“Santa mierda”
Cuando abrió la puerta de aquella habitación se encontró con la alegría de su ser, Jungkook se encontraba sentado en la orilla de la cama, sus mejillas rojas por alguna clase de cuestión, cuando abrió totalmente la puerta para que Jungkook lo lograse ver, el Pelidorado 'Porque ahora era pelidorado' miró a Jimin con terror, gritándole a todo pulmón con lágrimas bortándose de sus ojos.
—¡¡NO ENTRES, JIMIN!!
El mencionado frunció el ceño, tras él escuchándose unos pequeños pero rápidos pasos, que no le dio tiempo de voltear pues, una mujer o más bien nana, se encontraba con un cuchillo que dio a parar en el hombro de Jimin, donde afortunadamente dio en aquel lugar, ya que iba dirigido a su nuca.
Jimin cerró los ojos por el pulsante dolor, volteándose herido pero rápidamente para tomar de ambas muñecas a la mujer, quien se aferraba a tomar del cuello al pelirubio, o tan siquiera tomar nuevamente el cuchillo para causarle alguna herida.
La mujer trataba de patear el cuerpo de Jimin, para alcanzar a inmovilizarlo, lo cual, no daba resultado alguno hasta que por fin una lámpara de cristal se dio a parar en la cabeza de la mujer, haciéndola caer inconsciente, sangre brotando de su cabeza.
Al levantar la mirada, Jungkook miraba a su nana con lágrimas aún saliendo de sus ojos, sus hombros subiendo y bajando por el terrible coraje, más su pecho que se inflaba con dificultad.
—Esperaba de todo... menos que ella me traicionara —
Murmuró Jungkook, llevando ambas manos al rostro, soltándose a llorar desgarradoramente, sus lloriqueos escuchándose fuertemente.Jimin llevó un mano al cuchillo enterrado en su hombro, retirándolo con dificultad, el dolor adentrándose en él.
—Jimin, espera... te ayudar...
Jungkook no terminó de decir su oración cuando el pelirubio sacó de un sólo acto el cuchillo, un quejido escuchándose sobre sus labios, sangre saliendo de su hombro.
Jungkook iba volver a hablar pero Jimin lo tomó desde la cintura, envolviéndolo en sus brazos como si fuese la última cosa que haría, besando de su cabello para seguido de eso encunar su rostro entre sus manos para poderlo besar, estrellando sus labios con los contrarios para finalmente tomarlo de la mano.
—Escucha, Jungkook —Comenzó a hablar, mirándolo con detenimiento —Necesitamos irnos, pero ya. No podemos arriesgarnos a que tu padre venga y arruine todo. Y tampoco permitiré que te lleve a Canadá, te irás a París conmigo, pero para eso tienes que ser muy fuerte para lo que verás allá fuera.
—E-está bien, pero tu hombro...
—Tranquilo, Esto no es nada a todo lo que me ha pasado —Aseguró, sacando dificultadamente el arma de su pantalón, apuntando a la cabeza de la mujer brotando sangre, Jungkook miraba la escena con los ojos hinchados de tanto llorar, pero suficiente iba a ser lo que vería allá fuera, así que con una mano Jimin abrazó a Jungkook de su cabeza, pegándolo a su pecho para que no mirara.
—Es mejor así.
Jaló del gatillo y la cabeza de la mujer voló en pedazos, sangre esparciéndose por todo el piso de azulejo, que al momento del disparo hizo brincar a Jungkook, quien le apretó toda su cintura con un abrazo.
—Vámonos, trata de no mirar nada —Pidió Jimin.
Una mano sujetaba su arma y con la otra la mano de Jungkook, ambos saliendo finalmente de la habitación.
Al salir, lo primero que Jimin no quería fue lo primero que pasó. Jungkook miró los dos guardias en el suelo, sus rostros con la mirada pérdida y sangre saliendo de su cabeza, esparcida por doquier.
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EL SICARIO¹〖JIKOOK〗
AzioneLa misión era como cualquier otra; fácil, sencilla, común, nada fuera de lo que día a día hacía. Quién diría que Jungkook, el heredo de la familia Jeon, fuese un caso imposible. Y no precisamente por ser un chico peligroso, sino al contrario, por...