(Katie)
Gorka fue el primero en lanzarse a atacar, un destello de piel pálida que se abalanzaba sobre la forma más grande, bronceada de Raúl. Raúl lo esquivo en el último momento y le hizo la zancadilla. Gorka no cayó, pero lo hizo tropezar.
-Veo que diste con mi nota -dijo Gorka mientras se giraba de nuevo hacia Raúl.
-¿Cómo podría resistir la invitación? Ven al almacén solo o ella muere. Aunque, para que lo tengas en cuenta, es posible que desees tener a alguien que revisé tu ortografía. Tú escribiste más de la mitad de la nota mal.
-A nadie le importa una mierda mi ortografía.
-Estás en lo cierto en que a nadie le importas, y aun mejores noticias, después de hoy, no escribirás más notas amenazantes.
-¿Crees que me importa tu insignificante amenaza? No tengo miedo de ti.
Gorka saltó mientras Raúl bailó de vuelta.
-Deberías temerme. Pero, de nuevo, esta señal de deficiencia mental no es la primera. Nadie se mete con mi manada.
Todavía atada a una silla, encontré extrañas su elección de palabras. ¿Así que esto era cuestión de ego? Eso no tenía sentido y no explicaba por qué los hombres luchaban desnudos.
Excepto que no eran hombres.
¿Eh?
Ante mis incrédulos ojos, la piel ondulo de una manera que estaba lejos de ser natural. O humana.
Los dos hombres cayeron sobre sus manos y rodillas cuando la piel brotó. Sus rostros desfigurados, en un rictus de dolor y cambio. La misma forma de sus cráneos cambió. Y, no, eso no podía ser lo que yo pensaba que era.
No podía imaginármelo. Esa cosa que se agitaba y sacudía que surgió de sus extremos era una cola. Una peluda cola castaña, por el cuerpo también apareció un pelaje igual de castaño cubriendo su cuerpo, un zorro.
Imposible, y sin embargo, a menos que estuviera soñando, lo que rodo alrededor de mí en un estallido de pieles, colmillos y violencia eran dos animales salvajes.
Un verdadero hombre y... ¿Cuál es el término apropiado para él?
¿Hombre zorro?
Esta mente inquieta no quería saber, era ese tipo de conocimiento sin el cual una chica podía vivir; pero definitivamente quería huir. Si no estuviera atada a una maldita silla.
Él, con un gruñido que mostro demasiados dientes, se liberó del zorro. Se volvió y se abalanzó sobre mí, el brillo malévolo en sus ojos fue suficiente para callar el grito que tenía en la punta de la lengua.
La sangre caliente me salpico cuando Raúl lo golpeó, garras puntiagudas que rasgaron la piel.
La violencia continuó sin cesar, los hombres peludos cayeron en un frenesí salvaje de cortar miembros. No podían controlar su instinto impetuoso. Rodaron hacia mí. No podía moverme. El cerco de la lucha golpeo un lado de la silla hizo que me tambaleara.
Crash.
Caí al suelo, y algo se quebró. Mi cabeza palpitaba, al igual que el brazo y el hombro sobre el que había aterrizado, pero nada parecía roto, afortunadamente, a excepción de la silla. Por desgracia, no me fue tan bien.
Lo que era una buena noticia para mí.
La holgura repentina en mis cuerdas significaba que podía mover los brazos. Una vez que fui libre, sólo era cuestión de tiempo antes de que el resto me siguiera. Me arrastre entre los escombros y una vez fuera, me puso de pie...
¡Sólo para ser aplastada!
Un peso pesado me golpeó en la por detrás, enviándome directamente al duro suelo. No pude evitar gritar de dolor, mi barbilla golpeo el hormigón, junto con las rodillas y las manos.
¿Acaso está pesadilla no tenía fin?
Grite por el peso que me tenía retenida contra el suelo, sujetándome. Luche como pude, y no conseguí quitarme el peso de mi espalda, donde un húmedo, preocupante cálido aliento calentaba su nuca.
¿A los dos les gustaba morder las gargantas de sus presas?
No era una buena idea pensar en eso dada mi situación. Podría haberme meado entera encima si todos mis músculos no estuvieran congelados.
Un lobo aulló, al menos asumí que era un lobo, o que algún otro animal gigante se les había unido en el almacén. Considerando que no había esperado un lobo gigantesco en primer lugar, esto no la sorprendería.
La bola de pelo en su espalda respondió con un gruñido.
-Hablas mi idioma, ¿verdad? -murmure.
Para mi sorpresa, Raúl lo hizo. Por otra parte, probablemente porque de nuevo era humano, o eso parecía, ya que podía ver sus pies desnudos.
-Oye, aliento de zorro, te sugiero que la dejes ir. Sal de encima de ella. Ambos sabemos que has perdido esta batalla.
Sí, amigo, has perdido. Esta vez, mantuve las palabras para mí misma. No porque fuera más inteligente, sino porque tenía la boca tan seca y los pulmones tan faltos de aire que dudaba incluso que lograra dar un chillido.
El cuerpo encima de mío tembló y clavo en mí sus dedos en garras.
Oh que dolor. Él había cambiado mientras estaba encima de mí. Lo cambiar de forma era muy extraño.
Una mano agarro mi pelo, y Gorka me arrastro a sus pies.
Ouch.
Le agarre la mano, tratando de aflojar su agarre.
-Cállate. Deja de gritar -la ligera sacudida me trajo lágrimas de escozor a los ojos, ya que tiró de mis mechones maltratados.
Raúl lanzo un aullido propio.
-Déjala ir –dijo tan severo y seco, que me congelo más de lo que estaba.
-Pero todavía no he terminado con ella. Ella todavía me está rogando por su vida.
-Déjala ir y tal vez tú no mueras. Matándola ahora no vas a conseguir nada, excepto asegurar que tu ejecución será dolorosa y prolongada.
-Por el contrario, matar a Katie me proporcionara un gran placer, ya que eso te devastaría. Es tu compañera.
-Lo es –aseguro.
Gorka apretó su agarre, doblando mi cuello hacia atrás e inclinó mi rostro hacia él. Aspiró antes de murmurar contra su piel.
-¿Sabes que tenía un plan? Iba a hacerte mirar mientras me la tiraba –Gorka me lamió, y no pude evitar estremecerme, incapaz de ocultar mi repugnancia.
Observe los dedos de Raúl apretarse en puños a cada lado. Sus ojos se oscurecieron tanto que se volvieron negros, y a pesar de que estaba en su forma de hombre, había algo primitivo en su postura, algo animal en su comportamiento.
-Tienes que saber que eso no va a suceder.
-Lo sé, y es una pena porque voy a tener que pasar a la fase dos. Matarla. Delante de ti -su boca se abrió sobre mi cuello, vacilando con su amenaza para que pudiera mirar y burlarse de Raúl.
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Oportunidad para amar
RomanceKatie busca vivir tranquila tras pasar el peor momento de su vida. Raúl un hombre lobo se cruzara en su vida para intentar darle una segunda oportunidad al amor. El pasado volverá y... ¿Serán capaces de resolverlo juntos?