Unos pasos sigilosos se escuchan acercándose a la terraza de Carmen. Ella sigue con los ojos cerrados, respirando profundamente, ajena al mundo exterior.
Se estremece ligeramente cuando una mano se posa sobre su pierna y asciende lentamente con una suave caricia. Toda su piel se eriza con ese leve contacto y los dedos, sigilosos pero decididos, siguen subiendo hasta alcanzar el tirante de su vestido. Lo baja con cuidado y la tela se queda anclada sobre el montículo de su pezón erecto. Lo desprende con sus dedos y acerca sus labios. Ante el contacto de la lengua en su pecho, Carmen reprime un leve gemido.
Le baja el otro tirante con el mismo cuidado y, de rodillas, ante el torso desnudo de Carmen, va arrastrando el vestido por su cintura, mientras sigue lamiendo sus pezones. Apoya una mano en su vientre y la desliza hasta su sexo, que empieza a acariciar con sus dedos. Una oleada de placer le invade todo su cuerpo. Arquea la espalda, completamente excitada y él aprovecha para pasar el brazo por su cintura, atraerla con fuerza y hacer que caiga sobre su pecho, mientras él se apoya de espaldas en el suelo.
Carmen abre los ojos y encuentra el rostro de Marc pegado al suyo, buscando sus labios con deseo, desprendiendo una ardiente pasión en su mirada. Se sienta a horcajadas sobre él y Marc coloca las manos en su cadera, las sube por su cintura, recreándose en su silueta desnuda. Ella se deja caer sobre su pecho y se lanza sobre su boca con un ardiente beso, desesperado, sediento. Mientras se saborean, Carmen empieza a mover sus caderas, intentando encajar su sexo con el de él, pero no lo encuentra. Sin embargo, no puede parar de moverse y siente que todo su cuerpo se estremece en una explosión de placer que nace en lo más profundo de su alma. No puede parar, no quiere, pero un extraño dolor hace que se detenga de repente y, cuando abre los ojos, se encuentra tumbada en el suelo, empapada en sudor y sola.
Extrañada, mira a ambos lados y se da cuenta de lo que ha ocurrido. Ha sido un sueño. Aunque conserva la placentera sensación del clímax.
Se pone de pie, desconcertada, y va hasta el baño para lavarse la cara. Se mira en el espejo y tiene las mejillas sonrojadas. Su reflejo le devuelve una cálida y cómplice sonrisa.
Sale del cuarto de baño y comprueba la hora. Sólo han pasado treinta minutos y se siente como si hubiera dormido doce horas. No tiene nada de sueño y decide salir a dar un paseo por la orilla del lago.
Hace una noche estupenda y el recuerdo de ese encuentro imaginario y apasionado con Marc la envuelven en una especie de mágico halo. Se dirige hacia la orilla del lago, desde donde observa el reflejo de la luna, casi redonda, sobre el agua. El paisaje es muy hermoso y reconfortante, lo más abrumador es ese cúmulo de sensaciones que alberga en su interior. Una mezcla de nostalgia injustificada, de esperanza irresponsable y de amor decepcionado bullen peligrosamente, amenazando con provocar unas lágrimas que no sabría cómo definir.
Su razón y su corazón no consiguen ponerse de acuerdo. Por un lado, deseaba con todas sus fuerzas que Marc estuviera a su lado, pero a su vez, su mente le decía que esa no era una buena idea, que teniéndole cerca, sólo conseguiría sufrir. Marc había sido muy cobarde; no se había atrevido a decirle que no fue capaz de romper con su novia y había utilizado la excusa del embarazo para ello. Le había mentido y la mentira era algo que Carmen no soportaba. Y, sin embargo, no podía odiarle.
Volvía a preguntarse para qué habría ido Marc a su casa la noche antes de partir, pero quizás era mejor no saberlo. Lo mejor que podía hacer era olvidarle. Además, aquella extraña mujer le había dicho que su amor estaba allí, muy cerca, y esa noche había cenado con Miguel y Sergio. Y Marc no estaba. Estaba segura de que Miguel no era el hombre al que esa mujer se refería y se cuestionaba que tal vez fuera Sergio. Pero, entonces, ¿por qué no podía enamorarse de él? Lo sabía muy bien; porque estaba enamorada de Marc. Pero Marc, no estaba allí.
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Una nueva oportunidad
RomanceCarmen siente que ha llegado el momento de dar un giro a su vida. Acaba de terminar la universidad, no es feliz con su novio y no sabe en qué dirección está su futuro. Sólo sabe que necesita hacer algo, que tiene que tomar las riendas y vivir el mom...