EL SICARIO¹〖JIKOOK〗

『 Cαpίтυlo 28』

“En hora buena.
La verdad se revela"

En aquellos instantes el cuerpo de Jungkook tuvo una corriente de escalofríos que bloqueaba por completo su movimiento, no podía correr,no podía gritar, pero, claro que estaba seguro y estaba muy consciente de lo que Jimin posaba con dificultad entre sus manos. Un arma apuntaba en dirección a él.

—Y-Yeoul... ¿A quién... le estás apuntando? —
Jungkook le preguntó con las palabras ahogadas, olvidándose por completo de quién había llamado segundos antes.

Jimin estaba a unos cuantos metros del pelirubio, apuntando con firmeza y decidido a hacer lo aparentaba. Un nudo estaba en lo más profundo de su garganta, además de que sus manos temblaban a la presencia de un arma, algo que jamás en su vida de sicario había pasado.

—Jungkook... —Jimin cerró los ojos, apretando de sus labios hasta formar una línea, abriéndolos nuevamente —L-lamento... todo.

El sicario quitó el seguro de la plateada arma, dirigiendo su dedo al gatillo de ésta para hacer lo planeando.

¡¡BAM!!

El mundo cayó sobre todo el cuerpo de Jimin, soltando el arma de sus débiles manos para soltarse y hundirse en un mar de lágrimas saladas. Cubriendo su rostro con las gotas de lágrimas cayendo por sus mejillas, su pecho se inflaba y desinflaba del llanto que se apoderaba de su ser.

Aún sin poder creer loque había hecho. Jungkook miró el techo agujereado con el corazón palpitando de la adrenalina, bajando su rostro para colocarse la bata del buró y correr a su pareja quien estaba destrozado en el suelo deloseta.

—¡¿Yeoul?! ¡¿Yeoul?! ¡Mírame! —
El chico encunó entre sus manos el rostro de su pareja, cosa que, quedó sin palabras cuando observaba que lágrimas salían de su rostro —Yeoul... ¿Por qué? Tú... estás llorando.

En un brusco movimiento, se zafó de las manos de Jungkook, gritándole con un llanto inalcanzable, a dolorido y con el ego hasta debajo de la tierra.

—¡Lárgate! ¡Vete de aquí, no te quiero volver a verte!

Jungkook mentiría si dijera que no le dolieron aquellas palabras, porque claro que le dolían, penetraron en cada pedazo vendado de su corazón. Aún incrédulo, decidió preguntarle.

—Yeoul... ¿Por qué?... —
Miró el techo de la habitación, observando el feroz agujero del anterior balazo.
—¿Por qué hiciste eso? —Su voz sonaba tibia pero con miedo, regresando la mirada con él.

—¡¿No me oíste?! ¡Vete! ¡Vete antes de que me arrepienta!

—¡Yeoul, joder! ¡No me iré hasta que...!

—¡¡Mi nombre es Jimin!!

La voz de ambos desapareció en ese preciso instante, los sollozos y lloriqueos de Jimin era lo único que se escuchaba en la habitación.

—¿Cómo? —
Recargó las palmas de sus manos sobre el frío suelo, inclinando la cabeza sin creer lo dicho.

—Todo esto... —
Comenzó hablar, aún lágrimas brotando de sus ojos, sollozando y lloriqueando tanto como su cuerpo se lo permitiese,
—Soy un Sicario, el Sicario misterioso que tu padre busca con tanta sed, me llamo Park Jimin, hijo del mejor sicario del mundo. Me mandaron a matarte.

Jungkook siguió sin responder, aún con el corazón a punto de salir del pecho.

—Me mandaron a que te matara pero, no puedo, lo he tratado muchas veces y nunca lo logró. Tu maldita forma de tratarme y de abrirme los ojos para ver las maravillas de la vida fue suficiente para detenerme en cada acto. E incluso, me abriste el corazón, y no puedo acabar con la vida que me ayudó a eso. Además...