Capítulo 27

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Dafne ni se molestó en ir a ver lo que ocurría con Blake y Aurora. Sabía que lo más probable seria que Brooke la sacara a gritos de allí y le dijera que se encerrara en su habitación y pensara en todo lo que hizo. Por supuesto que se arrepentía de lo que había pasado, pero no por Brooke; sino por ella misma.

Apenas había llegado le habían ofrecido pastillas, cigarrillos y alcohol. Al principio se había negado, pero entonces le dijeron que era una aburrida y aguafiestas. Si había algo que Dafne no podía soportar, era la crítica negativa. Necesitaba ser aceptada por los demás para aceptarse a sí misma, entonces cedió. Una pequeña cantidad no podría hacerle nada.

Esa pequeña cantidad comenzó a transformarse en vasos llenos de alcohol y cigarros enteros. Pero no era tan malo como ella pensaba. De hecho, lo estaba disfrutando más de lo que esperaba. Las sustancias combinadas le causaban una extraña sensación de pérdida del tiempo y responsabilidad. Un escape fácil de la realidad. Su mente flotaba en una nube relajándose y liberando un peso enorme, bailaba y cantaba canciones como si fuese su última noche de vida.

Todo hubiese estado bien si ella no hubiese aceptado hablar con aquel chico del cual ni siquiera sabía su nombre, él se acercó a ella y le apretó el trasero con una mano; a Dafne le tomó por sorpresa pero no le disgusto del todo. Le gustaba el hecho de que todos allí apreciaran su belleza. Ella se giró y se encontró con el chico sonriéndole, era atractivo. Suficiente para ella. Lo tomó de la camisa y comenzó a besarlo haciendo que su labial quedara en el rostro del chico.

Cuando Dafne se dio cuenta, estaban en una habitación ellos dos solos. Él estaba sobre ella repartiendo besos por su cuello, no quería hacerlo; pero tenía miedo de decirlo ¿Y si el joven la dejaba en ridículo frente a los demás? para Dafne, no había vuelta atrás. Sin más remedio, acepto lo que estaba por pasar.

Le dolía muchísimo recordar eso, se sentía sucia a pesar de que apenas llegar a su habitación se metió a la ducha caliente por un buen rato. Se había recostado en su cama acurrucándose entre sus mantas y no pudo evitar llorar. La culpa la carcomía con velocidad, si tan solo ella hubiese dicho que no... pero no tuvo las agallas para hacerlo, no quería que la trataran de cobarde o algo así.

Sabía que si continuaba llorando amanecería con los ojos hinchados al día siguiente, como un alienígena, y ni el hielo de Elijah podría bajar esos parpados inflados como globos. Se levantó y fue al baño para mojarse la cara y aplicarse una crema hidratante.

Vio su reflejo en el espejo y tenía los ojos rojos como siempre que lloraba. Aunque también podrían ser los efectos de las drogas que había consumido. Todavía estaba un poco mareada y sentía nauseas, esperaba no vomitar.

Abrió la canilla del lavabo y con las manos como un cuenco, junto algo de agua y mojo su rostro, hizo eso tres veces. Cuando volvió a ver su reflejo, se quedó con los pelos de punta.

Sus ojos se verdes tenían un color negro como la oscuridad. Vio que sus manos también tenían ese color, como si hubiese metido las manos en petróleo en lugar de agua. Quiso gritar, pero su garganta se cerró. Además de que nadie la escucharía, porque todos habían ido al bosque a buscar a los niños.

Sintió una voz en su cabeza que llamaba a su nombre, una voz femenina. Pensó que podía ser el mismo efecto de las drogas alucinógenas, ya que esa era su función, crear alucinaciones. Pero no se sentía como algo que podría crear su mente, sino como si alguien intentara colarse en sus pensamientos y darle ordenes desde allí. Algo más poderoso, o quizás alguien.

-No te resistas, de nada sirve luchar- Dijo una voz femenina- Eres mía ahora-

Su vista se nublo un poco y dos segundos después, todo estaba igual que antes. No había sensaciones extrañas, sus ojos eran verdes y sus manos del color de su piel bronceada. Quizás si había sido después de todo, una alucinación.


Blake vio a Aurora tendida en el piso y corrió hacia ella.

Estaba cubierta de lodo y algunas quemaduras en la piel, tenía un corte en el labio inferior y moretones en los brazos y las piernas.

-Aurora- Dijo Blake tomando su rostro entre sus manos- Por favor despierta- Las lágrimas salieron de su rostro y rodaron por sus mejillas.

No podía dejarla allí e ir a buscar ayuda. Ni siquiera sabía si los demás estaban o donde se habían metido.

Con mucho cuidado puso un brazo de Aurora alrededor de su cuello y la tomó de la cintura con el otro y comenzó a caminar a la casa. Estaba demasiado aturdido para utilizar sus poderes en ese momento, si lo hacía, seguramente algo saldría mal.

Caminó un buen poco lo más rápido que sus piernas daban. Hasta que escucho unos gritos.

-¡Blake!- Gritó Elijah que llego corriendo junto a él para tomar a Aurora entre sus brazos.

-Está herida- Dijo Blake llorando. Elijah ni preguntó cómo se había lastimado, volvió a correr en dirección a la casa. Detrás de él llegó Amber, Riven y Brooke.

-¿Qué les paso?- Preguntó Amber abrazándolo y verificando si él tenía alguna herida grave.

-Una cosa nos atacó. La oscuridad y unas sombras- Dijo Blake con la mirada algo perdida, intentando no recordar ese momento y mantener la calma.

Entre Riven y Amber lo ayudaron a ir hasta la casa. Brooke se había adelantado para ayudar a su hermano con Aurora y curar sus heridas. No sabían que hacer, no podían llamar a un médico ¿Cómo iban a explicar el estado de los niños? Sin contar que eran dos adolescentes entre 5 jóvenes ¿Cómo explicarían que vivían sin ningún adulto responsable?

No podían hacer nada más que esperar. 



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