Capítulo 15

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Me iba a dirigir a la puerta para irme pero Alejandro me llamó y me quedé parada me iba a ir sin despedirme no quería que Gonzalo se diera cuenta ¿Ahora que excusa le voy a dar a Alejandro?

— ¡Malú! —exclamó — ¿Dónde vas?

En ese mismo instante me apoyé en la pared estaba un poco agobiada necesitaba irme ahora mismo de allí rápidamente. Estoy confundida agobiada, no sé que me está pasando hoy pero ¿Cómo se lo explico a Alejandro?.

— Me iba a ir — susurré — estoy agobiada estoy agotada Alejandro.

Dije acercándome a él y abrazándome sin pensármelo más necesito que me a conseje, necesitaba su opinión, pero sé que son amigos y sé lo va a contar lo conozco demasiado bien.

— ¿Porqué? — Le pregunté de nuevo.

— Por favor Alejandro solo me quiero ir a mi casa estoy cansada... — le respondí.

— Malú te conozco como mi palma de mi mano y sé que te pasa algo y no me quieres decir. — Dije acercándome a ella poco a poco —

— Si es verdad que me conoces, pero me quiero ir a casa —le digo algo seria.

Vi como Gonzalo se asomaba a ver que estaba pasando, lo miré de reojo y después volví la mirada a Alejandro. Susurrándole un "Lo siento".

Es lo último que le digo cuando cojo mis cosas y salgo por esa puerta con Alejandro detrás mía.

— Malú por favor dime que te esta pasando, necesito que me digas que te pasa, y por que te vas así si no has estado ni dos horas aquí.

No le contesté y me monté en el coche, cuando iba a cerrar la puerta, el la de tuvo.

— ¿Quieres que me monte en el coche y me cuentas?

dice agachado y mirándome fijamente algo serio.

— No Alejandro por favor sólo me quiero ir a mi casa y descansar mañana tengo que prepararme par viajar a México.

Es la última palabra que digo cuando él se levanta y me da un beso en la frente, no me dirige la palabra más y me da un beso en la frente.

Sé que se a enfadado por no a verle contado lo que me pasaba pero ahora mismo no quiero contar nada lo que me ha pasado al ver de nuevo a Gonzalo.

Llegue a mi casa sobre las dos de la mañana antes de irme a casa me fui a dar una vuelta y despejarme un poco. Cuando entre a casa me senté en el sofá y miré los mensajes que tenía y algunos era de Gonzalo, pero decido no contestarle y mantenerme al margen.

Al día siguiente me levanto con el sonido del timbre de mi casa. Antes de mirar a ver quién era miré la hora que era y era sobre las once de la mañana, buena hora para hacer las cosas. Me levanto y miro por el telefonillo a ver quién era.
– ¿Qué hace él aquí? Dije pensando para mí.
No me lo pensé dos veces y le abrí la puerta de a fuera para que pudiera entrar.

— ¿Qué haces aquí?
Dije con los brazo cruzados.

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