de las personas que me rodean?

-Sí, sus ojos estaban muy oscuros, como muertos- expliqué como si le estuviera compartiendo un secreto

-No siempre fue así; Makoto solía sonreír mucho ¿sabes? Tal vez demasiado, y tenía una tierna mirada, cálida y un aura de paz que siempre lo rodeabapero las personas pueden cambiar con el tiempo, eso tampoco es malo, cariño, nos enseña a apreciar lo que tenemos en el aquí y el ahora para no arrepentirnos después

No entiendo por qué se oye tan triste, como si su querido amigo estuviera muerto o algo así. Pero eso no importa, sé lo que vi: el hombre grande consiguió hacer que los ojos de mami brillen por unos segundos cuando nos encontramos en el aeropuerto y la idea de que eso se repita me hace feliz, pero si él esta triste no puede alegrar a nadie así que tengo que tratar de ayudarlo; también quiero ver su sonrisa, debe haber sido muy hermosa

-Tal vez solo está cansado, como cuando tú y tío Ikuya terminan sus entrenamientos- sugiero después de pensármelo unos segundos, porque eso tiene mucho sentido para mí; la gente se ve triste cuando no ha dormido bien, cuando tiene hambre y cuando le hace falta un abrazo -Estoy muy segura de que se sentirá mejor después de pasar tiempo con todos sus amigos y también contigo, mami

-Ya veremos

La inocencia de la mente de mi pequeña me hace sonreír; sí, puede que Makoto se recupere, aunque sea un poco de lo que sea que lo esté molestando.

No sé nada acerca de él desde que nos separamos, por decisión propia, claro está, pero a pesar de todo lo que hemos pasado sigo pensando que no hay nadie que merezca tener más la felicidad que ese hombre que un día, hace muchos años, iluminó mi mundo como una noche llena de estrellas

Errores (MakoHaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora