Tachibana

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Tío Makoto es mi niñero y eso me hace muy feliz; jugamos juntos el día de ayer porque me lo había prometido y hoy también pasaremos la tarde juntos.

¡Que buena suerte la mía!

Todo sería aún más perfecto si tan solo mamá se hubiera quedado con nosotros para poder jugar, pero ya tenía concertada esta salida desde ayer en la noche y no podía solo faltar porque eso no es educado, me lo repiten seguido.

Encontrar una piscina escondida en el sótano de la casa de mamá fue como haber encontrado un cofre lleno de monedas de chocolate en una isla desierta; me sentí emocionada, y un poco triste a la vez porque lo que yo quería encontrar en realidad era la caja de recuerdos donde había encontrado la gran orca de peluche con la que dormía cada noche ¿Por qué? pues porque después de pensarlo mucho me di cuenta de que tío Makoto tenía razón: esa caja estaba muy bien cuidada y cerrada hasta que mi curiosidad me llevó a abrirla sin el permiso de mamá…por lo que me sentí muy culpable después, pero ahora solo quiero volver a abrirla, ver lo que guardaba en esa caja con forma de corazón y tratar de leer las cartas.

La primera vez no les puse mucha atención, pero ahora quería hacer el intento, después de todo recién estoy aprendiendo.

Lo malo es que sin importar donde busque, no la encuentro. Solo desapareció como si fuera mágica…tal vez lo sea…

-¿Todo bien, pequeña?

-Sí, tío- respondo sonriendo -¿Te gusta nuestra piscina?

-Es muy bonita

-Puedes entrar, ven- invito acomodándome en un costado para dejarle espacio pero tío Makoto sólo se ríe

-No lo creo, Yuki- le digo acariciando su cabecita mientras ella se sacude –Esa piscina está bien para un niño, tal vez hasta dos, pero no para un hombre adulto como yo

Me carcajeo cuando la veo inflar sus mejillas en un gesto que pretende ser de molestia, pero que le sale demasiado adorable, de modo que me acerco y aprieto ambas mejillas con suavidad provocando que el aire salga:

-Así que imitando peces globo ¿eh? No está mal

-También puedo imitar un tiburón- me cuenta emocionada nuevamente y nos pasamos alrededor de 15 minutos jugando a adivinar al animal que imita
Yuki; es sorprendentemente buena en eso y no lo digo solo por sus originales ideas para darle vida a las imágenes que tiene en su cabecita, sino más bien por su gran facilidad para hacer gestos y expresar cosas, se nota que no es solo el agua lo que le gusta, sino toda la vida que lleva dentro de sí, cada animal, grande o pequeño, la fascina y se a memorizado una gran variedad para la edad que tiene.

-¿No crees que ya es hora de salir?- le digo después de un rato, le prometí a Haru que la sacaría de ahí y no puedo fallar -Haru me dijo que has estado ahí desde la mañana- continúo; la verdad no puedo imaginar lo que hizo mi pelinegro para darle de comer es esa situación porque seguro que Yuki se negó a salir hasta para eso

-Sí, aquí he estado ¡Me gusta mucho el agua!

-Pero todo tiene su tiempo y ya es hora de que cambies de ambiente

-¿Por qué?

-Porque te vas a resfriar si no sales

-¿Resfriar?- pregunto asustada y es que esa palabra me recuerda cosas malas: medicina con sabores horribles, dolor en mi pancita que me impedía comer mi caballa todo el tiempo, también tenía que estar metida en cama por muchos días y sentía un calor muy fuerte que me hacía sentir incómoda, una vez hasta hubo una aguja con liquido pero no me gusta recordar eso; mamá me ha dicho que solo me he enfermado dos veces hasta ahora, pero ambos fueron feos momentos para él y para mi

-Sí- me responde tío Makoto, está asintiendo varias veces con la cabeza, se ve serio y tiene los brazos cruzados -Y si eso sucede me temo que ya no podrás salir de casa y tampoco ir a nadar a la playa con todos nosotros

En cuanto dijo esas palabras creo que salté fuera del agua, tomé mi toalla favorita para cubrirme y entré corriendo en la casa.

Verla correr alarmada por algo como eso me resulta divertido, supongo que es cierto que no puedes mantener a un Nanase alejado del agua por mucho tiempo, pero ella también es mía, una pequeña Tachibana y parece tener algo de buen juicio para evitar caer en esas situaciones que no son buenas.

De ahí en adelante, el resto de la tarde fue bastante más tranquila; Yuki quería jugar con sus muñecos de felpa y ya que yo estaba acostumbrado a ese tipo de juegos gracias a haber tenido una hermana menor, la acompañé con tranquilidad mientras conocía a todos y cada uno de los animalitos por su propio nombre, porque afortunadamente todos tenían el mismo apellido: Nanase

Errores (MakoHaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora