Capítulo 17

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(Katie)


Después de hablar con la policía fui un momento al baño para refrescarme la cara y porque era la única habitación que estaba bien del piso y la única que tenía pestillo.

Me encerré en el baño y llore aún más fuerte que antes, me senté en la tapa del retrete. Necesitaba unos segundos a solas para llorar.

Cuando fui a coger papel para secarme la cara note que había algo más. Había un posit enganchado en el papel. Los posit es algo que Gorka usaba para ponerme notitas por su casa con cosas que él tenía que hacer pero me pedía ayuda a mí para hacerlas.

Con mucho miedo gire el posit para ver que ponía.

"Nos vemos en el callejón del final de la calle por la noche. Tu amor G."

Siempre firmaba de la misma manera los posit, para endulzarlos.

Eso significaba que seguía estando en esta ciudad. Lo que me horrorizo.

Me cuadre de hombros pensando por un segundo que yo podía con él. Si eso iba a hacer. Iría al callejón y le plantaría cara.

Escondí el posit en el bolsillo de atrás de mi pantalón, me lave la cara y salí.

Fue entonces cuando los policías me dijeron que podía recoger todo lo que yo creía importante para mí, cuando acabaran de registrar la casa.

Maddi me guio a su piso, diciendo que esperaríamos allí a que acabaran, para hacer maletas con mis cosas, o lo que quedaban de ellas. Mientras Damián no paraba de mirarme como si supiera que estoy ocultando el posit.

Raúl apareció al rato con cara de frustración. Se sentó a mi lado en el sofá y poso su brazo en mis hombros. E inmediatamente note confort como si mis problemas ya no los tuviera que aguantar sola.

-¿Qué te han dicho? –me pregunto Raúl.

-Que harían lo que podían, yo les he dicho todo lo que sabía. No tienen ninguna pista de quien ha sido aunque han cogido a mi ex como primer sospechoso. De momento mi casa va a estar custodiada, por lo que no se me va a permitir entrar así que tengo que buscar un lugar donde dormir hasta entonces.

-En nuestra casa –dijo claramente Raúl, casi parecía que fuera una orden.

-No quiero molestar más. Además tampoco se el tiempo que tardaran, ni cuánto tiempo tardare en poder arreglar la casa como para poder vivir.

-El tiempo que sea. Da igual. Eres más que bienvenida a la casa y no pienso dejarte a tu suerte.

-¿Qué tal si por el momento aceptas vivir con nosotros? Al menos por navidad, por favor –intervino Maddi cogiéndome de la mano.

Estaba a punto de negarme cuando Raúl con la mano, que tenía apoyada en mi hombro, dio un pequeño apretón de consolación que solo pude asentir con la cabeza.

-Bien, pues decidido. En cuanto nos dejen entrar a coger tus cosas nos volvemos.

-Emm... pero... ¿Ya? No podemos...

Necesitaba estar aquí para ir por la noche al callejón a encontrarme con Gorka.

-¿Qué pasa? –pregunto Raúl.

-Es que me gustaría estar aquí por lo menos la primera noche... por si la policía me necesita para algo –mentí- pero me pudo quedar por esta noche en un motel y mañana ya venir a buscarme.

Pareció que no se la creyeron cuando Maddi y Raúl se miraron por unos segundos, fijamente, sin decirse nada.

-No creemos que sea la mejor idea –comento Maddi- además no te vamos a dejar sola.

-Maddi tiene razón. No te vamos a dejar sola, así que si tú te quedas nosotros también.

-Pero... -iba a replicar cuando Maddi me interrumpió.

-Mi piso no es que sea muy grande pero podemos apañárnoslas, los chicos al sofá, ya que es sofá cama, y las chicas en la cama.

-Pues arreglado.

En un momento tuvieron planes para pasar aquí la noche, sin dejarme opinar en nada y tampoco me dejaron replicar nada.

Cuando Damián volvió trajo unas pizzas para cenar algo y el ambiente volvió a ser tenso. Sobre todo porque Damián no paraba de mirarme fijamente y me ponía nerviosa.

-¿Qué ocultas? –pregunto susurrando Damián a mi espalda cuando fui a llevar los vasos al fregadero.

-Na... Na... Nada –respondí tartamudeando.

-No te creo. Y no pienso permitir que por tu culpa mi hermano salga herido. Dime que sabes –tenía una actitud tan amenazadora que podía ser capaz de mearme encima del miedo.

-Ya he dicho todo lo que la policía me ha dicho. No sé más. ¿A qué te refieres?

-Tú lo sabes bien –dijo cogiéndome de los hombros.

-No sé de qué hablas. Suélteme, me haces daño.

-¿Qué pasa aquí? –bramo Raúl entrando en la cocina.

Parecía enfado. Saco las manos de Damián de mí y lo empujo fuera de la cocina mientras le mataba con la mirada.

Maddi entro inmediatamente y al verme me abrazo.

-No llores.

No me había dado cuenta de que me habían saltado las lágrimas hasta que ella me lo dijo. Me las seque con la manga de la camiseta.

-Necesito, aire. Voy a salir un momento.

-Espera voy contigo.

-No. Quiero ir sola.

Salí de la casa y baje hasta el portal. Me senté en el escalón.

No sé porque las palabras y los gestos de Damián me habían afectado tanto. Se suponía que yo me iba a hacer fuerte contra los hombres. Que no me dejaría pisar... y aquí estoy huyendo de nuevo.

Además, lo último que quería era hacer daño a nadie. No quería hacer daño a Raúl.

Eran ellos los que insistían en tenerme cerca, en ayudarme. Cosa que agradecía y atesoraba. Pero sabía que Damián tenía razón. Si Gorka estaba por aquí podría tomar venganza contra ellos para hacerme daño a mí.

Mire el reloj de muñeca y decidí que lo mejor era ir al callejón para encontrarme con Gorka. Si subía ahora no podría encontrar otra excusa para volver a salir.

Me levante del bordillo y me encamine al callejón. Fui con paso rápido, pero sin correr. No quería parecer sospechosa.

Oportunidad para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora