Capítulo 2

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(Katie)


-Para, Gorka. En serio no estoy preparada –dije ante su insistencia.

Pero sin dejarme decir nada más, junto sus labios a los míos en un beso lleno de furia y cuando estuvo satisfecho fue bajando sus besos por mi cuello, seguro que dejando marcas a base de chupetones. Me rodeo poniendo sus manos en la encimera, a cada uno de mis lados, y pegando su cuerpo al mío.

-Gorka, no –dije seria, poniendo mis manos en sus hombros para tirarle hacia atrás pero sin éxito.

No me podía creer que este fuera su regalo de aniversario. Me estaba forzando para tener relaciones con él. Yo no me sentía preparada. No tengo experiencia en eso y sus maneras siempre hacían que me avergonzara y dudara sobre mí.

-Déjame hacerlo todo a mí –dijo mientras que con una mano me levantaba, para sentarme en la encimera, mientras que con la otra se colaba bajo mi falda.

-¡No Gorka, para! –grite intentándolo apartar de mí.

Él insistió besándome el cuello, toqueteándome en los muslos, los pechos e intentando subirme más la falda.

No aguante más la presión y le di una bofetada con todas mis fuerzas, sonó muy fuerte, mientras que gritaba que parará de una vez y bajaba de la encimera.

Era la primera vez que gritaba de esa manera y también mi primera bofetada. Gorka se paralizo por un segundo antes de mirarme con verdadera furia a los ojos. Daba miedo la amenaza en sus ojos.

-¡¡¡¿QUÉ HAS HECHO?!!! -me grito me golpeo en la cara con el puño.

Se puso la mano donde le había golpeado, para masajeársela, con la otra me agarro la muñeca retorciéndomela, hasta hacerme chillar de dolor.

-Suéltame, me haces daño –grite forcejeando para soltarme aunque me doliera más.

Las lágrimas se me salían de los ojos haciéndome la visión más borrosa.

Hizo todo lo contrario, me apretó más al tiempo que la giro más, retorciéndomela, haciéndome girar sobre mi misma, quedando de espaldas a él con la mano, que el sujetaba, a la espalda.

Me empotro contra la encimera haciéndome notar su erección en mi trasero. Me invadió el miedo, no me podía soltar ni mover y Gorka no paraba de toquetearme con una mano mientras que con la otra me tenía retenida.

-Ahora vas a ser toda una mujer. Espero que disfrutes de tu regalo de aniversario tanto como lo haré yo –me susurro al oído antes de morderlo.

En medio del forcejeo busque con mi mano libre algo para defenderme, logre agarrar la sartén que tenía delante y la sacudí hacia atrás golpeándola contra la cabeza de Gorka. Le di en toda la cabeza con un sonido más fuerte que la bofetada que le había dado antes.

Me soltó porque se había quedado inconsciente por el golpe. Me gire y lo encontré tumbado en el suelo, veía un poco de sangre pero no es que saliera demasiada cantidad.

Fui dando pasitos pequeños hacia la puerta de la cocina, mientras le iba llamando por si se despertaba.

En cuanto llegue al umbral corrí a por el teléfono fijo para llamar a urgencias. No le iba a dejar aquí inconsciente, tenía que avisar para que alguien viniera a socorrerle.

Después de la llamada recogí mis cosas y salí corriendo, dejando la puerta abierta para cuando llegara la ambulancia. Por muy dolida que estaba no iba conmigo dejar a alguien así. Menos cuando lo amo tanto o lo he amado...

Corría dejando salir las lágrimas, y sintiendo un gran dolor en el corazón. Podía notar el sabor metálico de la sangre en la boca por el puñetazo que me había dado Gorka. No podía creerme que esto estuviera sucediendo. No entraba en mi cabeza la situación que acaba de pasar.

No podía entender como me había hecho sufrir tanto cuando nos amábamos. Estábamos enamorados, nos queríamos. ¿Cómo ha acabado así? No había sido nuestra primera pelea, pero nunca antes había llegado a ese extremo.

Cuando llegue a casa estaba sofocada de correr tanto. Entre sin saludar a mi padre, que estaba tirado en el sofá, y me dirigí a mi habitación. Cerré la puerta dando un portazo y me tumbe en mi cama bocabajo llorando, ahogando mis sollozos contra la almohada.

No tarde mucho en escuchar cómo se abría mi puerta de repente con rabia, era mi padre lo podía reconocer porque me llego un fuerte olor a alcohol. Me senté en la cama intentando dejar de sollozar mientras me limpiaba las lágrimas con las mangas para poder mirar a mi padre entrar en la habitación.

-¿Te piensas que porque te dejo vivir bajo mi techo puedes hacer lo que te de la real gana? –bramo mi padre entrando a mi habitación con paso tambaleante.

-Siento lo del portazo, papa –me disculpe levantándome de la cama mientras me secaba las lágrimas de los ojos.

-¿Qué portazo ni leches? Lo que quiero saber es porque has tardado tanto en volver a casa –dijo dando un golpe contra la pared, haciendo que diera un bote por la impresión.

-Lo siento, papa. Mi novio quería pasar tiempo conmigo y... -dije intentando retener las lágrimas que volvían a amenazar con salir.

-Otra puta como su madre –dijo con desprecio.

Eso me dolió mucho, mi madre no se iba con cualquiera. Siempre había sido fiel a mi padre. También me dolió que me llamara puta cuando no había estado íntimamente con ningún chico. Por eso estaba ahora triste y dolida.

-Papa que no es lo que piensas –dije con nuevas lágrimas saliendo de los ojos.

-¿No? ¿Segura? –grito lanzándola la botella de cerveza vacía que tenía en la mano.

Me dio en la frente haciendo que se rompiera en mil pedazos. Me lleve las manos a la cabeza gritando de dolor, me había dado tan fuerte que notaba como si mi cabeza estuviera en una tómbola rebotando por dentro del cráneo. Note como en mis manos se deslizaba algo caliente y al mirarlas vi que tenía sangre. Me había cortado con el cristal.

Oportunidad para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora