Marc conduce hasta su casa pensando en la velada vivida con Carmen. Lo ha pasado muy bien en su compañía y con su conversación, y no puede borrar su bonita sonrisa de su mente, ni tampoco sus ojos negros e intensos, ni el embriagador aroma de su piel. No encuentra argumentos suficientes para seguir negando que esa chica le hace sentir cosas que nunca antes había sentido. Y cada vez está más convencido de que hay algo especial entre ellos, algo que se ha manifestado desde su primer encuentro, aunque él se haya empeñado en enturbiar.
Por su parte, Carmen se deja caer en el sofá pensando en Marc, en el intenso color verde de sus ojos, en su sugerente sonrisa, en el tacto de su piel mientras bailaban. Ese Marc parece otro diferente al chico grosero y engreído con el que ha tratado otras veces, el que parece un prepotente que intenta espantarla de su lado, sin entender muy bien el motivo. Y sin duda, el Marc con el que había bailado y había mantenido una interesante conversación le gustaba mucho más, aunque también le daba más miedo, porque los sentimientos que le provocaba eran demasiado fuertes y peligrosos. No estaba dispuesta a enamorarse ni a enfrascarse en otra relación, mucho menos con un hombre que tenía pareja. Y cuando se da cuenta de que está sonriendo mientras en su mente se repiten todas las situaciones que ha vivido con Marc en las últimas horas, mueve la cabeza de un lado a otro intentando espantarlas.
—No te hagas ilusiones, Carmen—se dice a sí misma en voz alta —:Es tu profesor, tiene novia y no vas a enamorarte. Está bien que tengáis una relación amistosa, si Ela y Ángel empiezan a salir, que es lo que parece que va a ocurrir. Pero, nada más. ¿De acuerdo? ¡Nada más!
Antes de irse al bar, Carmen empieza a hacer un portarretratos para Marc. Tiene un montón de material por casa y la inspiración la empuja a focalizar todas sus emociones en algo creativo. Piensa que sería un bonito detalle entre amigos para demostrarle que tiene la intención de mejorar su relación. Lo termina en un par de horas y lo envuelve en papel de regalo para entregárselo al día siguiente después de clase.
Durante la noche, Ela intenta sonsacarle a su amiga información sobre todo lo ocurrido con Marc y Carmen le contesta diciendo que parece que han dejado atrás su diferencias, que ambos están de acuerdo en que han empezado mal su relación pero que están dispuestos a mejorarla.
—¿A mejorarla? ¿Hasta dónde? —pregunta Ela con picardía.
—Hasta ser buenos amigos —responde Carmen con naturalidad —:Parece que Ángel y tú os estáis llevando muy bien, ¿no?
—¡Sí! ¡Es un encanto! Mañana hemos quedado para comer juntos.
—Pero, ¿ya ha pasado algo o qué?
—Cuando nos despedíamos, nos abrazamos y, si no hubiera aparecido un amigo suyo, creo que nos habríamos besado.
—O sea, que lo vuestro está más que encaminado, je, je.
—Eso parece, je, je, je. Y espero que mañana pase... algo más. ¡Me muero por besarle! —exclama Ela emocionada —:Pero, espera, ¿por qué has desviado el tema? ¿Y qué tiene todo esto que ver con Marc y contigo?
—Pues porque los dos estamos de acuerdo en que si Ángel y tú empezáis a salir, nos veremos más a menudo, así que todo irá mejor si nosotros no llevamos bien, porque yo soy tu mejor amiga y Ángel es su mejor amigo, ¿no te parece?
—Claro, claro... —dice Ela con sorna —:Me parece una buena excusa.
Al día siguiente, cuando Marc llega a la academia, se encuentra a Rebeca esperándole en el aula.
—Buenos días, "dancing" profesor. No sabía que también dabas clases particulares de salsa —le dice con sorna.
—¿De qué hablas? ¿Quién te lo ha contado?—pregunta Marc molesto.
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Una nueva oportunidad
Lãng mạnCarmen siente que ha llegado el momento de dar un giro a su vida. Acaba de terminar la universidad, no es feliz con su novio y no sabe en qué dirección está su futuro. Sólo sabe que necesita hacer algo, que tiene que tomar las riendas y vivir el mom...