Capítulo 9

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Carmen llega a su casa sofocada y completamente empapada. Va directa al baño y abre el grifo del agua  caliente. Aunque es verano, estar mojada tanto rato, además del viento que se ha levantado y toda la agitación que le ha provocado la escena vivida con Marc, le provocan un escalofrío extraño que cree que una relajante ducha de agua caliente le puede calmar. 

—¡Pero qué he hecho! —exclama Carmen —:¡¿Por qué he hecho eso?! ¡Ay dios, mañana no podré mirarle a la cara! ¡No voy a poder! ¡Me borro del taller! ¡Me borro!

Mientras deja que el agua caliente resbale por su cuerpo, empieza a pensar en diferentes excusas que utilizar para justificar su comportamiento. 

"Le diré que las tormentas me dan mucho miedo y que cuando estoy asustada pierdo el control. Aunque eso no creo que justifique que le haya dado un beso. Vale, pues le diré que vi pasar a mi ex novio y se me ocurrió besarle para darle celos. ¡Nah, eso no  cuela! No, le pediré perdón, le diré que lo olvide y que no me lo tenga en cuenta. No, mejor me borro del taller y punto. Y no lo tengo que volver a ver nunca más".

Los pensamientos se siguen sucediendo en su cabeza y, aunque la idea de borrarse del taller le parece la más convincente, no le satisface en absoluto, pues se había apuntado a ese  curso con mucha ilusión y no quería que su impulsividad descontrolada la obligaran a perderse las clases. Finalmente, decide que acudirá a las clases y fingirá que no ha ocurrido nada. Si Marc es un poco prudente no le hará ningún comentario al respecto, así que, con algo de suerte, podrán olvidar la ridícula escena que habían compartido.

Esa noche, el local de Ela está más vacío de lo habitual. Sigue lloviendo, aunque con menor intensidad, pero eso parece haber desanimado a los clientes a salir de casa. Por ello, Ela decide cerrar antes de la hora habitual. Cuando las chicas salen a la calle, la lluvia vuelve a caer con fuerza. 

—¿Quieres venirte a dormir a mi casa? —le pregunta Ela a Carmen.

—No, gracias, prefiero irme a mi casa.

—¿Qué te pasa? Has estado muy rara toda la noche. ¿Estás bien?

—Sí, sí. Sólo un poco cansada —Carmen ha conseguido dejar de pensar en Marc durante un rato, así que no le apetece volver a sacar el tema, contándole a su amiga lo sucedido esa mañana.

—A mí no me engañas, Carmen. Te conozco bien, ¿ha pasado algo?

—No... Bueno, sí, pero no me apetece hablar de ello. Mejor te llamo mañana, ¿vale?

—Como quieras...

Las dos chicas se despiden y Carmen se va directa a la cama. Teme que sus atolondrados pensamientos le impidan conciliar el sueño, pero está tan cansada que cae dormida de inmediato.

Al día siguiente, se levanta muy nerviosa. Hasta el último momento, Carmen duda si ir o no a clase. Pero finalmente decide asistir y afrontar la situación como pueda. 

Cuando llega al aula, están todos sus compañeros en sus respectivos sitios, pero Marc todavía no ha llegado. Por un momento, Carmen piensa que tal vez sea él el ausente, pero antes de que pueda imaginar el motivo de su ausencia, el profesor entra en el aula con gesto sonriente.

Ambos intentan evitar el contacto visual en todo momento, incluso  cuando su compañera, Rebeca, llama al profesor en repetidas ocasiones, con el único propósito de llamar su atención. 

Al terminar la clase, Carmen se apresura a salir del aula antes que nadie e irse rápidamente a la calle. Una vez allí, toma aire profundamente y se marcha a su casa con paso acelerado. Se siente aliviada al comprobar que el "incidente del beso" no ha tenido mayores consecuencias. Quizás, en unos días, todo vuelva a la normalidad y puedan comportarse con la misma naturalidad que habían conseguido la mañana anterior.

Una nueva oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora