Aurora sintió que le daba un ataque por la claustrofobia.
Había escuchado los estruendos que venían de afuera. Pero cuando despertó notó que no entraba luz alguna por su ventana, al hacer que la habitación se iluminara; pudo ver que estaba encerrada en una gran raíz que se cerraba más a cada segundo.
El aire comenzó a faltar en sus pulmones y sentía los músculos tensos, si alguien no la ayudaba a salir de allí pronto, tendría un colapso o un ataque al corazón.
-¡Auxilio!- Pudo gritar con mucha fuerza de voluntad.
Las ramas comenzaban a apretarse más a sí mismas. Aurora se sentía como esa princesa que había hecho de una calabaza un carruaje, pero al dar las doce la magia desapareció y ella casi queda dentro de la calabaza aplastada.
Aurora pensó que estaba a punto de desmayarse, cuando escucho una voz del otro lado gritar su nombre.
-¡Aurora!- Supo que era la voz de Amber- ¿Puedes oírme? ¿Te encuentras bien?-
-¡Sácame de aquí!- Gritó Aurora. El lugar era a cada segundo más estrecho. Toda la habitación se estaba encogiendo.
Por un minuto no escuchó la voz de Amber o algún otro sonido. Temió que la pelirroja no la hubiera escuchado y hubiese seguido su camino. Pero entonces comenzó a ver como la rama se convertía en carbón, hasta que finalmente una mano rompió el árbol quemado.
-¡Aurora! ¿Dónde estás?- Pregunto Amber asomando la cabeza por el agujero que había creado.
-¡Amber, sácame de aquí!- Dijo Aurora entre sollozos.
-¡Apártate, voy a quemar todo esto!-
Aurora se alejó lo más que pudo, Amber comenzó a soltar lava haciendo cenizas el árbol, cuando hubo un hueco lo suficientemente amplio para que la pequeña pudiese salir, ambas saltaron al lado contrario y aterrizaron de espaldas.
Amber hizo un quejido de dolor. Había caído sobre su espalda en una planta con espinas y algunas habían penetrado en su carne.
-¿Estas bien?- Preguntó Aurora con lágrimas en los ojos.
-Si- Afirmó Amber levantándose con cierta dificultad- Tenemos que salir de aquí o moriremos aplastadas ¿Puedes crear un portal?
-No hay espacio suficiente, no vamos a caber las dos- Dijo Aurora apenada.
Una rama se desprendió del techo y fue a dar al costado de Amber, quien pudo esquivarla por solo centímetros.
Las piernas de Aurora flaquearon y fue Amber quien pudo sacarla de ese trance. La tomo de la mano y comenzó a guiarla por los pequeños pasillos que aun quedaban libres de la casa. Cada tanto Amber cubría con su cuerpo a la rubia y quemaba a su alrededor para tener más espacio. Pero en ninguno de los huecos que Amber creaba podían encontrar la salida.
-No entiendo que está pasando- Sollozó Aurora.
-Solamente vi a los chicos corriendo en contra de Dafne, creo que se volvió loca- La mente de Amber estaba procesando miles de ideas para salir de allí. Sostenía fuertemente la mano de Aurora.
Lanzó lava contra unos árboles que comenzaban a nacer y estos se convirtieron en ceniza frente a sus ojos, si no hubiese sido por Aurora que iluminaba todo con las manos y el cabello, Amber solo podría ver por sus llamas de fuego.
-Aurora vamos a hacer lo siguiente- Dijo Amber- Voy a quemar todo lo que pueda, en algún momento tenemos que salir a la superficie-
-¿Y si estamos atrapadas en una roca?- Preguntó Aurora, una posibilidad que Amber ya había pensado.