“Tactos de perdición”
La ausencia del deseado cuerpo de su pareja no se encontraba a un lado de él.
Jungkook apretó de la sabana para asegurarse que aquella persona no estaba, obligándole a abrir los ojos y buscar con demencia alrededor, sin encontrar nada a cambioo incluso alguna señal de Jimin.
Se propició para levantarse en desespero de la cama. Tenía su bóxer puesto, sólo bastó con colocarse unas sandalias y bata para buscar desesperado a su pareja, « a su Jiminie».
Las voces masculinas se dieron a escuchar por la cabeza de Jungkook, deteniéndose a punto de bajar ala sala, en donde era el origen de una probable conversación.
—Oh... mierda Kai... duele...
La mente de Jungkook sólo pudo pensar de manera negativa y era claro. Un gemido de Jimin se había dado, un ruido que claramente obligó al pelidorado poco calentarle la sangre.
—¡Mierda! ¡Está profundo!
Ahora la voz del otro hombre era la que se escuchaba. Luego de unos segundos unas breves risas de ambos se dio en la inmensa casa, provocando que Jungkook estallara en coraje y bajara bruscamente de las escaleras, sus pasos presenciándose para que los contrarios lograran escucharle.
Las risas de los hombres pararon en cuanto escucharon las pisadas de Jungkook aproximarse, ambos mirando a las escaleras, encontrándose con un Jungkook altamente furioso.
—¿Él es...? —Kai arqueó una ceja —No recuerdo su nombre pero claramente me dijiste que nos calláramos para que no lo despertáramos.
—Idiota —Murmuró Jimin—Hiciste todo lo contrario...—
Rodó los ojos, levantándose del sofá en donde estaba a un lado del castaño, quien le curaba su herida—Buenos días, Mi amor...
—JA JA JA JA —Carcajeó Kai —¡QUE JIMIN DIGA «amor» ES ORO PARA MIS OÍDOS.
Y aquello era verdad. De la boca de Jimin jamás habían salido cursilerías y mucho menos esa clase de apodos para sus amantes, pero por esta ocasión no se trataba de antes, sino se trataba de Jungkook.
Jungkook ya calmado y apenado, bajó el último escalón, caminando en dirección a un furioso Jimin, quien yacía con el rostro molesto y el cuerpo temblando para no soltarle un merecido golpe al chico tras él.
—Perdon, Jimin... —Habló por fin Jungkook —Desperté y me asusté al no verte y luego, escuché ruidos abajo y... bueno, lamento interrumpir.
—No interrumpes nada, Jungkook—Aclaró, tomando entre sus espectaculares manos el rostro del pelirrubio —Él es un viejo amigo, ¿recuerdas que te dije que alguien era especial en esto? —Señaló su heridas y Jimin asintió —Pues bueno, Kai se dedica a esto. Él también es Sicario, sólo que de rango bajo.
—Jódete —Levantó su mano, mostrando el dedo de en medio.
Jungkook apretó de su boca para tragarse la risa que quería salir. Asistiendo con pereza, quiso darse media vuelta para subir pero Jimin lo detuvo de la mano.
—Él ya se iba. Quédate —Musitó Jimin, su vozsonando gruesa. Volteó a mirar a su amigo, haciéndole una mirada de amenaza —¿Verdad que ya te ibas, Kai?
El mencionado rodó los ojos, encogiéndose de hombros para finalmente levantarse del sofá al tiempo en que asentía con la cabeza.
—Claro... como ya estás curado, ya puedes follar a todo gusto. Mira nada más qué buena estrategia.
—¡Kai! —Bramó el pelinegro, provocando la risa de ambos.
—Qué diga, nos vemos Jimin y... ¿Jungkook?
El mencionado sonrió enternecido, asintiendo con la cabeza.
—Nos vemos, buen día.
Kai se dirigió a la puerta satisfactorio, abriendo de ella para finalmente cerrarla, su pequeña mochila viéndose desde una cierta distancia.
Era sorprendente cómo es que en esa mochila cupiera tanto para lograr curar al pelinegro.
🌑🌛
—En serio que ese hombre hace magia... —Admitió Jungkook, parado frente a un Jimin sentado en el sofá.
—Te lo dije —Sonrió —Sólo bastaba con que él viniera y me curara.
La herida estaba intacta y vendada, a los lados ya no se veía hinchazón o alguna clase de carne colorada. Parecía que por fin se estaba curando. El pelirubio tomó de la cintura a Jungkook, acercándolo hacia sí para subirlo a horcajadas sobre él.
Jungkook tragó grueso al sentir sobre su culo un gran miembro erecto, que de inmediato fue la perdición para ambos.
—Jimin... es temprano y...
Su voz se ahogó en un gemido cuando Jimin le sujetó de la cadera y comenzó a rozarle sobre él, haciendo que Jungkook se mordiera el labio para no jadear.
—Lo sé —Subió sus manos hasta la nuca del pelidorado, obligándole a acercarse para poderlo besar —Es muy temprano...
Jungkook aún temía de que el pelirubio se lastimara si tenían sexo. No era el momento indicado luego de que por fin curaran a Jimin. Debían esperar pero Jungkook también estaba demasiado prendido como para negarse a algo, aunque se le ocurrió un magnífico plan, que no lastimaría en ningún sentido a Jimim.
—Espera —Se alejó de él, lamiendo de sus labios y mirar los oscuros ojos del contrario, en ellos mostrándose tristeza.
—¿Te sientes incómodo, verdad? —Preguntó el pelinegro, suspirando pesadamente para recargarse completamente en el respaldo del sofá.
—No, no es eso —Se volvió a acercar, tomando de la cabeza a Jimin para enviar sus dedos a los ojos del pelirubio —Cierra los ojos y disfruta de todo... tú no harás absolutamente nada.
—P-pero, ¿Qué piensas hacer? —Frunció el ceño con una sonrisa, tratando de quitar los dedos de Jungkook pero éste levantó la voz.
—¡Haz lo que te digo, por favor!
Jimin paró en seco, levantando ambas manos en señal de derrota con una sonrisa, asintiendo con la cabeza y recargar por completo su cuerpo en el sofá.
Jungkook suspiró antes de actuar, colocándose de rodillas fuente a las piernas del pelirubio, tomando la hebilla de su cinturón y comenzar a quitar de él.
Jimin abrió los ojos, guiando la mirada hacia un Jungkook frente a sus piernas, tratando de detenerlo pero éste le dedicó una mirada de furia.—¿Dije que podías abrir los ojos? —Sentenció el pelirrubio —Vuelves a abrir los ojos y olvídate de que siga con esto.
Jimin tuvo una pequeña corriente de miedo fusionado con ternura, que de inmediato no lo pensó dos veces para volver a cerrar los ojos y dejarse llevar.
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EL SICARIO¹〖JIKOOK〗
ActionLa misión era como cualquier otra; fácil, sencilla, común, nada fuera de lo que día a día hacía. Quién diría que Jungkook, el heredo de la familia Jeon, fuese un caso imposible. Y no precisamente por ser un chico peligroso, sino al contrario, por...