Capítulo 10

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Elijah esperaba paciente a que el avión alzara vuelo para poder volver a su hogar.

Se había sentado al lado de la ventanilla para poder ver las nubes desde arriba. No importaba cuantos años pasaran, siempre se emocionaría como un niño al ver las nubes y casi poder tocarlas.

Elijah pensaba cuando era pequeño que de seguro tocar una nube era como tocar algodón de azúcar; suave, esponjoso y quizás hasta dulce ¿Por qué no?

Claro, eso lo pensaba cuando tenía cinco años. Ahora que tenía veintiún años sabía que las nubes eran masas de agua microscópicas suspendidas en la atmósfera, que se veían gracias a que la luz las atravesaba y no podían tocarse, era como intentar tocar el vapor. La nada misma.

Por razones que no valía la pena detallar, Elijah había terminado en Paris. Si bien su destino era New York, él había viajado a California. Y cuando su hermana le dijo que volviera a Londres su vuelo ya había despegado, por lo que tuvo que esperar el siguiente que hacia escala en New York, y Paris. Pero cuando llego a Paris el avión tuvo fallas técnicas por lo que tuvo que quedarse unos días en Paris.

Cualquier persona habría enfurecido por los imprevistos en sus planes. Pero Elijah no se lo tomo de esa forma, él siempre veía el lado positivo a todo. Lo que algunas personas veían como una tragedia o un pérdida de tiempo; él lo veía como una oportunidad. El hecho de que su avión se rompiera le daba el tiempo para conocer la bella ciudad de Paris. Un viaje de imprevisto era algo muy saludable según Elijah. Darse tiempo para uno mismo era importante.

Si eso mismo le hubiese ocurrido a su hermana menor; Brooke, ella habría enfurecido. Probablemente les habría gritado a los empleados del aeropuerto que no podían ser tan inoperantes y que era una falta de respeto hacia sus clientes. Además de que habría pasado todo el día encerrada en su habitación de hotel refunfuñando por perder el tiempo en lugar de salir a conocer la ciudad.

Elijah nunca entendería porque su hermana veía al tiempo como un enemigo. Su frase célebre era "ya no hay tiempo". Para ella tenía que ser todo en el momento exacto, ni un minuto más. Quizás en su vida pasada; Brooke había tenido una fuerte discusión con el titán del tiempo Cronos y por eso era tan insistente con ello. Elijah nunca le había prestado mucha atención al reloj, para él siempre era tiempo de hacer lo que uno quisiese. Se consideraba un tipo relajado.

Cuando Brooke tenía once años había dicho que le hubiese gustado mucho hacer ballet. En ese momento Elijah tenía quince y pensó que sería una buena idea que ambos se inscribieran en clases de ballet, pero Brooke dijo que no, que tendría que haber empezado a los cinco años para ser realmente buena, que el tiempo se había acabado. Aun así, Elijah comenzó clases de ballet, aunque solo fueron dos meses. No era que él quisiera hacer ballet, pero pensó que tal vez si su hermana lo veía intentar ella también se arriesgaría olvidando la idea de que su tiempo había acabado. Como su plan no funciono, decidió abandonar.

Elijah había comprendido que su hermana y él, eran como el agua y el aceite. Elijah era cariñoso y demostrativo; Brooke era fría como el hielo y ocultaba sus sentimientos bajo siete llaves. Elijah disfrutaba de los pequeños momentos de la vida, Brooke los vivía a tal rapidez que ni notaba que pasaban volando sobre ella. Él solucionaba las cosas de la manera más tranquila posible y siempre con una sonrisa en su rostro, era algo que le definía. Ella no tenía paciencia para absolutamente nada, y cuando se enojaba gritaba hasta que sus cuerdas vocales quedaran desgastadas, y las veces en las que sonreía podías contarla con los dedos de tu mano.

A pesar del carácter especial que manejaba Brooke, él la amaba con todo su corazón. Era su hermanita menor después de todo, y quería lo mejor para ella. Esperaba que ella encontrase el amor y que pudiese cumplir todos sus sueños, que fuese la chica más feliz del mundo. Ni siquiera temía porque el chico que fuese a elegir Brooke fuese un idiota. Él sabía que su hermana era inteligente y jamás elegiría un chico que la lastimase. No se consideraba un hermano celoso.

Claro que Elijah también tenía una pequeña preferencia por alguien. Le encantaría que su hermana saliese con Riven. Siempre había pensado que ellos dos eran tal para cual, porque uno complementaba al otro. Elijah los shippeaba y conocía a Riven a la perfección; sabía que jamás haría sufrir a su hermanita y le encantaría que fuese parte de la familia. Pero eso dependía de ellos y por más de que a Elijah le gustara que fuesen pareja, él no podía meterse a opinar.

Con respecto a su vida; Elijah jamás había tenido novia ni se había enamorado, tampoco tenía apuro por ello. La chica indicada llegaría cuando tuviese que llegar. Además, cuando eres alguien diferente al resto, es muy difícil encajar en la sociedad y entablar amistades. La verdad era que Elijah jamás había tenido un amigo. Hasta que conoció a Riven, y su hermana era su mejor amiga, pero con el tiempo se habían separado un poco. Ahora ella se concentraba en la misión, como si su vida dependiese de ello. Quizás su vida dependía de ello y su destino ya estaba sellado con tinta indeleble. Pero Elijah quería vivir también, por una vez, le gustaría ser un chico normal. O al menos sentirse como uno.

El avión alzo vuelo y Elijah sintió un pequeño cosquilleo en el estómago. Le esperaba un no tan largo viaje por lo que decidió escuchar música desde su celular. Amaba la música.

También se sentía ansioso por ver a Brooke. Extrañaba a su hermanita y había aprovechado la situación de Paris para comprarle una boina que de seguro combinaría muy bien con sus ojos. Él siempre decía que su hermana tenía los ojos más bonitos de todo el mundo. Eran azules como el océano; porque ella era el océano.

Cuando llegó a Londres, pidió un taxi para ir hasta su casa. Vivian bastante alejados de la civilización por temas de seguridad, en una mansión bastante grande para solo un par de chicos.

Buscó la llave en su bolsillo pero no la encontró, de seguro ni siquiera la había llevado al viaje. Toco la puerta y espero a que su hermana o alguno de los demás integrantes de la casa abrieran.

La puerta se abrió, detrás de ella estaba una chica con el cabello rojizo hasta la cintura y la piel un tanto pálida, con los ojos azules abiertos de par en par. Era hermosa y Elijah la reconoció. Esbozo una sonrisa antes de hablar.

-Tú eres la chica del vomito- Dijo recordando que la había visto en su vuelo a Paris. Habían intercambiado un par de miradas hasta que ella se había mareado y había vomitado absolutamente todo.

Pero la chica no respondió, en lugar de ello se puso igual de colorada que su cabello y cerró la puerta en la cara de Elijah. 


HOLAAA!!! tengo 3 anuncios para dar!!!

1_ Perdon por no subir La Tormenta Azul. Voy a tratar de actualizar el viernes (culpen a la facultad :v)

2_él de la foto es Elijah y su nombre se pronuncia "Elaya" 

3_ Les recomiendo señoritas que agarren fuertemente su tanga, porque si les gustan los chicos tiernos, sencibles, detallistas, cariñosos, romanticos y todo eso. Elijah las va a poner... ufff (de las tres novelas que tengo, Elijah es mi personaje preferido) (si eres chico, tambien sujeta tu boxer, quizas pueda salir volando XD) 

Los amoooooo!!!! (a poco Elijah no esta bien buenoteee. Carita perver) 

El Último SímboloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora