『 Cαpίтυlo 42』

3.3K 368 121
                                    

“A veces la verdad, puede traer tu tragedia”

Su respiración era rápida y constante.

Dentro del vidrio se hacía vapor y le impedía ver con claridad. Fue cuando se dio cuenta que estaba nervioso, sus manos e incluso sudaban constantemente.

Frente al volante manejaba con firmeza y concentración. Su corazón estaba altamente herido, la ida de su pareja le afecta en cada parte de su ser.

Jungkook por fin se había ido, por fin se había alejado de todo, estaba a salvo ahora de absolutamente todo. Y también, esperaba ansiosamente poder llegar con él, poder ir a Francia y cumplir el maravilloso deseo de Jungkook, ser feliz como bien se lo merecen. Colocó segunda velocidad para llegar un poco más rápido.

La casa de Namjoon estaba algo lejos de la civilización, claro que era lujosa y obviamente cara. Siendo un grandioso narcotraficante obtenía todo lo que sus deseos o fantasías quisiesen. Bueno, tal vez no todo...

🌑🌛

Al llegar a la inmensa mansión, el alargado pasillo lleno de arbustos y lámparas reflectoras le daban la agradable bienvenida hasta llegar al gran portón de la entrada, en donde se cruzó con dos hombres de traje negro acompañado de unas gafas del mismo color. Quienes guiaron ambas manos a e msu cadera donde se encontraban sus armas.

Jimin paró el auto a unos pocos metros del portón, apagando las luces para que pudiesen notar que no iba con ninguna intención negativa. Uno de los hombres se acercó al lado del piloto aún con la mano posada sobre su arma. JiMin bajó del vidrio de la ventana, mirando al hombre con sencilla tranquilidad.

—Vengo a ver al Señor Namjoon. Díganle que lo busca...

—Joven, Park Jimin... —Interrumpió el hombre, llevándose la sorpresa del pelirubio —Lo estaban esperando, adelante...

El hombre chasqueó  los dedos para llamar la atención del otro para que pudiese abrir. El inmenso portón de color café cobre le dio la entrada, prendiendo nuevamente del auto para finalmente entrar. De algún manera no tenía miedo, sabía que algo malo pasaría. Sin embargo, estaba ansioso y desesperante.

Al estacionar su auto en un cierto lugar antes de entrar a la dichosa casa del narcotraficante, donde por cierto, recordaba la última vez que vino a que le explicaran la próxima misión de Jungkook.

Lo recordaba perfectamente, en donde Jimin era todo lo contrario a lo que era ahora. Donde Jimin estaba dispuesto y libre a la misión de poder asesinar al chico.

Le causaba un poco de gracia todo el cambio que había tenido desde esa fecha hasta ahora. Cuando retiró las llaves del auto, la puerta de la mansión se escuchó abrirse. Cerró los ojos mientras daba un profundo suspiro, mirando finalmente la silueta del hombre alto y moreno acompañado de un lujoso traje gris entre plateado.

A toda disposición bajó del auto sin soltar la mirada del hombre, acercándose finalmente a él en pasos cortos pero pesados.  Namjoon comenzó a bajar los pequeños cuatro escalones para llegar a Jimin, con las manos dentro de sus bolsillos del pantalón. La mirada profundamente clavada en la del pelirubio.

—Llegas tarde, chico —Murmuró entre dientes el hombre.

Sacando sus manos para colocarse en brazos cruzados, su postura era intimidante ante cualquiera. Cualquiera, menos para Jimin.

—Tuve un asunto qué atender —Explicó Jimin, sus dedos sujetados de su propio cinturón.

La voz estaba rasposa debido a su garganta seca.

EL SICARIO¹〖JIKOOK〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora