『Fınαl 』

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La sonrisa de Jungkook se iluminó por completo en todo su interior.

Ahí estaba Jungkook, en aquel cielo acompañado de bellas estrellas saltarinas y de aquella luna poderosa que alcanzaba a brillar sus párpados. Estaba altamente agradecido con Jungkook, le amaba y le quería como a nadie en el mundo.

Toda su vida había sido carcomida por la miseria y el rencor del pasado. Había que aceptar que Jungkook siempre fue su hombro de apoyo, en él siempre veía felicidad aún sabiendo lo que le ocurría con su familia.

Le hubiese encantado conocerlo en un momento más anterior para haberle evitado tanto sufrimiento, porque en definitiva Jungkook era la persona menos indicada para sufrir de una manera altamente cruel. Jimin se cobraría, claro que sí. Jimin tenía que cobrarse todo lo que el Señor Jeon le había hecho a Jungkook.

Todo el sufrimiento y humillaciones dadas, las pagaría poco a poco, lentamente y por su puesto, muy dolorosamente...Pero, ¿Era hasta aquí el final preciso? Su mente seguía sintiendo el dolor de los balazos, seguía viendo que todo había acabado.

Su mente estaba dejando de razonar, o tal vez, estaba imaginando todo...En un breve momento, Jimin abrió los ojos y se encontró con el bello oscuro cielo que nuevamente se presenciaba en él.

Tenía miedo, miedo de volver a cerrar los ojos y desaparecer del mundo. Su cuerpo seguía pasmado y sin reacción alguna, e incluso de su rostro seguía sintiendo las lágrimas caer como cascadas sobre su mejilla. Quería ver a Jungkook nuevamente, no quería dejarlo, quería abrazarle y besarle, aferrarse tanto a él para nunca irse de su lado.

-Joder...

El cuerpo de Jimin saltó ligeramente al escuchar la voz varonil de Namjoon, haciendo que por fin reaccionara de aquella burbuja que se encontraba. Vaya la sorpresa que, su cuerpo seguía de pie, intacto y sin ninguna gota de sangre. Al mirar a Namjoon, se encontraba aún con la mano elevada, queriendo dar la señal de fuego.

Poco a poco, fue bajando de su mano para llevarla a su frente, frustrado suspiró con lentitud para finalmente mirar a Jimin y darle el pedazo de papel que minutos anteriores había recibido.

-Ten tu papel, Jimin...

El mencionado elevó una ceja dudoso, encogiéndose de hombros aún sin saber qué pasaba.

-Ve con el chico.

-¿¡Qué!? -Abrió los ojos como platos, elevando una mano a su pecho eufórico, las piernas le volvieron a temblar y su mente no le dejaba pensar a su realidad.

-No puedo acabar con tu vida, Jimin... te conozco desde que eras un niño. Sé lo que has pasado. Mereces ser feliz -Dio dos pasos hacia el pelirubio, tomándole del cuello de la playera para jalarlo hacia sí, su expresión cambiando de repente -Pero escúchame bien... no sé a dónde te vayas, pero no quiero que vuelvas a Busan. No te aparezcas por aquí, porque te juro que no dudaré en matarte -Soltó al pelirubio en un movimiento brusco, girándose en su mismo lugar para ordenar a los hombres armados que nuevamente entraran a la mansión.

Jimin siguió en su mismo lugar mirando la robusta espalda de Namjoon, no podía reaccionar con claridad. Su corazón estaba a punto de salir de su pecho, la emoción y la sensación de querer llorar estaba llegando a un cierto punto máximo.

¿Volvería ver a Jungkook?

¿De verdad lo haría? Su ser no podía creerlo.

-Vete, Jimin-Repitió Namjoon, mirándolo sobre sus hombros con una ligera sonrisa de lado -Huye antes de que me arrepienta.

Jimin no lo pensó dos veces para de igual manera sonreír y correr a todo lo que da hacia su auto. Su corazón brincaba de alegría y su voz ni siquiera se oía. O tal vez él no la oía, en su mente sólo estaba Jungkook y Jungkook. No quería enfocarse en nada más, sí de verdad quería alcanzar el vuelo debía darse prisa como nunca lo había hecho.

Miró la hora en el reloj de su muñeca, sonriendo al ver que alcanzaría la hora de vuelo sise daba prisa. Se sentó sobre el asiento sacando las llaves de su bolsillo y en un tonto intento ponerlas sobre el auto, prendiendo de él para rápidamente comenzar a manejar en dirección a la salida. Los guaruras le abrieron el portón y finalmente salió.

Manejando con rapidez y precaución. Su destino nuevamente era...El aeropuerto.

A medio camino sonrió ridículamente al recordar las palabras de Namjoon. No sabía cómo reaccionar ante lo último que le había dicho. Jimin alucinó que le habían matado, alucinó absolutamente todo. Jamás pasó por su mente que Namjoon le diese la oportunidad de vivir, pero también era obvio.

Namjoon y su difunto padre Yeoulsong, eran grandes amigos cuando Jimin era un pequeño de 14 años. Namjoon podría ser un narcotraficante, podría ser asesino... pero tenía corazón y le tenía un pequeño aprecio al pelirubio. El sonido de los aviones despegar le provocó su piel erizar.

Jimin miró hacia fuera de la ventana notando que ya había llegado al aeropuerto. La inmensa cantidad de dinero ganada por la misión se encontraba en su equipaje, con ella estaba haciendo un sinfín de fantasías en París Francia con Jungkook. Y es que pensar que estuvo a un paso de la muerte no le permitía volver a la realidad.

Tanto tuvo que esperar para que las cosas resultaran como debía ser. Fueron tantos años de paciencia consigo mismo para darse cuenta que la felicidad no es una simple palabra, sino un sentimiento que de verdad existe. Que cuesta mucho, sí. Pero que sí se puede.

❤🌛

Los avisos del casi despegue se escucharon por todo el aeropuerto. Jimin corrió eufórico y básicamente con el corazón en la mano, dando su pasaporte y entregar su equipaje a los chicos de servicio. Todo estaba resultando tan bien, que nuevamente sólo tenía que esperar.

Miró por última vez lo mucho que se podía de Busan. Se despidió de su casa, de sus cosas, de su acompañante auto, de Hoseok... De Lisa... Sus primeros y probablemente sus último amigos a los que consideró parte de él, también se despidió detodo el dolor causado en ese país, de Namjoon, del señor Jeon. Y sobre todo, se despidió de ser un Sicario...

Todo quedaría en su mente y una que otra cosa en su corazón. Para sus amigos no sería un hasta nunca, sino un hasta luego. La presión del avión se fue sintiendo cuando éste despegó. Jimin sonrió maravillado con los ojos cristalinos, su bella sonrisa mostrándose en la ventana del avión, en ella viéndose su reflejo.

Así mismo admitió que se veía feliz y satisfecho.¿Qué más podía pedir? Siempre tuvo éxito en su vida, en la sangre llevaba el nombre del Sicario. Sería reconocido y despedido como un gran y valiente hombre.

Un gran hombre con muy buena suerte que, además de conseguir buena vida, lujos, asesinatos y demás, logró encontrar la felicidad al lado de su apreciada pareja Jeon Jungkook, o como ahora le llamaría...

Jeon Jungkook de Park.


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Bellezas.
Solo nos queda el Epílogo.

Gracias grandemente en estar todo este tiempo conmigo, con esta historia.

Gracias por Leer.







EL SICARIO¹〖JIKOOK〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora