—No vas a moverte de ahí, ¿verdad?
—No —dice Carmen, apretando un poco más los brazos sobre su pecho.
—Escucha,Carmen, no voy a irme a la cama y dejar que tú duermas en el sofá. Aunque te cueste creerlo, soy una persona educada. Ni siquiera podría dormir pensando que podría encontrarme un cadáver al despertar por la mañana.
—Pues yo no voy a dejar que duermas tú. ¿O acaso crees que yo podría dormir tranquila sabiendo que te vas a congelar?
—Muy bien, pues tenemos tres opciones —dice Marc poniéndose de pie y cruzando los brazos frente a Carmen —:quedarnos aquí de pie toda la noche, dormir los dos en el sofá o dormir los dos en la cama. Y espero que no elijas la primera opción, porque no sé cómo voy a sujetarme la almohada en esta posición.
Carmen suelta una fuerte risotada ante el comentario de Marc, pero pronto se da cuenta de que, de las opciones que propone, la más lógica y cómoda para ambos es la de compartir cama. Mira el sofá, mira la cama y lo mira a él, quien le responde encogiéndose de hombros.
—Está bien, vamos a la cama —dice Carmen por fin. Y sin más dilación, se dirige hacia allí, se sienta en el lado opuesto al que había elegido Marc, se quita el calzado y los pantalones y se mete rápidamente entre las sábanas.
Marc la sigue y se tumba a su lado, dándose la espalda el uno al otro. Han actuado tan deprisa, que ninguno se ha dado cuenta de que han dejado la luz encendida y la música puesta. Él se gira ligeramente hacia ella y le pregunta:
—¿Quién se levanta a apagar la luz?
—A mí no me importa dormir con la luz encendida —responde Carmen sin cambiar su posición.
—Vale, pues a mí tampoco —dice Marc, poniéndose de nuevo de espaldas.
Los dos permanecen en silencio, con los ojos abiertos, escuchando la melodía que suena en ese momento. Al cabo de unos minutos, Carmen empieza a moverse en la cama, pues le resulta muy complicado relajarse en esa situación. Primero se pone boca a arriba, luego cambia de lado y observa la espalda de Marc junto a ella. Cierra los ojos e intenta dormirse, pero no lo consigue. Ahora es Marc quien se pone boca arriba y Carmen entorna los ojos disimuladamente para observar su atractivo perfil. Nunca ha dudado de que era un hombre muy guapo, pero al tener la oportunidad de mirarlo tan de cerca y después de haber compartido con él risas y confidencias, todavía le parece mucho más atractivo y encantador.
Se esfuerza por fingir que está dormida, pero cuando nota que Marc vuelve a moverse, esta vez para girarse de cara hacia ella, el corazón se le acelera, se pone nerviosa y el leve temblor de sus párpados la delata.
—No te has dormido —le dice Marc.
—No puedo hacerlo si no paras de dar vueltas en la cama —protesta Carmen sin abrir los ojos.
—Quizás, dormir con la luz encendida te importe más de lo que pensabas... Quizás con la luz apagada, conseguirías dormirte más rápidamente...Quizás...
—¡Vale!—protesta Carmen levantándose de la cama —:He pillado la indirecta. Yo apago la luz.
Carmen recorre rápidamente el espacio que hay hasta el interruptor, pero a Marc le da tiempo suficiente para mirar sus piernas desnudas y una nueva oleada de excitación recorre su cuerpo.
—No te olvides de la música —le dice antes de que apague la luz, con la intención de seguir observándola un poco más.
Va andando de puntillas hasta el mueble donde está el aparato de música y al volver hacia el interruptor de la luz, ve cómo Marc la observa desde la cama, con la cabeza apoyada sobre su codo y una pícara sonrisa en su rostro.
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Una nueva oportunidad
RomanceCarmen siente que ha llegado el momento de dar un giro a su vida. Acaba de terminar la universidad, no es feliz con su novio y no sabe en qué dirección está su futuro. Sólo sabe que necesita hacer algo, que tiene que tomar las riendas y vivir el mom...