Capítulo 4

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(Katie)


No perdí el tiempo, en cuanto llegue al aeropuerto me fui a hacia la puerta de embarque. Me habían notificado por teléfono que era posible para hoy. Mi vuelo salía en unas dos horas. Como llegue antes me fui a la sala de espera para aguardar a que anunciaran mi vuelo por megafonía.

Tenía claro que quería poner distancia entre mi padre, Gorka y yo. Contra más alejada de ellos que estuviera mejor. Por eso tenía planeado coger algún autocar nada más aterrizar. Quería poner suficiente distancia como para sentirme a gusto.

Sé que dejo muchas cosas atrás y que no voy a recuperar. Dejo a mi padre, que es la única familia que tengo. Dejo a mi novio o exnovio, a quien he dado mi amor, aunque luego me haya destrozado mi corazón echando todo mi amor por el suelo. Dejo mis recuerdos, para crear nuevos y mejores, o eso esperaba.

El único recuerdo que me llevaba era la cadena que siempre llevo en el cuello que me era de mi madre, me la regalo cuando se enfermó y supimos que no había cura. También una fotografía de ella y yo juntas. La extraño muchísimo. Si ella no hubiera muerto estoy segura de que las cosas habrían sido diferentes.

Si, en eso tenía que pensar en crear nuevos recuerdos, en tener una nueva vida. Una en la que no me dejaría pisar, en la que antes de que me pisen, pisaría yo. Pero sin acabar de convertirme en la mala de la película.

Estaba decidida a no dejarme engañar nunca más, en no dejarme utilizar como un trapo por nadie y en ser más fuerte cada día. Y sobre todo no caer en otra relación toxica.

Según lo iba pensando la actitud que Gorka había tenido conmigo. Lo que a mí me parecía dulce y protector, no era más que intentar aprovecharse de mi haciéndome sentir mal.

También sabía que me llevaba conmigo los bofetones emocionales que me habían dado mi padre y Gorka. Que no eran flojos precisamente, pensé poniéndome triste e intentando aguantar las lágrimas. Si tuviera dinero iría al psicólogo.

Sabía que en cuanto llegara a mi destino tendría que buscar alojamiento y un empleo o de poco me serviría haber huido si no podía mantenerme por mi propia cuenta.

Empezaría mi vida sola, en un lugar que pudiera vivir de manera honrada e intentando ser feliz. Me decía a mí misma para animarme.

Estando en la sala de espera no podía parar de mirar a mi alrededor preocupada de que apareciera Gorka o mi padre. Me sudaban las palmas de las manos, tanto que las tuve que secar con un pañuelo.

Tampoco es que supieran donde podía estar. Mi padre no tenía ni idea de lo de los billetes y a Gorka no le había dicho el destino que había elegido y además seguramente estaría en el hospital o acabaría de salir.

En cuanto hicieron el llamado para mi vuelo me levante enseguida y me puse a la cola, que parecía avanzar cada vez más despacio. Pero al final llegue a la ventanilla y me dirigieron hacia el avión.

Después de facturar la mochila nos guiaron, a los demás pasajeros y a mí, al avión. Yo tenía asiento de ventanilla y sin nadie a mi lado ya que el otro billete era mío también.

No acabe de estar tranquila hasta que no nos dijeron que nos atáramos los cinturones para despegar y haber mirado a mí alrededor, en busca de Gorka o mi padre, y ver que no estaban.

Aparte de por huir estaba nerviosa, ya que era mi primera vez en avión y digamos que la idea de estar tan separada del suelo, en un transporte que pesa toneladas, no es que me tranquilice mucho. ¿No había algo más ligero para construir aviones? ¿Plumas?

Pero interiormente ya me estaba tranquilizando. Ya estaba poniendo distancia de mi hogar. Aunque ¿Se puede llamar hogar a eso? Si era mi hogar mientras estaba mi madre ¿pero después?

Tenía que alquilar algún apartamento y hacerlo mi hogar.

Creo que me merezco ser feliz ¿no? No se... suspire.

Oportunidad para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora