Capítulo 11

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(Katie)


Nada más empezar a comer podía ver incomodidad en el ambiente y se miraban unos a otros como si se hablaran con los ojos. Me estaba estresando ver cómo me miraban para luego volver a mirarse.

-Maddi –la llame a susurros.

-Dime –dijo sirviéndose de una de las muchas fuentes que había delante de nosotros.

-¿Tengo algo en la cara? No paran de mirarme y me está incomodando.

-No tienes nada. Es que son muy cotillas.

-Pero si no están diciendo nada.

-Lo hablaran después –dijo rápidamente.

-Come todo lo que quieras –comento Raúl pasándome una de las fuentes de comida.

Había todo tipo de comida, en su mayoría carne cocinada de diferentes maneras, y mucha bebida, sobretodo vino.

Me serví un poco de ensalada y un trozo de carne se lo agradecí.

Raúl no paraba de mirarme mientras sonreía. Como si tuviera algún plan malévolo contra mí. Inconscientemente moví un poco la silla hacia Maddi pero Raúl también movió la suya, dejándome encerrada entre Maddi y él.

Maddi me distrajo de su proximidad presentándome a los que tenía más cerca mientras comíamos. También aprovecho para contarme cómo fue su infancia aquí junto a sus primos.

-¿Y cómo que no has venido antes con Maddi a vernos? –pregunto Raúl.

-La habría traído antes si hubiera sabido que pasaba las navidades sola antes –interrumpió Maddi.

-Es tu amiga tendrías que haberlo sabido antes.

-No solemos hablar de eso. Además yo ni siquiera sé que día es el cumple de Maddi –dije a modo de justificación.

-Pues es verdad, yo tampoco se el tuyo –dijo Maddi dándose cuenta- como siempre que es mi cumpleaños me vengo a celebrarlo a casa, nunca ha coincidido en que te lo diga. Pues para que lo sepas es el dos de abril. ¿Y el tuyo?

-Una semana antes de navidad. Es el dieciocho de diciembre.

-Claro por eso nunca ha coincidido, porque para esa fecha ya me he venido aquí a pasar las fiestas.

-Espera... entonces tu cumpleaños es en dos días –dijo Raúl.

-Supongo que sí.

-¿Cómo no lo has dicho antes? –Pregunto Maddi- Tenemos que celebrarlo.

-No, de verdad que no –dije rápidamente.

-¿Por qué no? –pregunto Raúl demasiado curioso.

No le iba a decir que porque me recuerda que es la misma fecha en la que casi me violo mi novio, que mi padre me abrió la ceja y escape de casa, dejando atrás todos los recuerdos y a mi único familiar.

-Porque no es quiero ser el centro de atención cuando estáis celebrando la boda de tu hermano, Maddi. Además luego son las navidades y también sabes que no soy buena teniendo la atención. Y por si fuera poco no sé si mañana me iré de vuelta a casa –conteste mirando a Maddi ya que la mirada de Raúl, parecía algo ansiosa.

-Tienes que pasar las navidades aquí –dijo Raúl en forma de orden.

-Pero yo...

-Raúl, no la agobies –se metió Maddi- y tu Katie tienes que quedarte. Además a mi hermano le dará igual que celebremos tu cumpleaños, no ves que ellos se encerraran en su cuarto y no saldrán hasta...

-Lo que quiere decir la bocazas de mi hermana es que no nos importa –interrumpió Connor con un tono más suave que Raúl, que estaba sentado al lado de Maddi.

-Pero no es solo por la boda. También están las navidades... -empecé a decir.

-Va Katie, que me hace ilusión celebrarlo contigo –me interrumpió Maddi cogiéndome el brazo en forma de súplica.

Mire a mi alrededor y vi que teníamos a todos en la mesa pendientes de nuestra conversación. Disimuladamente, o eso creía estar haciendo yo, puse mi mano en la frente y me gire para mirar a Maddi mientras tapaba mi perfil con mi brazo y mi pelo.

-Maddi –la llame a modo de súplica.

-No tienes nada que temer. Nadie te va a morder porque celebremos tu cumpleaños –dijo Raúl a mi espalda.

-La verdad es que no es una fecha que quiera recordar –dije obligándome a girarme y mirar a Raúl a los ojos.

Se me quedo mirando fijamente como si leyera mi alma o algo así, notaba el dolor en su mirada. Puso un brazo en el respaldo de la silla en la que yo estaba. Inconscientemente me senté más a la orilla de la silla.

-¿Y si dejamos el tema por ahora? –pregunto Raúl, concediéndome el respiro que necesitaba.

Asentí agradecida. Él me dedico una sonrisa de medio lado comprensiva. Como si entendiera que era lo que me había pasado en aquella fecha.

-Vale –dijo Maddi con fastidio.

-Bueno ¿Qué vais a hacer mañana? –pregunto Lidia, la madre de Maddi, ajena a la conversación.

-Había planeado ir de compras, para coger los regalos de navidad. Katie ¿Me acompañas, verdad?

-Si, por supuesto.

-Así podre enseñarte un poco de los alrededores.

-Me gustaría mucho.

-Si vamos. Yo también os acompañare –interrumpió Raúl.

-Yo pensaba más en una salida de chicas –se quejó Maddi.

-Pero yo quiero ir –dijo como si fuera un perrito abandonado- ¿A que tú, Katie, estás de acuerdo?

¿Por qué tenían que meterme a mí en la conversación? Yo estaba bien con lo que quisieran ellos.

-A mí me da igual. Lo que queráis vosotros –dije mirando a Maddi.

-Pues ya está decidido. Voy con vosotras –dijo sonriendo Raúl, aunque Maddi suspiro frustrada.

No sé porque pero tenía la sensación de que debería de haber dicho que mejor una salida de chicas. Además así podría estar más cómoda a la hora de hablar con Maddi. Con Raúl yendo con nosotras sería raro.

-Genial –dijo con evidente ironía Maddi.

La verdad es que me hacía gracia ver como Maddi interactuaba con el resto de su familia. Yo nunca he tenido mucha familia, aunque cuando estaba mi madre éramos más cercanos, nunca hemos tenido este alboroto tan cariñoso entre nosotros.

Hacían que me sintiera integrada aunque yo intentara poner barreras entre ellos y yo. Era genial.

Oportunidad para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora