En Casa - Segunda Parte

511 53 12
                                    

Quien sea que te haya dicho que por favor y gracias son palabras mágicas, te engañó por completo; hay una tercera palabra, una más poderosa que cualquier otra, una que es capaz de alegrar el día más obscuro, de llenarte de energía al 100% y de salvarte de lo que podría ser el momento más vergonzoso de toda tu vida, y ahora yo voy a revelártela.

La palabra mágica es

<< Caballa >>

¿No me crees? Pues deberías.

Solo necesité decirla en voz alta y mi pequeña literalmente olvidó todo lo relacionado con esa endemoniada caja que ya me encargaría de esconder después, para comenzar a jalar a su adorado tío hacia la cocina para que nos ayudara a cocinar; la idea fue buena pero ahora mi cocina estaba en peligro, así que me uní a ellos en la preparación de nuestros alimentos para esa tarde ¿Qué si estaba preocupado? Obviamente, por una y miles de razones que entraban y salían de mi cabeza a toda velocidad causándome mareo. . .hacia tanto que no cocinaba también para él; puede que parezca algo sin importancia, que me preocupo por estupideces, pero para mí no lo eran.

-Salen dos Caballas y un plato especial de costillas

-¿Costillas?

-Sí, cariño- respondí mientras la ayudaba a ponerse correctamente el mandil y lo ataba en su cintura con un lazo, ella estaba acostumbrada a cocinar conmigo cuando contábamos con suficiente tiempo y eso no iba a cambiar porque estuviéramos aquí en Iwatobi, sino todo lo contrario; recordaba a la perfección tanto a mi madre como a mi abuela quienes me habían enseñado todo lo que sabían en esta misma cocina y ahora estaba formando nuevos recuerdos con mi propia hija -¿Está bien para ti, Makoto? También tengo filete, por si lo prefieres

-No Haru, yo. . .comeré lo mismo que ustedes

-¿Se-seguro? No es necesario que te obligues a esto, puedo preparar lo que quieras

No quería verlo tan inseguro de repente, no quería verlo triste por causa de una estupidez que había expresado cinco años atrás sin pensarlo siquiera. Siempre supe el gran amor que mi pelinegro sentía por ese alimento, pero tardé un poco más en comprender que cuando él me preparaba un plato con su pescado favorito era una sutil forma de decirme cuanto me quería, lo mucho que se esforzaba para que le saliera mejor de lo usual y lo feliz que se sentía compartiéndolo conmigo. . .

-Te juro que no lo hago. Ha pasado tanto desde la última vez que. . .me parece que extraño comer caballa, en serio

-A tío Makoto le gusta la caballa ¿cierto?

-Tal vez no tanto como a ti, Yuki, pero extraño la forma en que tu madre la prepara- le expliqué acariciando su cabecita –Por favor Haru, déjame probar de tu deliciosa comida una vez mas

No me puedo creer que me sonrojara como colegiala enamorada, pero todo eso estaba resultando ser demasiado para mi pobre corazón. Cuando lo escuchaba decirme esas cosas tan tiernas solo quería saltar sobre él y besarlo sin que me importara donde estaba o quien nos veía. . .eran esos momentos en los que me sentía más débil, más necesitado de su cálido cariño, pero todo eso parecía ser demasiado bueno para ser verdad; todo era parte de la rutina del cortejo, pero en un futuro podía llegar a cometer nuevos errores o incluso los mismos y Makoto volvería a cansarse de mí, se iría de nuevo y tenía miedo de experimentar eso de nuevo, porque esta vez no podría volver a levantarme, porque esta vez no sería solo yo quien terminara lastimado, Yuki también iba a sufrir. . .

-Tres Caballas entonces- repuse dándole la espalda, tal vez si no lo veo mi corazón deje de latir como loco

-¿Sabes, tío? Me alegra que no hayas traído a ese señor tan extraño contigo- comento mientras lavo las verduras que mami va a usar en la comida, es un trabajo importante porque podríamos enfermarnos si no lo hago bien -Me dio mucho miedo y no me gusta

-¿Te refieres a Kisumi?

-El hombre de cabello rosa, sí- explico y me doy la vuelta para mirarlo con los ojos especiales que tío Nagisa me enseñó a poner poco antes de irse -Ya no vas a volver a verlo ¿verdad? Podría ser peligroso y mami siempre dice que hay que alejarse de las personas peligrosas

-En eso tiene razón

-Haru, no le enseñes cosas raras- reclamo algo sorprendido por las palabras que Yuki dice; sé que él nunca le enseñaría a odiar a ciertas personas, por lo que todo esto es lo que ella ha deducido por si misma. . .quisiera poder sentirme de otra forma que no sea sorprendido, pero no puedo hacerlo

-No lo hago, mi hija es sabia y la animo a seguirlo siendo- respondo con el tono serio que siempre uso, aunque la verdad es que las palabras de mi pequeña sirena me hacen reír en secreto; así que después de todo no soy solo yo, pero más gracia me causa la expresión de desconcierto que pone mi amigo en esos momentos en que debe afrontar la franqueza natural de todos los niños, yo ya tuve que hacerlo, ahora le toca

-No te preocupes, Yuki- dice soltando un suspiro para luego sonreírme nuevamente, prueba de que no está enojado. . .eso me alivia -No volverá a aparecer por aquí

-¿Y eso significa que podemos volver a pasear juntos?

-Claro que sí; mañana mismo vendré y jugaremos a lo que tú quieras

-¡Sí!- saber eso me hace feliz, mi tío va a quedarse a nuestro lado y ya no va a haber personas raras a nuestro alrededor

La sonrisa de esa pequeña llenaba los corazones de esos dos jóvenes padres, uno que no se cansaba de mirarla ser feliz sabiendo que las cosas estaban saliendo mejor de lo que esperaba y el otro que descubría por primera vez la dicha de ser padre, era tan maravilloso; el castaño deseaba que el tiempo pudiera detenerse en ese mismo momento en el que todo parecía perfecto. . .pero más deseaba poder volver el tiempo atrás para recuperar todos esos años al lado de su pequeña de ojos verdes, al lado de su amado de ojos azules, pero no podía. Les debía mucho. . .solo esperaba poder compensarlos de alguna manera

Ensimismado como estaba en esos negativos pensamientos, literalmente dio un salto cuando el pelinegro se dirigió a él con un tono de urgencia:

-Ahora que lo recuerdo, Makoto- lo llamo mientras limpio cuidadosamente mis manos ¿Cómo se me pudo pasar por alto algo tan importante? -Préstame tu celular un momento

-¡¿EH?! ¿Por qué, Haru?- no me digas que ya pasamos a la fase en la que controla mis llamadas y eso ¿no es demasiado pronto?

-No es eso- me regaña con su mirada de siempre, aunque parece estar algo sonrojado, creo que se dio cuenta de lo que estaba pensando hace un momento, tengo que tener más cuidado con esta nueva conexión que tenemos –El mío se rompió, tengo que contactar con Ikuya o se preocupará innecesariamente

-Ah, eso era- me rio nervioso –Esta bien, pero no tengo su número

-No importa, lo sé de memoria

Errores (MakoHaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora