『 Cαpίтυlo 26』

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“Mi corazón se siente cálido”

Jimin hacía memoria de los lugares en donde tenía armas, papeles o cosas que lo pudiesen evidenciar. Pues Jungkook iba junto con él para su casa, estaba en peligro de muchas cosas, Jungkook podía descubrirlo y era algo que no estaba en sus planes.

—Tu casa está muy escondida de la ciudad, Yeoul
Jungkook habló de la nada, admirando el camino y disfrutando de las lujosas casas del lugar.
—Al final de todo, eres hijo de papis muy ricos, ¿o quiénes te mantienen? Ahora que lo pienso, no sé nada de tu familia.

—Hablamos en la casa, estoy manejando —
Trató de cambiar el tema sin dejar de mirar al frente, con las manos en el volante.

—Está bien —
Hizo una pequeña mueca mientras miraba hacia su lado nuevamente.

Al llegar, básicamente todo era de lujo pero desierto, porque, no había casi nadie en el lugar, ni niños jugando ni personas en la calle. Era una Residencia costosa la mayoría de gente que vivía allí era solitaria o con pareja, pero por lo regular no se daban niños ni nada por el estilo.

—Hemos llegado —
Jimin tocó de su mismas llaves un botón para abrir el garaje de su casa, metiendo el auto y desaparecer de la calle.

Mientras tanto, a Jungkook le asombraba todo, él también estaba acostumbrado a vivir así, sólo que en su mansión le hacían todo. Él no veía las maravillas de su hogar. En cuanto paró el auto, ambos se bajaron para caminar rumbo a la salida para entrar a la casa de Park.

Jungkook estaba con los nervios de punta, estaba en la casa de su pareja y eso le llenaba mucho el alma. Nunca supo cómo fue que se volvió novio de Jimin, todo había sido tan rápido que era increíble.

—Me esperas en la sala —
Jimin murmuró mientras abría la puerta de la casa, dándole la bienvenida a Jungkook para que por fin entrara.

Jungkook asintió con la cabeza, entrando finalmente y ver el enorme sofá de cuero negro en la sala. Frente los sillones estaba una enorme pantalla, y a los lados enormes bocinas que dejaron boquiabierto a Jungkook.

—Iré a dejar mis cosas —
Jimin  observó que todo estuviese en orden para subir por las escaleras rumbo a su habitación.

Guardó todo lo que fuese en respecto a su trabajo; armas, papeles, navajas, trajes, municiones etcétera. Si era sincero con él mismo, no sabía para qué había traído a Jungkook.

Pero de tan sólo pensar que se fuese con aquel chico, le calentaba la sangre. Jungkook pasó la pierna para colocarla sobre la otra, recargándose en el cómodo sofá del lugar, Jimin  llevaba un buen rato arriba, el tranquilo silencio comenzaba a arrullarlo.

Sus párpados se cerraban lentamente, se había desvelado viendo películas con su nana, nunca pasaba tiempo con ella, y había aprovechado muy exageradamente. Provocando que el sueño y cansancio llegara a su cuerpo.

Durmiéndolo finalmente.

Jimin bajó a los pocos minutos, notando a través de la pantalla que Jungkook estaba dormido, sonriendo enternecido para acercarse a él.

El hombre de cabello rojizos, estaba perdido sobre el sofá, con ambas manos sobre su estómago y la cabeza ligeramente torcida, su preciosa y tentadora boca estaba entreabierta, dándole una imagen muy tierna.

—Mírate... —Jimin sonrió mientras se relamía los labios. Mirándolo de pies a cabeza, imaginándose un sinfín de cosas —No, no, no Jimin—Se dijo a sí mismo, negando con la cabeza —Déjalo dormir.

EL SICARIO¹〖JIKOOK〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora