Capítulo 12

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(Katie)


El viaje en coche hasta el centro comercial había sido un poco incómodo ya que íbamos en el coche de Raúl y parecía que era nuevo, tenía miedo de que si tocaba algo lo ensuciara o lo estropeara.

Íbamos Raúl, Maddi, Damián y yo. A Damián y a mí nos tocó ir juntos detrás. Era bastante incomodo porque íbamos en silencio y Damián no paraba de mirarme fijamente, intimidaba más callado.

-¿Qué os parece si vosotros vais a los recreativos mientras vamos a comprar? No quiero que veáis que os compro para navidad, luego os llamo y nos reunimos para seguir dando una vuelta ¿vale? –propuso Maddi.

Aceptaron aunque de mala gana y no después de haber discutido con Maddi y que esta con su carácter arrollador los convenciera de que era lo mejor.

-Menos mal, pensé que lo tendríamos que aguantar a esos dos durante todo el rato quejándose sobre lo lenta que soy escogiendo. ¿Por dónde quieres empezar? ¿Ropa o regalos? –pregunto animada.

-Como quieras yo solo voy a mirar. Comprare un detalle para tus padres y otro para Connor y Marina.

-¿Para mi nada? Eres peor de lo que pensé –se quejó en broma.

-También habrá algo para ti –dije sonriendo- lo malo es que lo veras si me acompañas.

-Saldré de la tienda antes para no verlo, quiero que sea sorpresa.

Decidimos ir primero por regalos para navidad. Después de muchas tiendas por fin había conseguido un detalle para los recién casados, unas tazas de café a juego. Era mejor opción que la recomendación de condones que me había dicho Maddi.

Para los padres de Maddi elegí, algo no muy caro y no muy original, una caja de bombones.

Maddi compro muchas cosas, sin mirar la etiqueta. Me ponía nerviosa cuando hacia eso, solo porque yo no quería pasarme de dinero. Pero tenía que recordar que ella no tenía motivos para preocuparse de gastar demasiado.

-¿Qué te parece si a Damián le compramos carbón? –me pregunto levantando una bolsa de carbón de azúcar.

-No sé yo... -no quería que pensaran que fue idea mía y se ofendiera.

-Sí, tienes razón. Es la mejor opción –dijo añadiéndolo a la cesta- ahora vete a dar una vuelta por la tienda, evítame porque voy a coger tu regalo y no quiero que lo veas. Te espero fuera, aprovecha y elige algo para mí.

-Vale... -dije alejándome mientras miraba los estantes.

Vi un collar de cadena muy finita del que colgaba una rosa como la de la Bella y la bestia. Como es la película Disney de Maddi me decidí por eso.

Al desviar la vista a las pulseras vi una que llamo mi atención, era de hombre y tenía una piedra brillante en el medio tallada en forma de lobo. Era como ver el universo en un lobo. Precioso.

No pude resistirme a cogerla. La pulsera y una bola de cristal de esas las que agitan y se ve como si nevara, dentro uno de los paisajes que vi mientras venia en el coche con Maddi. Me pareció un bonito recuerdo que llevarme para recordar estas navidades.

En cuanto vi que Maddi salió de la tienda me fui a la caja, para pagar. Fueron tan amables de envolverme todos los regalos. No era lo que me quería gastar pero era lo único que me iba a comprar por navidades.

En cuanto me reuní con Maddi me intento sonsacarme lo que le había comprado pero no consiguió nada. Después de eso llamo a los chicos y quedamos en encontrarnos en la cafetería del centro comercial. Maddi guiaría, porque yo no sé dónde era.

Llegamos primeras a la cafetería, nos sentamos juntas para esperar.

-Chicos –los llamo Maddi cuando se acercaron.

-¿Cómo han ido las compras? –pregunto Raúl tomando asiento a mi lado.

-Seguro que han comprado las mil y una chorradas –dijo Damián sentándose frente a mí.

-Pues solo te digo que he acertado de pleno con tu regalo, espéralo con ansias –le contesto Maddi.

-¿Y tú que has comprado? –me pregunto Raúl.

-Solo unos detalles de navidad.

-Seguro que no te ha comprado nada –dijo Damián.

Eso me dejo parada. No esperaba que tuviera que cogerles regalos a todos los familiares. Ni siquiera sabía cuántos eran. No le había comprado nada. Esperaba que no se ofendiera.

-Ya sé que no me ha comprado nada. Tampoco lo esperaba.

No sé porque no me lo creí.

-Ya claro –se burló Damián. Maddi también sonreía con malicia.

No sé porque esperaban que le comprara algo a Raúl. Tampoco es que le conozca de nada.

Ver como interactuaban Damián y Raúl, siendo hermanos, me parecía muy diferente a como se relacionaban Connor y Maddi. Ambas parejas de hermanos eran divertidas pero cada una a su manera.

Ellos parecen más brutos. Seguramente porque ambos son chicos. O eso creo. Pero aunque parecían tener rivalidad entre ellos, no parecían ser agresivos. Aunque a mí me intimidaran por su complexión.

-Pues luego vamos a comprar ropa ¿Qué os parece? –pregunto Maddi sonriendo con malicia.

-Lo que queráis –contesto rápidamente Raúl.

-No pienso cargar ni una sola bolsa, yo aviso –se quejó Damián.

Después de acabar de tomarnos los refrescos nos fuimos daño un paseo por las tiendas. Maddi insistió en entrar a verlas todas, absolutamente todas. Probándose toda la ropa que le gustaba.

También insistía en que yo me probara cosas pero me negué. Aunque había cosas que realmente me moría por comprar, ya no me quedaba dinero para nada más.

Por suerte la vuelta a la casa Maddi se sentó a mi lado y no se quedaron en silencio, por lo que se me hacía más cómodo.

Me sentía como yendo a pasar el tiempo con amigos de toda la vida. Ese ambiente de amistad y bromas. Como si cualquier cosa pudiera pasar. No sabía si eso me gustaba o no. Ya no me gustaban las cosas imprevisibles. Ya no me fiaba de nada que fuera bueno para mí si eso incluía a chicos fuertes.

Oportunidad para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora