Makoto

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-¿Haru? ¿estás en casa?- pregunto antes de abrir la puerta de entrada con cuidado para no volver a alarmar a nadie o correr el riesgo de recibir un golpe en la cabeza...creo que estoy temblando en estos momentos y no sé si es por el recuerdo de mi amigo atacándome con una escoba o por la razón por la que estoy aquí

-En la cocina- me informa con tono tranquilo y hacia allá me encamino solo para encontrarlo secando unos cuantos platos y cacerolas para poder acomodarlos en su respectivo lugar; se ve tal cual lo recuerdo cuando éramos más jóvenes , hasta lleva el mismo delantal azul que siempre usaba cuando estábamos en la preparatoria, el único detalle que ha cambiado es que ya no usa solo su traje de baño debajo del mismo y supongo que lo extraño...no por razones pervertidas...obviamente

-Perdona por no llamar- le digo algo avergonzado de repente y es que no se me ocurre nada más que decir -Creo que debí preguntar antes de venir a visitarte ¿no?

-No en realidad- responde aun atareado sin voltear a mirarme, pero no es un gesto frio porque pese a que está haciendo otras cosas aun siento que me está poniendo toda su atención lo que me hace sentir medianamente más relajado -Nunca necesitaste llamar para avisar que venias, ¿Por qué lo harías ahora?

-No-no sé...- quiero decir que ahora es diferente, que lo siento todo de una manera diferente pero si lo expreso en palabras sé que se hará aún más real que hasta este momento -¿Y Yuki?

-En la piscina

-¿Dónde?

-En nuestra piscina ¿la olvidaste?- me pregunta, esta vez volteando para mirarme con una pequeña sonrisa en sus labios como hace cada vez que recuerda los divertidos momentos que pasamos cuando éramos unos niños, en especial en esa pequeña piscina de plástico que sus padres consiguieron especialmente para él y que claramente nunca podría olvidar -Yuki y yo la encontramos ayer en el desván y me convenció de armarla; creo que no debí hacerlo, no ha salido de ahí en todo el día

-Eso suena muy parecido a ti- comento y sonrío

-He mejorado controlando un poco mi fascinación- está sonrojado, pero no lo va admitir nunca...en parte eso es bueno, me recuerda al Haru de antes -Pero ahora mismo no sé qué hacer para sacarla del agua y ya se nos está haciendo tarde

-¿Tarde? ¿Pensabas salir a algún lugar, Haru?

-Esto...sí, Ikuya me pidió que lo acompañara de compras al centro- comenta después de dudar un poco si contarme o no acerca de sus planes, supongo que no sabe cómo decirme que claramente no estoy invitado y eso le incomoda, pero a mí no

-Pues déjala aquí

-Es una niña de cuatro años, Makoto

-Casi cinco- le recuerdo porque es normal que las "madres" tiendan a olvidar lo mucho que crecen sus hijos -Y no te estaba sugiriendo que la dejes sola, yo me encargaré de cuidarla

-¿Seguro?

-Por supuesto, tengo experiencia cuidando a pelinegros con el apellido Nanase

Mi broma no esta muy desencaminada de la verdad y no creo estar exagerando cuando lo afirmo...aunque si es solo cuestión de mi vanidad el que diga que soy el mejor en ese trabajo, pero eso no voy a decírselo ni a él, ni a nadie. Lo conozco desde que éramos niños y, aunque es cierto que en gran parte de nuestra infancia fui yo quien necesitó mucho de él, a medida que crecíamos me hice completamente cargo de mantenerlo con los pies en la tierra, de regañarlo cuando era necesario y de evitar que cometiera locuras.

Puedo hacer lo mismo con mi hija, estoy seguro de eso.

-Bien- acepta después de largos minutos de meditación personal sopesando pros y contras -Te dejaré a cargo, solo...ya sabes, prométeme que no harás locuras mientras no estoy

-¿Hablas de la caja? Te prometo que no la buscaré- respondo rápidamente y con una sonrisa...antes no me costaba nada hacerlo, pero ahora es diferente

Sonreír no es tan fácil cuando no tienes una razón para ello, eso es fácil de entender ¿no? El caso es que cuando recuperas de nueva cuenta ese motivo que te hacia ir por la vida completamente feliz y dichoso, tampoco es fácil...ya no estás acostumbrado a eso, pero no me importa lo que me cueste, volveré a sonreírle con naturalidad un día, porque esta sonrisa no es solo para él, es la muestra de lo que provoca en mí.

Errores (MakoHaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora