Capítulo 25

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-No puedo creer que se haya escapado- Bufó Brooke.

-Yo no puedo creer como nos tragamos el cuento de que se quedaría en su habitación- Dijo Amber mientras conducía. El camino a la ciudad era algo largo. Amber y Brooke iban en un auto, y un poco más atrás se lograban ver las luces del auto donde venían Elijah y Riven.

-Ella va a escucharme cuando la encuentre- Amenazó Brooke.

-Quizás si no fueras tan dura con ella, te escucharía-

-Por favor Amber. Dafne solo escucha a quien ella quiere, eso se resume a ella misma y a mi hermano-

-¿Crees que este bien?-

-Solo espero que no tome nada, si la drogan o la emborrachan... puede haber un terremoto real-


-Aurora- Dijo Blake- Tienes que respirar. Debes intentar calmarte-

La pequeña rubia se había sentado en posición fetal mientras agarraba su cabeza y las lágrimas saltaban de sus mejillas. Parecía como si intentara evitar que alguien se metiera en su cabeza, o hacer que una voz se callara.

-Aurora, no te pasara nada; yo estoy aquí contigo y siempre estaré contigo- Dijo Blake agarrando las manos de la niña suavemente, pero sin tener éxito al tranquilizarla.

Ella sentía un colapso. Su poder intentaba decirle sobre algo o tal vez advertirle. Sentía que le desgarraban la piel de las manos y miles de voces gritándole al mismo tiempo, pero no tenía la voluntad suficiente para intentar descifrar que decía cada una. Su garganta estaba seca y se cerraba con cada respiración, con todas las palabras que quería decir ahogándose en ella y muriendo.

El ataque de pánico crecía cada vez más. Los ojos de Aurora dejaron de ser verdes y se llenaron de luz blanca. Su cabello comenzó a ser más brillante y de la palma de su mano había pequeños destellos. La energía comenzaba a sobrecargarse en el cuerpo de Aurora y tenía que salir de alguna forma, pero corría el riesgo de herir a Blake si lo hacia allí mismo; y eso era algo que jamás se perdonaría.

Los dos focos de luz de la habitación de Blake estallaron asustando al pobre chico. Aurora comenzaba a sobrecargar cualquier cosa que brillara, y al no haber sol, la luz buscaba otras maneras donde asentarse.

-¡No!- Grito Aurora cuando ellos quedaron en oscuridad a falta de lámparas- No debemos estar en la oscuridad-

Aurora comenzó a brillar con más intensidad aun, su cabello y ojos daban un fulgor, y sus manos destellaban en la fría oscuridad.

Blake estaba consumido por el miedo, no sabía si Aurora estaba siendo poseía o lo hacía para protegerlos a los dos. Una ráfaga de viento azoto contra el vidrio quebrándolo en mil pedazos, escucho una risa a lo lejos. Una de esas risas malévolas que suele haber en las películas de terror, antes de que el asesino aparezca con un hacha en la mano y termine degollando a todos.

Vio por la ventana, que unos espíritus negros comenzaban a acercarse para colarse en la habitación. Blake quedo petrificado por el miedo, los espíritus comenzaron a sonreír con malicia, o quizás fuera la mente de Blake consumida por el terror que comenzaba a imaginar cosas que no eran. Las risas volvieron a resonar en sus oídos y el pequeño sintió que le dolían los oídos al escucharlas. Una de ellas se acercó a él y trató de tocarlo, quizás poseerlo. Blake quería frenarla, quería tomar la muñeca de Aurora y salir corriendo de esa habitación. ¿Dónde se habían metido los demás? ¿Es que acaso no habían escuchado la ventana estallar en mil pedazos?

-Blake- Dijo la sombra. Llamándolo a unirse a ella o lo que fuere. El joven pensó que no tenía escapatoria.

Fue entonces cuando un halo de luz golpeo la negra figura. Esta se derritió dejando una mancha negra en el piso.

El Último SímboloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora